En pie de lucha, pero con el alma rota, es como familiares de personas desaparecidas en Puebla vivieron este último año, ya que de nueva cuenta se enfrentaron a la nula respuesta de las autoridades competentes –la Fiscalía General del Estado principalmente—para dar con el paradero de sus seres queridos, pues las investigaciones presentaron poco o nada de avance.
“Las familias seguimos investigando y buscando. Les hacemos el trabajo y ellos (las autoridades) no nos dan respuesta. Nos seguimos enfrentando a la no búsqueda, la no investigación, los trámites de escritorio y burocráticos. Nosotros seguimos y seguiremos en resistencia”, señaló María Luisa Núñez Baraja, representante del colectivo Voz de los Desaparecidos.
Según el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, existen al menos 2 mil 563 personas desaparecidas y no localizadas en la entidad. Puebla ocupa el segundo lugar nacional con más casos de mujeres desaparecidas y el tercero con más reportes de niños, niñas y adolescentes desaparecidos.
Por separado, el informe más reciente de la Fiscalía General del Estado revela que de enero a noviembre del 2021 desaparecieron mil 192 personas en territorio poblano, es decir que se registró al menos una desaparición cada tres días.
MI COMPAÑERO DE VIDA DESAPARECIÓ HACE TRES AÑOS
El 22 de noviembre de 2018, Minerva González Roque emprendió la búsqueda de su hijo José Martín, quien desapareció en la junta auxiliar de Chachapa, municipio de Amozoc, Puebla.
Desde el inicio de su denuncia, Minerva se convirtió en investigadora al encabezar la búsqueda para dar con el paradero de su hijo, incluso ha confrontado a los sospechosos, personas a las que vecinos de la zona identifican como presuntos responsables de la desaparición de José, haciendo el trabajo que cinco diferentes agentes del ministerio público se negaron a realizar. Dos años después sigue esperando respuestas.
El hombre de 50 años salió de su domicilio alrededor de las 5:30 de la mañana para comprar ropa de cama, mantelería y otros textiles que vendía en los tianguis de Tepeaca, Acatzingo, Amozoc y Zacatelco, pues era, además del más cercano a su madre, su sostén económico.
Aquella mañana del 22 de noviembre de hace tres años, José Martín fue a la recámara de Minerva para avisarle que iría a comprar más mercancía para vender y regresaría a las nueve para desayunar juntos y seguir con las actividades del día, sin embargo, hasta la fecha no ha regresado a su casa. A Minerva los vecinos le dijeron que presuntamente lo habían “levantado”.
“De mis otros siete hijos, él era quien estaba conmigo. Nunca se casó y siempre me decía que antes de empezar una nueva vida, quería estar seguro de que no me faltara nada. Ese día le di la bendición, lo vi salir y hasta la fecha no lo he visto regresar y no sé absolutamente nada de él”, dijo Minerva desde la habitación de su hijo.
Ante el abandono institucional y pese a que a Minerva se enfrenta a complicaciones de movilidad, el amor de madre y la desesperación de sumar un día más sin ver, abrazar o escuchar a su hijo, hacen que desde el último instante que vio el rostro de José hasta la fecha y sin freno por la pandemia, recorra todos los días a todas horas los anexos, servicios médicos forenses, hospitales psiquiátricos y calles en donde pernoctan personas de escasos recursos, para ver si aparece.
“Todos los días salgo a buscarlo, quizá una o dos veces a la semana me quedo en casa, ya sea por cansancio o por sentirme mal. Lo busco en las calles, lo busco en hospitales psiquiátricos, en las noches me voy a buscarlo entre la gente en situación de calle, en ocasiones veo unos zapatos que se parecen a los que él usaba, hasta despierto a la persona para ver si es él, pero hasta ahora no lo es. Yo sola lo busco donde Dios me da a entender”, contó doña Mine entre lágrimas.
La mujer no pierde la esperanza de encontrar a su único compañero de vida y terminar con el martirio y la incertidumbre de no saber el paradero de su hijo. “Sigo firme en mi búsqueda, tengo fe en que va a aparecer, al principio lo soñaba, pero tiene más de un año que ya no es así. Tengo mucha fe en que voy a encontrar a mi hijo, aunque sea muerto y así dejar este martirio”.
De 2018, año de la desaparición de José González, hasta noviembre del 2021, en el municipio de Amozoc se desconoce el paradero de 147 personas, de acuerdo con datos de la Fiscalía General del Estado.
¿DÓNDE ESTÁ MI NIÑO?
Con muchas preguntas y pocas respuestas fue el primer encuentro de la familia de Alexis Sánchez Cabanzo, desaparecido el 2 de diciembre de 2021 en la localidad de Ixhuapa, municipio Zoquitlán, con las autoridades encargadas de brindar justicia.
A decir de su madre Refugia Cabanzo, el trabajo de la Fiscalía ha sido deficiente, pues no tiene el conocimiento de que se haya emitido ya una Alerta Amber en todo el país.
Alexis, de tres años de edad, se encontraba junto con su hermano Ángel Carlos de cuatro años en las inmediaciones de la escuela en donde estudiaban.
Después de haber presentado un bailable junto con más compañeros de la institución, su madre regresó al aula por el suéter del menor y al salir, Alexis ya no estaba, al preguntarle a Ángel dónde estaba su hermano, el infante quedó paralizado y no pudo contestar.
“Su hermano se quedó paralizado, su abuela y yo empezamos a buscarlo por la zona y nada, no paramos, pero no lo encontramos y hasta ahorita no se sabe dónde está”, relató su madre, quien explicó que, durante las primeras horas, antes de interponer la denuncia por desaparición, la búsqueda se limitó a preguntar entre familiares y vecinos, así como buscar en los alrededores de la Sierra Negra. Pero aún tras la denuncia, las cosas no han cambiado.
Refugia comentó que junto con su familia tiene que viajar más de tres horas prácticamente todos los días hasta la capital poblana para saber los avances de la investigación, pero la respuesta siempre es la misma: “no hay de qué preocuparse, seguimos trabajando hasta encontrarlo”.
Ante esta respuesta, la mujer junto con su esposo, familia, amigos y vecinos continúan realizando labores de búsqueda para dar con Alexis y poder volver a abrazarlo.
“Dicen (el personal de la Fiscalía) que lo siguen buscando, que van a estar en contacto conmigo y si encuentran algo me van a marcar, pero no es posible que me den esta respuesta siempre que voy, yo me la paso todo el día en el autobús viajando de Zoquitlán a Puebla y sólo me dicen eso. No como, no duermo, no hago otra cosa más que preguntarme en dónde está mi niño”.
Este es el único caso de desaparición que se tiene reportado en 2021 en el municipio de Zoquitlán. En total, de 2015 (año del inicio de la base de datos) a noviembre de este año, son cinco personas que han sido reportadas como desaparecidas o no localizadas, de acuerdo con datos de la Fiscalía General del Estado.
VIVOS O MUERTOS, PERO QUE NOS LOS REGRESEN
A decir de María Luisa Núñez, vocera del colectivo en Puebla, quien también tiene a su hijo Juan de Dios desaprecio desde 2017, el hallar a una persona no localizada sin vida no es sinónimo de tener un sentimiento de paz, sólo representa el fin de la incertidumbre.
“No nos trae paz, se acaba la incertidumbre. El tener un familiar desaparecido es una tortura diaria. Podré estar hablando contigo, pero sigo pensando en mi hijo, preguntándome ‘¿dónde estará?’ Quizá el encontrarlos muertos simplemente acaba la tortura de no saber en dónde está, no es un consuelo, el dolor permanece aún cuando se les encuentra en esas circunstancias pues nadie borra el infiero que se caminó”, expone.
En total, de 2012 al 25 de diciembre de 2021 son 4 mil 819 las personas que han sido localizadas; de estas, 231 fueron halladas sin vida, si se toma como referencia el acumulado total del Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas.
LA NUEVA LEY
Aunque en agosto de este año se logró la aprobación de la Ley en Materia de Desaparición de Personas, gracias a la presión y trabajo del colectivo Voz de los Desaparecidos, la Universidad Iberoamericana Puebla y personas de la sociedad civil, ésta aún no rinde frutos, pues a decir de las familias de la organización persiste una falta de voluntad para atender esta problemática.
“Ninguna ley es suficiente si no hay voluntad real de aplicarla, de hacerla efectiva. Las autoridades deben entender que la búsqueda de personas desaparecidas tiene que ejercerse desburocratizada. Llevamos más de dos intentos de reunión para la instalación del Sistema Estatal de Búsqueda y en ambas ocasiones nos dejaron esperando, eso nos da a entender que no les interesa atender el problema de desaparición de personas”, comentó la vocera del colectivo.
La Ley de Búsqueda de Personas del Estado es una armonización a la Ley General en Materia de Desaparición Forzada de Personas, Desaparición Cometida por Particulares y del Sistema Nacional de Búsqueda de Personas.
Establece la creación del Sistema Estatal de Búsqueda de Personas y la Comisión de Búsqueda de Personas del Estado de Puebla, un Consejo Ciudadano como órgano consultivo del Sistema Estatal y de la Comisión Estatal; un Grupo de Búsqueda como auxiliar de la Comisión Estatal, así como la participación y atribuciones de los municipios donde se conformen las células de búsqueda.