La renovación del mercado de Amalucan pretendida por el ayuntamiento de Puebla se encuentra en riesgo debido a la inconformidad de un grupo de locatarios. La Sedatu, dependencia del gobierno federal que financiará el proyecto, advierte que, si no se logra la aprobación de todos los vendedores, los 77 millones de pesos que se tenían previstos para ese programa serán trasladados a otro municipio.
De acuerdo con Rubén Linares Carrillo, director de Comunicación Social de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), en caso de que los locatarios inconformes no lleguen a un acuerdo para que se intervenga el mercado, no se podrá demoler, pues el diálogo es la prioridad y no sacarán a nadie a la fuerza.
Por ello, en caso de que no se realice la obra, la inversión será enviada a otro municipio, pues las obras no escasean y se deben ejecutar.
La próxima semana habrá una mesa de diálogo con los locatarios, las autoridades municipales y los delegados de la Sedatu, en donde se abordará dicho tema, el cual de no ser aceptado quedará suspendido.
Lo que comenzó como un tianguis, hoy es uno de los puntos en donde la federación a través de la ha puesto la mira en conjunto con el gobierno municipal de Puebla, para intervenir el Mercado Amalucan bajo el Programa de Mejoramiento Urbano (PMU).
Desde hace más de 43 años el Mercado Amalucan ha sido uno de los diferentes centros de abasto de la capital poblana, el cual, de acuerdo a los locatarios no había sido mejorado por las autoridades del municipio y menos del estado, por tanto, el anuncio de las obras de urbanización ha dejado posturas divididas, puesto que se trata de la fuente de trabajo de más de 100 familias.
Con una inversión de 77 millones de pesos se pretende remodelar el espacio que alberga 271 locales, por ello, se volverá a construir la estructura del mercado con cada uno de los espacios que ya se tenían registrados, los locales van de 3 a 9 metros de ancho, tendrán 3.50 metros de largo y un tapanco ya con una profundidad de 2.20 metros.
Este último será un adicional para cada local, el cual será un área que funja como bodega de cada comerciante y en el que puedan guardar sus productos.
Asimismo, se usarán blocks en color rosado, se pondrá drenaje y alcantarillado, además de iluminación que favorezca la estancia de los clientes como de los comerciantes.
Se realizarán dos cisternas, una techumbre metálica en forma de cuchilla, la cual debido a los desniveles generará que en temporada de lluvias el agua caiga directo a una cisterna pluvial y que dicho liquido pueda servir para los sanitarios del lugar.
En tanto, la otra cisterna estará conectada con el agua del municipio de Puebla para que los locatarios puedan hacer uso de ella en sus actividades cotidianas.
Una vez que se concluya con la intervención se construirá un cruce peatonal debajo del puente de Amalucan a fin de que quienes acudan al lugar puedan cruzar seguros, pues se piensa en quienes viajan en autobús o caminando.
En su momento, el gobierno municipal aseguró que al menos el 80 por ciento de los locatarios estaba a favor de dicho proyecto, pero las respuestas fueron otras, pues el 25 de enero un grupo de comerciantes de dicho lugar inició con una serie de protestas a fin de pedir que no se realizará, ya que, entre sus cuestionamientos señalaron que el mercado se encuentra en buenas condiciones.
Sin embargo, fue el pasado 28 de enero, cuando el Ayuntamiento de Puebla encabezado por la alcaldesa, Claudia Rivera Vivanco, anunció de manera oficial este proyecto, el cual apuntaron es de relevancia, ya que dará mayor visibilidad a la zona.
Este centro de abasto se ha convertido en una batalla campal, mientras que de un lado las lonas tienen frases como “No a la demolición, no más mentiras”, en otras se lee “Yo sí estoy a favor de la remodelación, quiero un mejor espacio”, pese a ello continúan en función, ya que un día sin vender se refleja duramente en su economía.
A través de un recorrido realizado por EL SOL DE PUEBLA se constató en este inmueble se notan los pisos deteriorados, pues están cuarteados, hay desniveles y hoyos que han sido consecuencia de una falta de mantenimiento de las autoridades. Además, el techo está hecho de láminas, las cuales han sido desgastadas por los años, lo que deja ver huecos en donde el agua se filtra en temporada de lluvias.
La tubería se encuentra rota y con la pintura desgastada, sin embargo, los locatarios han optado por tratar de mejorar cada uno de sus espacios, pero aseguran que el gobierno municipal no se los permite, pues a quienes intentan remodelar su local les clausuran su lugar de trabajo.
Por tanto, indicaron que lo poco que tienen es gracias a lo que se les permite hacer, pues pese a que no tienen un lugar de “lujos” se concentran en la higiene que ofrecen a sus clientes a través de sus productos.
El proyecto que les ha caído a unos cuantos como un balde de agua fría y a otros como una oportunidad de tener un mejor espacio de trabajo tiene una duración de aproximadamente seis meses, pues se pretende entregar en el mes de septiembre, es decir, un mes antes de que finalice la administración de la morenista Rivera Vivanco.
Durante la demolición de este lugar, los 169 comerciantes tendrán que moverse a unas carpas catalogadas como quioscos que se ubican debajo del puente vehicular que cruza la Avenida de las Torres y el Bulevar Xonacatepec al nororiente de la capital poblana.
Las carpas, de color vino, característico del partido Morena, cuentan con un espacio de dos por dos metros, están hechas de lona y tienen un apagador, además de dos conectores. Es ahí en donde vendedores de carnes, frutas, verduras, fondas de comida, panaderías, etc, tendrán que adaptarse para seguir con sus actividades económicas.
HAY QUE HACER UN SACRIFICIO PARA TENER UN FUTURO MEJOR: LOCATARIOS
Quienes han mencionado estar a favor, exponen que hay que hacer sacrificios para tener un futuro mejor, en el que se visualiza un mercado más óptimo, pues sostuvieron que se trata de un beneficio a largo plazo.
Tal es el caso de Agustín Gómez, quien relató que comenzó a vender en el lugar desde que era un niño, por lo que tras el paso de 45 años ahí, jamás había visto que se buscara una modernización como la que se ha planteado, por ello, aseguró estar a favor de la intervención, pues le ha tocado ver que ocurren accidentes debido a los pasillos que se han deteriorado por la falta de mantenimiento,
Aunado a ello, puntualizó que en temporada de lluvias la techumbre no aguanta y los locales se vuelven “regaderas”, mientras que las personas de la tercera edad son quienes más afectados se ven, puesto que con el agua o las imperfecciones del piso tienen accidentes.
LAS OBRAS VENDRÁN A QUITAR EMPLEOS
Las voces inconformes, han acusado que se trata de una imposición del gobierno municipal, por lo que temen por sus locales, ya que mencionan que no tienen certeza de que se les regresará su lugar, aunado a que una vez que se pasen a las carpas se perderán empleos.
Maritza Torres subrayó que teme por su trabajo, al ser empleada de una tienda de productos de limpieza no sabe si va a continuar en el espacio que les den, pues sus jefes no le han manifestado cómo quedará en esta situación, pero indica que la incertidumbre se ha apoderado de quienes son trabajadores del lugar.
Como ella, también está doña Lucía López, ya que indica que, al ser un espacio pequeño, no podrán tener a tres trabajadores y muchos mandarán a descansar a quienes no entren en el lugar.
CLIENTES A FAVOR DE LA REMODELACIÓN, PERO NO EN MEDIO DE LA PANDEMIA DE CORONAVIRUS
La otra cara de la monea ha sido diferente, ya que se ha mencionado sobre un grupo a favor y uno opositor, pero quienes compran en el mercado Amalucan, también han externado su opinión referente al tema, puntualizaron que la remodelación debería ser cuando la pandemia de coronavirus haya parado.
En ese tenor, señalaron que, en este momento, el hecho de que vendan en las calles se vuelve un riesgo, pues al estar a la intemperie el virus SARS-CoV-2, podría afectar tanto a comerciantes, productos y clientes. Por tanto, puntualizaron que es mejor que las obras se aplacen, con el objetivo de velar por la salud de todos los colonos y comerciantes del lugar.