/ domingo 2 de octubre de 2022

Crea popotes biodegradables con carrizo

Brandon creó los popotes como parte de un experimento escolar, ahora busca llevar su creación a otros países

Brandon Tentle Coyopol es originario del municipio de San Andrés Cholula, Puebla, quien desde hace poco más de tres años desarrolló un popote ecológico biodegradable que es hasta cinco veces más resistente a los de plástico; ahora pide apoyo para poder explotar más su producto.

El joven de 21 años de edad narra a esta casa editorial que fue gracias a un experimento escolar durante el bachillerato que descubrió este artículo: “nace a través de la curiosidad de sustituir al popote plástico por un popote biodegradable; empezó como un proyecto de escuela, mis profesores me impulsaron a seguir con eso (…) consistía en realizar un proyecto sustentable y lo primero que hice fue un papalote con la planta Carrizo y pues era un juguete, entonces se le daba vida a la basura con el residuo de los materiales para la elaboración del papalote nos dimos cuenta que con ese residuo que nos quedaba servía para popote y empecé a averiguar más hasta que vi que era viable”.

Una vez observando que sí se podían utilizar como popotes, el joven los llevó a su escuela llamada Doctor Alfredo Toxqui Fernández de Lara del mismo municipio de donde es originario, donde comenzó a regalarlo a todos sus compañeros y maestros, pero sus instructores académicos le recomendaron los empezara a comercializar. “Mis maestros me dijeron que dejara de obsequiar y que los vendiera, se volvió un producto bastante popular en el bachiller, estuve así casi medio año”, relata.

Asimismo, comenta que el carrizo que tomaba para sus productos era basura para los agricultores que se encuentran en San Andrés y él lo rescataba antes de que se infectaran para poderle dar un buen uso.

Brandon creo los popotes como parte de un experimento local, ahora busca llevar su creación a otros países. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

“A los 19 años empecé a profesionalizar más esto, me traía la planta para darle vida otra vez, hacíamos prueba y error, todo era rudimentario, con herramientas que creamos un amigo y yo, utilizábamos un cuchillo, una vara para medir lo del tamaño de un popote que es de 26 centímetros más o menos y lijas, además yo trabajaba como mesero en un restaurante y les colocaba de a escondidas los popotes y observé como el cliente tomaba sus bebidas a través de nuestro producto, ahí fuimos perfeccionando esto, vimos lo que se necesitaba”, explica el poblano.

En 2020 llegan clientes fuertes

Tentle señala que fue a investigar con científicos para que el popote estuviera 100 por ciento desinfectado y no transportara bacterias o virus y el consumidor pudiera estar tranquilo, ya que había empresas que empezaban a solicitar su producto.

“Luego de tocar puertas tuvimos tres clientes fuertes que eran de restaurantes, esos mimos negocios nos fueron recomendado a más personas y esto fue creciendo cada vez más, nos pedían de gran cantidad algunos se los llevaron a otras ciudades del país y sólo trabajábamos a aproximadamente tres personas para venderlos, no nos dábamos abasto porque era mucha la demanda, pero tampoco teníamos suficiente recurso para hacer más grande esto y nos dejó ir muchas ventas”, cuenta.

Incluso detalla que algunas personas querían que los popotes se vendieran en otros países, pero era imposible: “nuestro sistema de producción todavía es muy artesanal, si bien sí hubo una evolución ya que se usa broca y taladro, con este proceso todavía era imposible sacar la cantidad, creo si tuviéramos otro tipo de tecnología todo sería más fácil”.

Diferencia con otros popotes

Las razones principales por las cuales la gente se quería llevar sus popotes a otras ciudades y países era porque, uno, son hasta cinco veces más resistentes a los de plástico, dos, que se descomponen en 12 meses, tres, su fibra lo hace un producto brilloso y cuatro porque sirve como abono para las plantas.

La pandemia detuvo el 75% de ventas

Todo marchaba por buen camino, hasta que en marzo del mismo 2020 se anunció que todos los comercios tenían que cerrar debido a la llegada de la Covid-19, por lo que sus ventas cayeron hasta el 75 por ciento, según explica el joven.

“Totalmente nos afectó, nuestro principal cliente (restaurante) cerró puertas y ya no les alcanzaba para comprar. Además ya estábamos en pláticas con otros clientes que eran fuertes ya que querían ventas mensuales y esto se perdió, ya no quisieron porque la pandemia hizo que todo cayera”.

Otro de los factores que le afectaron a la empresa poblana fue que los locales volvieron a vender productos desechables y de plástico “antes de la pandemia todos estaban agarrando un concepto ecológico y ahora en vez de darle un respiro al planeta se produjo más basura en el periodo de la pandemia, ya no se respetaron las ideologías que eran en beneficio al plantea”, lamentó Brandon.

Pide apoyo para reactivar ventas

Actualmente Brandon se encuentra estudiando Ingeniería en Mecatrónica con el objetivo de encontrarse a gente conocedora y le ayude a sistematizar el proceso de fabricación para sus creaciones, sin embargo, los ánimos han ido a la baja ya que los amigos que lo apoyaban se fueron.

“Me ha deprimido ver que el producto ya no es tan consumible, y de momentos dejo de producir, necesito manos para hacer crecer esto y darle seguimiento, es muy triste, yo espero que alguien se sume para volver a explotarlo, algún inversionista o gente que quiera trabajar conmigo, la empresa iba bien, pero se cayó y ahora toca levantarla de nuevo”, finalizó.

En redes sociales como Facebook e Instagram aparecen como “Popotes Naturales”. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

El emprendimiento del joven no cuenta con un punto de venta establecido, ya que no tiene local y todos se fabrican desde la casa de Brandon, pero se puede hacer pedido a través del siguiente número telefónico: 2217186638.

En redes sociales como Facebook e Instagram aparecen como “Popotes Naturales” anteriormente llevaban el nombre de Popotes Malinalli pero fue cambiado en los últimos meses. El precio por pieza es de 5 pesos y en mayoreo (mil piezas) es de 2 pesos con cincuenta centavos.

Brandon Tentle Coyopol es originario del municipio de San Andrés Cholula, Puebla, quien desde hace poco más de tres años desarrolló un popote ecológico biodegradable que es hasta cinco veces más resistente a los de plástico; ahora pide apoyo para poder explotar más su producto.

El joven de 21 años de edad narra a esta casa editorial que fue gracias a un experimento escolar durante el bachillerato que descubrió este artículo: “nace a través de la curiosidad de sustituir al popote plástico por un popote biodegradable; empezó como un proyecto de escuela, mis profesores me impulsaron a seguir con eso (…) consistía en realizar un proyecto sustentable y lo primero que hice fue un papalote con la planta Carrizo y pues era un juguete, entonces se le daba vida a la basura con el residuo de los materiales para la elaboración del papalote nos dimos cuenta que con ese residuo que nos quedaba servía para popote y empecé a averiguar más hasta que vi que era viable”.

Una vez observando que sí se podían utilizar como popotes, el joven los llevó a su escuela llamada Doctor Alfredo Toxqui Fernández de Lara del mismo municipio de donde es originario, donde comenzó a regalarlo a todos sus compañeros y maestros, pero sus instructores académicos le recomendaron los empezara a comercializar. “Mis maestros me dijeron que dejara de obsequiar y que los vendiera, se volvió un producto bastante popular en el bachiller, estuve así casi medio año”, relata.

Asimismo, comenta que el carrizo que tomaba para sus productos era basura para los agricultores que se encuentran en San Andrés y él lo rescataba antes de que se infectaran para poderle dar un buen uso.

Brandon creo los popotes como parte de un experimento local, ahora busca llevar su creación a otros países. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

“A los 19 años empecé a profesionalizar más esto, me traía la planta para darle vida otra vez, hacíamos prueba y error, todo era rudimentario, con herramientas que creamos un amigo y yo, utilizábamos un cuchillo, una vara para medir lo del tamaño de un popote que es de 26 centímetros más o menos y lijas, además yo trabajaba como mesero en un restaurante y les colocaba de a escondidas los popotes y observé como el cliente tomaba sus bebidas a través de nuestro producto, ahí fuimos perfeccionando esto, vimos lo que se necesitaba”, explica el poblano.

En 2020 llegan clientes fuertes

Tentle señala que fue a investigar con científicos para que el popote estuviera 100 por ciento desinfectado y no transportara bacterias o virus y el consumidor pudiera estar tranquilo, ya que había empresas que empezaban a solicitar su producto.

“Luego de tocar puertas tuvimos tres clientes fuertes que eran de restaurantes, esos mimos negocios nos fueron recomendado a más personas y esto fue creciendo cada vez más, nos pedían de gran cantidad algunos se los llevaron a otras ciudades del país y sólo trabajábamos a aproximadamente tres personas para venderlos, no nos dábamos abasto porque era mucha la demanda, pero tampoco teníamos suficiente recurso para hacer más grande esto y nos dejó ir muchas ventas”, cuenta.

Incluso detalla que algunas personas querían que los popotes se vendieran en otros países, pero era imposible: “nuestro sistema de producción todavía es muy artesanal, si bien sí hubo una evolución ya que se usa broca y taladro, con este proceso todavía era imposible sacar la cantidad, creo si tuviéramos otro tipo de tecnología todo sería más fácil”.

Diferencia con otros popotes

Las razones principales por las cuales la gente se quería llevar sus popotes a otras ciudades y países era porque, uno, son hasta cinco veces más resistentes a los de plástico, dos, que se descomponen en 12 meses, tres, su fibra lo hace un producto brilloso y cuatro porque sirve como abono para las plantas.

La pandemia detuvo el 75% de ventas

Todo marchaba por buen camino, hasta que en marzo del mismo 2020 se anunció que todos los comercios tenían que cerrar debido a la llegada de la Covid-19, por lo que sus ventas cayeron hasta el 75 por ciento, según explica el joven.

“Totalmente nos afectó, nuestro principal cliente (restaurante) cerró puertas y ya no les alcanzaba para comprar. Además ya estábamos en pláticas con otros clientes que eran fuertes ya que querían ventas mensuales y esto se perdió, ya no quisieron porque la pandemia hizo que todo cayera”.

Otro de los factores que le afectaron a la empresa poblana fue que los locales volvieron a vender productos desechables y de plástico “antes de la pandemia todos estaban agarrando un concepto ecológico y ahora en vez de darle un respiro al planeta se produjo más basura en el periodo de la pandemia, ya no se respetaron las ideologías que eran en beneficio al plantea”, lamentó Brandon.

Pide apoyo para reactivar ventas

Actualmente Brandon se encuentra estudiando Ingeniería en Mecatrónica con el objetivo de encontrarse a gente conocedora y le ayude a sistematizar el proceso de fabricación para sus creaciones, sin embargo, los ánimos han ido a la baja ya que los amigos que lo apoyaban se fueron.

“Me ha deprimido ver que el producto ya no es tan consumible, y de momentos dejo de producir, necesito manos para hacer crecer esto y darle seguimiento, es muy triste, yo espero que alguien se sume para volver a explotarlo, algún inversionista o gente que quiera trabajar conmigo, la empresa iba bien, pero se cayó y ahora toca levantarla de nuevo”, finalizó.

En redes sociales como Facebook e Instagram aparecen como “Popotes Naturales”. Foto: Bibiana Díaz | El Sol de Puebla

El emprendimiento del joven no cuenta con un punto de venta establecido, ya que no tiene local y todos se fabrican desde la casa de Brandon, pero se puede hacer pedido a través del siguiente número telefónico: 2217186638.

En redes sociales como Facebook e Instagram aparecen como “Popotes Naturales” anteriormente llevaban el nombre de Popotes Malinalli pero fue cambiado en los últimos meses. El precio por pieza es de 5 pesos y en mayoreo (mil piezas) es de 2 pesos con cincuenta centavos.

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