“A los hombres también nos matan”, es una frase recurrente que se escucha cuando se habla de los feminicidios. Y es cierto, de acuerdo con las cifras oficiales, hay un registro de mil 299 homicidios en Puebla hasta noviembre del 2023, de los cuales, mil 133 fueron víctimas hombres, 156 mujeres y 10 no se identificaron.
Sin embargo, las características en los asesinatos de las mujeres no son las mismas que en los de los hombres; en sus muertes hay un trasfondo machista, ideológico, sistémico y cultural.
De acuerdo con las especialistas, la mayoría de los feminicidios no ocurren por peleas callejeras, por temas económicos o accidentes, sino que en estas muertes hubo previamente un abuso físico, psicológico, de poder y se ejecutó en un gran porcentaje por parejas, ex parejas y conocidos de las víctimas.
De enero a noviembre de 2023, el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNP) catalogó 32 casos como feminicidios. De ellos, cuatro fueron niñas y adolescentes menores de edad, 27 fueron mayores de 18 años y sólo en uno, no se especificó el rango de edad.
En contraste y en el mismo periodo (de enero a noviembre del 2023), el Observatorio de Violencia Social y de Género en Puebla sumó 44 probables feminicidios. De esta última cifra, 22 fueron mujeres que tuvieron parentesco con el victimario o una relación sentimental.
Nueve fueron incomunicadas antes de ser asesinadas o fueron reportadas como desaparecidas antes de ser privadas de la vida, en siete casos no se identificó el nombre de la mujer, pero su asesinato fue violento y en seis las mujeres fueron atacadas sexualmente, mutiladas o sus cuerpos fueron expuestos en lugares públicos.
Ante este contexto, las activistas y feministas de Puebla consideraron que la frase “a los hombres también nos matan” busca hacer menos el reclamo de justicia, de no más muertes y el derecho a una vida libre de violencia.
Victimarios, los hombres más cercanos a las mujeres
El Sol de Puebla entrevistó a una especialista en temas de género, feministas y activistas que defienden los derechos de las mujeres. Todas ellas consideraron que no hay un perfil exacto del feminicida, que indique los motivos por los cuales decidieron matarlas. No obstante, sí hay una constante en el que integrantes de su círculo cercano fueron los principales ejecutores de esta agresión.
Natalí Hernández Arias, directora del Centro de Análisis, Formación e Iniciativa Social (CAFIS), que es una asociación civil que trabaja en promover temas como el feminismo, género, derechos humanos, derechos reproductivos y violencia de género, dijo que hablar de un perfil feminicida sería aventurarse a ofrecer elementos que todavía se siguen analizando y reflexionando.
Lo que se sabe hasta ahora, al menos desde el trabajo que realiza CAFIS, es que, en su mayoría, quienes asesinan a las mujeres en razón de género son aquellas personas que tienen o tuvieron un vínculo con la víctima.
En ese sentido, indicó que no necesariamente se trata de asesinos seriales “al estilo de las películas de Hollywood”, se trata de personas que fueron cercanas a estas mujeres, que tal vez dijeron amarlas o desearlas y que pueden ser sus parejas, ex parejas o amigos.
Otro punto que también se sabe sobre los feminicidios es que ocurren en situaciones contextuales particulares, por ejemplo, en ambientes donde hay diversas formas de violencia como el narcotráfico o algún otro tipo de delincuencia organizada. Las violencias contra las mujeres se ejecutan de manera particular y se utiliza el cuerpo de las mujeres como símbolo del territorio que también se disputa.
“Hay mucho que seguir investigando y accionando respecto de quienes comenten este tipo de delitos, mucho del trabajo se ha volcado sobre las víctimas, lo cual es de suma importancia, pero también hace falta incorporar elementos tangibles que nos permitan entender el ejercicio de la violencia desde quienes la ejecutan, sobre todo para prevenirla”, comentó.
Recordó que el feminicidio es un delito que, en el caso del estado de Puebla, se reconoce desde hace 10 años y esto representa muchos elementos, como, por ejemplo, el hecho de que tanto la sociedad, el sistema de justicia, así como las instituciones, organizaciones civiles y las propias víctimas, aún siguen reconfigurando su actuar ante los impactos que genera el ilícito.
“Es importante señalar que un solo feminicidio debería ser motivo de indignación y preocupación, que las cifras que seguimos enfrentando en Puebla deben preocuparnos a toda la sociedad, que debemos continuar las exigencias de justicia, pero sobre todo reclamar acciones preventivas. Tenemos que seguir construyendo una sociedad donde no tenga cabida el feminicidio”, resaltó.
Por su parte, Cinthya Ramírez Rodríguez, politóloga y vocera de REDefine Puebla, una organización que promueve y defiende los derechos sexuales, así como reproductivos, el acceso al aborto legal, seguro y la prevención del embarazo no deseado, compartió que actualmente se están desarrollando diversos estudios para identificar el perfil de los feminicidas, pero es un tema muy amplio y que tiene varias vertientes.
Inclusive, cree que estos estudios vuelven a revictimizar a las mujeres, ya que, en muchos de ellos, dicen que “no son unos monstruos”, “que no tienen alguna enfermedad mental”, que son personas que llevaban vidas normales, que fueron amables, cariñosos, y que “no parecían ser hombres así".
Lo que sí es un hecho es que un gran porcentaje de las muertes de las mujeres fueron ocasionadas por sus parejas o ex parejas íntimas, por sus vecinos, hijos, padrastros, tíos, hermanos o los mismos padres.
“Existe aún una gran deuda en Puebla con el combate a la violencia contra las mujeres, los feminicidios siguen presentes y el acceso a la justicia es un martirio para las familias que sostienen sus exigencias frente a estos crímenes. Recordemos que desde 2019 en Puebla está activa la Alerta de Violencia de Género contra las Mujeres (AVGM) y que esta ha tenido pocos resultados debido a la falta de voluntad política y a los cambios que ha habido en el gobierno estatal”, lamentó.
Para concluir y de cara al proceso electoral, expuso que todos los aspirantes a un cargo de elección popular deberían de tener en su agenda los temas de género y que será de vital importancia conocer qué acciones propondrán para el acceso a la justicia, prevención y atención a la violencia contra las mujeres.
Características de un feminicidio
Ana Laura Gamboa Muñoz, responsable del Observatorio de Violencia Social y de Género, el cual pertenece a la Universidad Iberoamericana campus Puebla, coincidió con las antecesoras, al decir que las parejas y familiares son los principales actores de la violencia feminicida. Y en este tipo de asesinatos los hombres buscan ejercer control por el cuerpo de las mujeres, dominio y la intención de someter.
Si bien aceptó que no todos los asesinatos de mujeres son feminicidios, consideró que todos en una primera instancia deberían de ser investigados como tales y posteriormente ser descartados si no cumplen con las razones de género que están especificadas en el mismo Código Penal del Estado de Puebla.
Dentro de estas características para ser considerados como feminicidios están las siguientes: que existan antecedentes o datos de violencia del agresor contra la víctima; que haya existido entre el activo y la víctima una relación sentimental, afectiva o de confianza;
También cuando la víctima registró lesiones, mutilaciones infamantes o degradantes; acoso sexual, violencia sexual, actos de necrofilia, tratos crueles, inhumanos o degradantes; precedentes de violencia en el ámbito familiar del agresor contra la víctima o parentesco con el victimario.
Que el cuerpo de la víctima haya sido expuesto o exhibido en un lugar público para ser encontrado, y si la mujer fue incomunicada, sin importar el tiempo previo a la privación de la vida o denunciada como desaparecida.
“Con todo esto debemos de entender que las muertes de mujeres se tratan de una relación estructural de género y que la masculinidad se ha ejercido en ambientes de violencia (…) la violencia se vuelve una forma de relacionarse, la violencia se vuelve una forma de ejercer miedo, de ejercer control, en donde el más grande, el que tiene el poder, puede someter y, por tanto, matar”, puntualizó.
Tendencia de feminicidios no ha ido a la baja
Para concluir, Gamboa Muñoz lamentó que la tendencia de los feminicidios no vaya a la baja en el estado de Puebla y que las autoridades no trabajen en la prevención, ya que ha sido una de las exigencias desde el Observatorio y de las colectivas feministas. Desde su óptica, los gobiernos deben de implementar medidas efectivas y oportunas de protección, así como erradicación, poniendo puntual atención a la violencia que sufre la mujer en vida, ya que es una antesala a la muerte.
“Desafortunadamente la tendencia en los feminicidios se ha mantenido en los últimos nueve años y el más violento fue 2019. Aunque ha bajado la cifra en algunos años, es importante decir que hay otras violencias que se han exacerbado y que deberían de preocupar por ser focos rojos previos al feminicidio como la violencia sexual o familiar”, remató.
De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, desde que se tiene registro, que fue el año 2015 y hasta noviembre del 2023, en Puebla se han abierto un total de 275 carpetas de investigación por el delito de feminicidio, siendo 2019 el año que tuvo más casos, con un total de 57.
El desarrollo por año fue el siguiente: 2015 (6), 2016 (12), 2017 (27), 2018 (32), 2019 (57), 2020 (52), 2021 (37), 2022 (20) y 2023 hasta noviembre un total de 32.
Este material está dedicado a todas las mujeres víctimas de feminicidio en el pasado 2023: María del Socorro, Ana María, Rosa María, Remedios, Brenda Jennifer, Melania, Yolanda, Pamela, María Gabriela, Alison, Liliana, Adela, Ana Laura, Teresa, Fabiola, Florencia, Alicia, América, Danna, Maite, Cristina, Rosa, Monserrat, Natalia, Aline, Paula, Janeth, María Leticia, Gabriela, Rosa Iris, Daniela y todas las mujeres que se desconocen sus nombres o no han sido identificadas.