Desde los viejos y peligrosos caminos que se usaban en la década de los años 40, hasta la obra más sofisticada y reciente: el Libramiento Elevado de Puebla, en los últimos 75 años las carreteras y autopistas han favorecido el desarrollo de Puebla.
La crisis social y económica que produjo la Revolución Mexicana en las primeras décadas del siglo pasado sumió en el descuido a las vías de comunicación existentes de la época, por lo que, tal y como daba cuenta desde entonces EL SOL DE PUEBLA, accidentes automovilísticos provocados por el mal estado de los caminos y algunos congestionamientos inevitables al paso por el centro de la ciudad, eran frecuentes.
Fue hasta las décadas de los años 30 y 40 cuando la economía nacional prosperó y la visión de los presidentes Lázaro Cárdenas del Río y Manuel Ávila Camacho hizo nacer los primeros planes de desarrollo carretero en todo el país, incluida Puebla.
En 1945, recuerda José Luis Stefanoni, docente de licenciatura y maestría de la Facultad de Ingeniería Civil de la BUAP y jefe del Departamento de Transporte del interior de la Secretaría de Infraestructura, Movilidad y Transportes (SIMT), el respaldo del gobierno de la república alcanza a Puebla.
A partir de ese año y durante algunos más se ejecutaron intervenciones estratégicas para caminos del estado, entre ellos trabajos de mantenimiento a las carreteras México-Puebla, Puebla-Oaxaca y Puebla-Cuautla, además de la modernización de las vías federales a Tehuacán y Atlixco y la carretera Amozoc-Perote.
La renovación del asfalto y ampliación de superficies de rodamiento en estas carreteras, resalta, marcó un avance para la época, que permitió a quienes transitaban por ellas, añade Carlos Adolfo Coria, docente de licenciatura y maestría del Departamento de Construcción de la Facultad de Ingeniería de la BUAP y miembro del Colegio de Ingenieros del Estado de Puebla (Cicepac), tener una mayor seguridad y comodidad en la época.
LA SÚPER CARRETERA PUEBLA-MÉXICO
Años más tarde, el entonces presidente de México, Adolfo López Mateos, reconoció el impulso que se había logrado en otras regiones del país gracias a la construcción de las carreteras a Morelos y Querétaro, de modo que instruyó a finales de la década de los 50 la modernización de la México-Puebla.
Y el 5 de mayo de 1962 los poblanos festejaron algo más que el centenario de la Batalla de Puebla, pues ese día celebraron la transformación de la vieja carretera que conducía a la capital del país en la “Súper Carretera Directa 5 de Mayo”, una obra que por sus 225 millones de pesos de inversión y 112 kilómetros de longitud se convirtió en una referencia a nivel nacional.
La conectividad que aportó la “Súper Carretera Directa 5 de Mayo”, hoy conocida como autopista México-Puebla, fue tan importante para el estado como para el país, puesto que fue motivo fundamental por el que, dos años después, Volkswagen eligió un predio de Cuautlancingo, colindante a la vialidad, para instalar su planta armadora.
El crecimiento de la ciudad de Puebla y de los municipios cercanos, como San Andrés y San Pedro Cholula, continúa José Luis Stefanoni, llevaron en 1974 a construir la Vía Quetzalcóatl, mejor conocida en la actualidad como la Recta a Cholula, y en los años posteriores a ampliar otras vialidades, como la carretera federal a Atlixco o el Bulevar Forjadores.
El tiempo pasó hasta la década de los años 90, cuando el país enfrentó una nueva crisis económica que limitaba la inversión pública, por lo que fue en esos años cuando el gobierno, principalmente federal, tuvo que echar mano de la iniciativa privada y otorgó las primeras concesiones, es decir, la autorización para que empresas construyeran, operaran, mantuvieran y explotaran carreteras.
Fue así, expone Carlos Adolfo Coria, que se construyeron las primeras vialidades en esta modalidad: las autopistas San Antonio Virreyes-Teziutlán, Apizaco-Huauchinango y Puebla-Atlixco.
Casi a la par, añade, aproximadamente en 1995, el entonces gobernador del estado, Manuel Bartlett Díaz, planeó el Periférico Ecológico, la más importante vialidad que rodea a la zona conurbada, que comienza a construir un par de años después pero que se concluye hasta 13 años más adelante, en 2010, al filo de la gestión del exgobernador Mario Marín Torres.
Desde aquel momento y hasta la fecha dos obras han nutrido la infraestructura carretera y contribuido al desarrollo de Puebla: el Bulevar Industria Automotriz, que conecta a la planta armadora de Audi en el municipio de San José Chiapa, y la construcción del Libramiento Elevado de Puebla, mejor conocido como el segundo piso de la autopista.
A decir de los especialistas, si bien la segunda es relevante por la complejidad de la obra, la primera es más significativa, pues su planeación fue crucial para que la compañía de autos de lujo eligiera a Puebla como sede.
La intercomunicación por vía terrestre fue vital para la instalación de dos armadoras de autos que proveen de miles de empleos a los poblanos.
Aunque la infraestructura carretera de Puebla ya es amplia, los especialistas coinciden en que aún hay caminos por abrir, literalmente, como entre los municipios de Libres y Oriental, San Martín Texmelucan e Izúcar de Matamoros y de Tehuacán hacia Izúcar de Matamoros, con el mayor reto que enfrenta en la actualidad la ingeniería: hacer obras sustentables, que no impidan la filtración de agua al suelo y la recarga de mantos freáticos.
DE TRANVÍAS A BRT
En la ciudad de Puebla y los municipios vecinos, la evolución también llegó al transporte público, pues según asienta el libro “Origen y destino de la Movilidad”, de la Asociación Mexicana de Transporte y Movilidad (AMTM), en la década de los años 40 los tranvías ya habían sido superados por omnibuses con capacidad para 12 pasajeros, mismos que se mantuvieron hasta 40 años después, cuando inició una diversificación en los camiones, que por su forma fueron llamados “chatos” o “trompudos”. Fueron 276 que operaron organizados en 25 rutas, en los 80.
Para los años siguientes los vehículos y las rutas de transporte colectivo se multiplicaron a 120 rutas y más de 5 mil unidades, hasta que el exgobernador Rafael Moreno Valle concretó la operación del primer sistema de Autobuses de Tránsito Rápido (BRT, por sus siglas en inglés), un sistema de transporte colectivo que ha cobrado importancia en otras metrópolis del mundo por la agilidad y sustentabilidad que deben regir su operación.
En Puebla, el exmandatario inauguró la línea 1 de la Red Urbana de Transporte Articulado (RUTA) en 2013, y la 2 en 2015, mientras que su sucesor, Antonio Gali Fayad, inauguró apenas en noviembre pasado la línea 3, en cuyas unidades se mueven miles de poblanos todos los días.
En la ciudad de México a este sistema de transporte se le conoce como metrobús.