Hasta el momento, la Secretaría de Desarrollo Rural (SDR) no tiene reportes de afectaciones a los cultivos en el territorio poblano, esto derivado a las sequías y a la onda de calor de hasta 45 grados de temperatura que se han presentado. Sin embargo, está alistando el programa para la Atención de Siniestros en el Campo, en caso de que haya afectaciones mayores.
De acuerdo con especialistas en el tema, las temperaturas en el estado irán de los 35 a 40 grados centígrados y traerán consigo afectaciones en varios rubros, entre ellos el campo. Ante este panorama, el área de comunicación social de la SDR informó que no se tienen reportes de afectaciones debido a que no se ha establecido con normalidad el periodo de lluvias.
No obstante, aseguró que están atentos y monitoreando constantemente la situación en el campo a través de las delegaciones y profesionales que se encuentran en el territorio. “El equipo de técnicos especialistas de la SDR está en estrecha comunicación con los productores, brindando asesoramiento y seguimiento de cerca a las condiciones climáticas y su impacto en los cultivos”, explicaron.
Indicaron a El Sol de Puebla que, mediante este monitoreo continuo, buscan detectar cualquier signo temprano de estrés hídrico en las plantaciones y tomar las medidas necesarias para mitigar posibles daños. Asimismo, están alistando el Programa para la Atención de Siniestros en el Campo, el cual permitirá atender con oportunidad las afectaciones que llegaran a presentarse.
Fue el pasado 15 de junio, cuando especialistas del campo y productores, consideraron que la tercera onda de calor en México, la cual está provocando altas temperaturas en Puebla, afectará en los rendimientos de cultivo, generará quemazones en algunos sembradíos y pérdida de ganado por deshidratación en los animales.
Lo anterior se debe a que el calor evapora más rápido el agua del suelo y porque provoca sequías; por lo que sugirieron a las autoridades difundir alternativas de manejo para actuar ante este fenómeno.
Las altas temperaturas también hacen que las variedades de productos que suelen ser resistentes bajen esas fortalezas, y, por tanto, habrá mayor cantidad de plantas enfermas o las plagas se esparcirán más rápido. Asimismo, las hojas se llegan a ver reducidas o se enrollan para protegerse, y esto provoca alimentos de menor tamaño o menos granos, dependiendo el cultivo.