De terreno invadido en Castillotla a colonia irregular en un año

Lo que inició con sencillas casas de lámina, madera y lonas, ahora es un asentamiento bien trazado en donde las viviendas también han evolucionado

Pilar Pérez

  · lunes 26 de noviembre de 2018

Foto: Isaac Villordo

Un año es suficiente para que un terreno invadido se convierta en una colonia irregular sin que autoridad alguna intervenga, como es el caso del predio de 6 mil 500 metros cuadrados en el fraccionamiento Paseos de Castillotla, donde en calles perfectamente definidas se instalaron 364 lotes y ocho manzanas, el 20 de noviembre del año pasado a la fecha.

Lo que inició con sencillas casas edificadas con lámina, madera y lonas hace un año, ahora es un asentamiento irregular bien trazado en cuyas calles las viviendas también evolucionaron, pues muchas de ellas ya están construidas con block y cemento.

Claro que todavía es posible ver algunas personas que viven en casas de campaña o en algunas estructuras cubiertas con lonas y láminas, muy parecidas a las que se instalaron de forma provisional hace un año.

La plusvalía del predio donde se ubica la Colonia 20 de Noviembre, del cual se desconoce el dueño, aumentó conforme avanzó la construcción del Bulevar Carmelitas al sur de la ciudad, toda vez que el terreno se ubica contiguo a la nueva vialidad.

Para consolidar el asentamiento humano las familias realizaron sus propias instalaciones de luz, pues al no estar regularizado y no pagar una cuota bimestral como el resto de las colonias, tienen que robar la energía, por lo tanto colocaron los denominados diablitos eléctricos en los postes de madera, pues en las casas cuentan con los aparatos electrónicos básicos como televisión, radio y licuadora.

Cuentan algunos de sus habitantes que el terreno tiene sistema de drenaje, sin embargo, no explicaron si está o no conectado, sin embargo, notificaron que deben comprar pipas de agua que vacían en toneles y algunas cisternas que, asimismo, ellos construyeron.

A pesar del crecimiento irregular de las viviendas en este sitio, una porción considerable del terreno a orilla del bulevar, donde la plusvalía de las casas sería más alta, se aprecia apenas con una decena de viviendas, no obstante, luce casi limpio de la invasión y hasta el momento, por una razón desconocida, han respetado el perímetro.

Sin un líder desde hace más de un mes, pues quien los convenció de invadir el terrenos, presuntamente tendría problemas legales, los colonos se han organizado con representantes de manzana y son ellos quienes toman las decisiones de lo que pasa en el asentamiento.

En cuestiones de seguridad los habitantes del terreno se organizan por horarios y grupos para mantenerse atentos de lo que pasa dentro y fuera del predio, pues, de manera inmediata, mediante mensajes de texto o llamadas se notifican entre ellos sobre la presencia de un extraño.

Igual que en cualquier colonia los habitantes se han consolidado ya que han creado misceláneas, tiendas de recaudo y pollerías, todo de manera informal, asimismo, las amas de casa venden, de puerta en puerta, cortinas, accesorios para la casa y hasta productos por catálogo, sin que exista alguna intervención por parte de autoridades para regularizar el espacio u obligar a que los invasores se retiren.

HAN SIDO ESTAFADOS MÁS DE UNA VEZ

Decididos, cuentan, a regularizarse pues ya hacen suyo el predio y todo lo que ahí construyeron desde el año pasado, varias de las familias han caído en más de una estafa.

Gente supuestamente de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), con uniformes, se presentó hace algunos meses para pedir a las familias una cooperación personal de más de 150 pesos para hacer las conexiones de luz. Unos confiaron en la promesa y perdieron su dinero, pues nunca volvieron a ver a dichas personas.

Al menos dos grupos más se presentaron supuestamente con abogados, señalando ser los dueños del terreno, solicitando una cuota similar a cada familia y con la promesa de resolver la situación legal. Igual que en el caso anterior, algunas personas dispusieron del dinero y se quedaron sin él.

Quienes viven ahí, aseguran, que depositan su confianza en los estafadores con la esperanza de regularizarse, pero, sin éxito hasta el momento, no obstante, han advertido que tampoco dejarán el terreno.