El cese de actividades no esenciales durante la pandemia de Covid-19 fue la coartada que un empresario y exfuncionario de Morelos usó para defraudar por alrededor de mil 200 millones de pesos a casi 200 personas, en su mayoría poblanas, a quienes les vendió en preventa apartamentos inexistentes en la torre Oak 58, que estaría situada en el fraccionamiento Lomas de Angelópolis, y que prometía ser uno de los desarrollos inmobiliarios más grandes de México.
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Casi ocho años han transcurrido desde que la empresa Construcciones Asgomor, que se constituyó en abril de 1999 en la ciudad de Cuernavaca, Morelos, colocó la primera piedra de Oak 58, sin que a la fecha se haya entregado un solo departamento, de los 615 que prometió la compañía a sus inversionistas. De 2016 a 2020 se cimentaron sólo seis de los 58 pisos previstos originalmente, y el sitio se encuentra en obra negra desde entonces.
Bruno Lee Taveira Da Costa Pechir, abogado por la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y director del despacho jurídico Corpus Lex, quien además representa los intereses de 60 compradores estafados por la empresa morelense, cuantifica que el fraude asciende aproximadamente a mil 200 millones de pesos, tomando en cuenta que cada vivienda se vendió en 6 millones de pesos en promedio.
El artífice del engaño, según el litigante, es un hombre llamado Jerónimo. Esta persona, de acuerdo con una revisión hecha al Registro Público del Comercio (RPC), de la Secretaría de Economía federal, fue designada como tesorera del Consejo de Administración de Construcciones Asgomor en noviembre de 2016, brindándole “poder general” para suscribir y manejar los créditos y cuentas bancarias de la compañía, entre otras formalidades. La empresa encabezó la obra, y fue ella misma quien vendió cerca de 200 viviendas en preventa.
Jerónimo, quien, según la dependencia federal, lleva los apellidos Bernal Soliveras, fue uno de los funcionarios más allegados al exgobernador de Morelos, Graco Luis Ramírez Garrido Abreu, en el sexenio 2012-2018, ocupando el cargo de director general del Fideicomiso Lago de Tequesquitengo. En Puebla, lideró el proyecto de Oak 58.
Años más tarde, en 2023, el empresario fue detenido por la Fiscalía Especializada de Combate a la Corrupción de Morelos, presuntamente por los delitos de tráfico de influencias y ejercicio indebido de funciones. Sin embargo, fue liberado al poco tiempo y puesto en prisión preventiva mientras el juicio continúa.
Se consuma el fraude
En entrevista con El Sol de Puebla, Taveira explica que Oak 58, cuya dirección actual es Lateral Sur de la Vía Atlixcáyotl número 6522, a un costado de la caseta de la autopista Puebla-Atlixco, en el fraccionamiento Lomas de Angelópolis, sería uno de los complejos inmobiliarios más ambiciosos de la última década en la entidad. Inclusive se promovió como uno de los edificios “más grandes de Puebla y Latinoamérica”.
Según las especificaciones técnicas del proyecto ejecutivo, que fue elaborado por Elías Estudio, un despacho de arquitectos con sedes alternas en Guadalajara, Jalisco, y La Jolla, California, Estados Unidos, la torre mediría 232 metros de altura.
De acuerdo con Taveira, la constructora Asgomor, a través de Bernal Soliveras, buscó en 2016 al dueño del predio en cuestión, para convencerlo de establecer un fideicomiso conjunto para la intervención del lugar.
Con este mecanismo jurídico, que está reconocido por las leyes mexicanas, la compañía morelense ofreció construir en dicho terreno, con las retribuciones pertinentes de la venta de apartamentos. Así, bajo el argumento de que la propiedad tendría un valor exponencialmente mayor con esa intervención, el dueño del predio aceptó y pactó el fideicomiso en 2016.
“Asgomor es la inmobiliaria que convence al dueño del proyecto de darle su terreno para que ellos puedan llevar a cabo la construcción, y son los mismos, a través de la persona moral, que tratan de llevar a cabo la venta de estos departamentos que nunca entregaron”, relata.
Semanas después de la firma del acuerdo entre los particulares, la constructora colocó la primera piedra de Oak 58 y con ello arrancó la promoción del lugar, incluso sin contar con los recursos necesarios para terminar las obras, remarca Taveira.
Las ofertas por preventa arrancaron en 4 millones de pesos, pero luego se elevaron hasta los 6 millones. La atractiva promoción enganchó a por lo menos 200 personas, quienes entregaron buena parte de su patrimonio para garantizar una vivienda en este complejo inmobiliario.
En ese entonces, la constructora prometió a los clientes que la entrega de los primeros departamentos sería hasta 2021. Por ese motivo, destaca Taveira, casi ningún comprador previó la catastrófica situación que llegaría tiempo después, pues desde 2016 y hasta 2020 se realizaban trabajos sobre el predio.
No fue hasta el arranque de la pandemia de Covid-19, a mediados de 2020, cuando Asgomor redujo considerablemente el número de obreros laborando, usando como pretexto la emergencia sanitaria. Luego, tras el decreto estatal de cese de operaciones no esenciales, la zona se vació de trabajadores y la constructora no dio explicaciones.
Aunque un año después se levantaron muchas restricciones en el estado y, de hecho, se reactivaron varias actividades comerciales, la empresa morelense no restableció la construcción de Oak 58.
A sus clientes sólo les informó que las labores fueron aplazadas, pero los trabajos seguían paralizados. Y aunque les prometían fechas, estas eran modificadas cada que se cumplían, al punto de que excedieron más de un año con esa negativa.
A partir de entonces, la constructora desactivó el teléfono que tenía disponible para la venta de apartamentos y contacto con sus clientes, y solamente atendió mensajes a través de correo electrónico. No obstante, también dejaron de atender esta última vía de comunicación, asegura Taveira.
Según el jurista poblano, muchos de los clientes que representa compraron sus departamentos en 2018 y los terminaron de pagar dos años después, con el objetivo de empatar con la fecha de entrega pactada por Asgomor y así estrenar sus viviendas sin preocupaciones económicas.
Identificamos que las cuentas del fideicomiso a través del cual lo intentaron llevar a cabo se encuentran vacías, entonces, ¿cómo van a acabar el proyecto, o cómo fue que vendieron sin contar con los recursos económicos para culminarlo?Ahí es donde entra el fraude justamente, pues te invitan a comprar un departamento, en uno de los proyectos más grandes de Latinoamérica, y resulta que no tenían dinero para terminarlo”, sostiene.
Demanda
Fue hasta 2023 cuando varios compradores se acercaron a Taveira y su despacho jurídico, con la finalidad de iniciar procedimientos penales y administrativos contra la empresa y el líder del proyecto inmobiliario, Jerónimo Bernal Soliveras.
Desde entonces, el caso es atendido por el Poder Judicial del Estado a través de varias querellas, y en la actualidad la Fiscalía General del Estado (FGE) investiga la posible responsabilidad del exfuncionario morelense, así como quien resulte involucrado en el fraude.
“Estas personas trataron evidentemente de hacer algo con el recurso que les llegó, y el recurso que les sobró se lo embolsaron, porque el proyecto está completamente abandonado”, añade.
Aunque las autoridades jurisdiccionales no han dejado de actuar sobre el caso, Taveira sostiene que los defraudados demandan celeridad en la impartición de justicia, pues muchos de ellos entregaron buena parte de su patrimonio a la constructora y hoy en día no cuentan la facilidad de solventar los gastos de representación, entre otros.
Según el abogado, la estafa cometida por Asgomor y Bernal Soliveras se encuentra tipificada en el Código Penal del Estado de Puebla, por lo que el hecho se presume como constitutivo de delito.
Particularmente en la fracción sexta de dicho precepto se indica que se comete fraude cuando “al que hubiere vendido una cosa mueble y recibido su precio, si no la entrega dentro de los 15 días siguientes al plazo convenido, o no devuelva su precio, si el comprador le exigiere aquella o éste dentro de los 15 días a que se refiere esta fracción”.
En ese sentido, el litigante explica que las autoridades judiciales congelaron el fideicomiso pactado entre el dueño del predio y Asgomor, por lo que ningún movimiento puede realizarse en este sitio.
“El inmueble, por decirlo así, está asegurado, al igual que el fideicomiso, para que no se mueva nada. También están enteradas las autoridades de San Andrés Cholula, para que no modifiquen o intenten hacer algo con este proyecto, pues podrían arrastrar a más personas con cualquier tipo de acciones que traten de llevar a cabo”, argumenta.
Al respecto, Taveira precisa que la persona que posee originalmente el inmueble ahora es, en apariencia, una víctima colateral del fraude, pues está imposibilitado de aprovechar o realizar modificaciones en su propiedad debido al proceso judicial que existe contra la constructora.
Antecedentes
A propósito, Taveira relata que Bernal Soliveras, tesorero y representante de Asgomor, empresa a cargo de la construcción y venta de Oak 58, ya fue imputado por irregularidades cometidas cuando fue funcionario en el Gobierno de Morelos. Sin embargo, afirma que fue liberado tiempo después y puesto en prisión preventiva como medida cautelar.
“Jerónimo fue detenido hace meses por un daño al erario público; este sujeto era director de un fideicomiso del estado y fue detenido por fraude al mismo, o sea, por robar dinero al erario. Él salió libre, pero el proceso sigue, pues curiosamente no es un delito grave en Morelos, y así pudo obtener libertad condicional mientras el juicio sigue”, refiere el abogado.
De acuerdo con El Sol de Cuernavaca, el hombre, quien fungió como director del Fideicomiso Lago de Tequesquitengo en la administración del exmandatario Ramírez Abreu, fue aprehendido en 2023 por agentes de la fiscalía de aquella entidad, esto debido a que se le acusó de haber cometido los delitos de tráfico de influencias y ejercicio indebido de funciones.
La detención se llevó a cabo en la colonia Vista Hermosa, considerada una de las más exclusivas de la capital morelense.
Bernal Soliveras fue acusado de desviar más de 150 millones de pesos a través de compañías que poseía junto a su padre. También fue vinculado a un quebranto financiero de entre 10 a 15 millones de pesos, mismo que se ejecutó durante el mandato de Ramírez Abreu, según evidenció El Sol de Cuernavaca en un reportaje publicado en 2020.
Por otra parte, el exfuncionario y líder del proyecto Oak 58, mediante el que se defraudó a aproximadamente 200 personas, en su mayoría poblanas, también fue acusado de ejercer la profesión de arquitecto sin contar con cédula profesional, entre otros señalamientos públicos que marcaron su gestión en la Secretaría de Turismo de Morelos.
Para finalizar, es importante señalar que, para la construcción de esta pieza editorial, El Sol de Puebla buscó a los representantes de Oak 58 mediante los números telefónicos que se encuentran enmarcados en la publicidad física y digital de los apartamentos, sin embargo, pese a los reiterados intentos, no se logró la comunicación debido a que la línea es inservible.