El Ozempic o semaglutida fue un medicamento muy popular porque además de servir como tratamiento para pacientes con diabetes tipo 2, demostró efectividad entre quienes lo consumieron con la intención de bajar de peso. Fue la excesiva demanda de este último sector lo que provocó su desabasto en el país y otras partes del mundo.
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Andrés Castañeda Prado, coordinador del colectivo Cero Desabasto, dedicado a registrar la falta de medicamentos en México, destacó que la comercialización de Ozempic fue autorizada por la Comisión Federal para la Protección Contra Riesgos Sanitarios (COFEPRIS) en 2017 y al poco tiempo comenzó a registrar escasez.
Explicó que se trata de un fármaco costoso en el sector privado, que alcanza un precio de hasta seis mil pesos y que, en el caso de México, se vendía sin receta médica, motivo por el que se presume que el abuso por parte de quienes lo vieron como una opción para perder peso fue el que provocó que dejara de ser suficiente para atender la demanda.
¿Cómo reemplazarlo?
La semaglutida puede ser remplazada y combinada con otros fármacos para el tratamiento de la diabetes tipo 2, señaló el médico Eduardo López Villalobos, quien precisó que los pacientes no deben preocuparse por la venta limitada de este producto, que se determinó a partir de que cobró auge entre un sector poblacional para el que no fue directamente diseñado.
Destacó que una opción son aquellos medicamentos denominados como inhibidores de la SGLT2, que funcionan al permitir que los riñones eliminen el exceso de azúcar en el cuerpo a través de la orina, así como los inhibidores de la iDPP4 que elevan la producción de incretina en el cuerpo, estimulan la producción de insulina en el páncreas e inhiben la producción de glucagón para que no se libere glucosa en el cuerpo, es decir ayudan a aprovecharla para generar energía.
Tenemos estos dos medicamentos que trabajan de diferente manera definitivamente, uno ayuda a que se produzcan las fórmulas para ayudar a metabólica glucosa y otra ayuda a que se elimine más rápido por el riñón, son dos mecanismos de trabajo diferentes pero al final ayudan al mismo objetivo que es bajar los niveles de glucosa expuso.
El médico aclaró que este tipo de fármacos, con diversos nombres comerciales en el mercado, están indicados solamente para el tratamiento de la diabetes tipo 2, ya que en el caso de la tipo 1 regularmente se utiliza la metformina y también llega a haber casos en donde estos se combinan en la segunda etapa de la enfermedad.
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Finalmente, sostuvo que el desabasto de la semaglutida no debe preocupar a los pacientes con diabetes porque tienen otras opciones de tratamiento y, por el contrario, señaló que no era bueno que la población con intenciones de bajar de peso lo consumiera de forma indiscriminada, ya que entre sus efectos secundarios se encuentran el daño renal.