La modernización de la industria textil dio un gran salto en 1830 cuando las fábricas comenzaron a aprovechar el agua de los ríos para generar la fuerza motriz con la que hacían funcionar las hiladoras y demás maquinaria; sin embargo, con el desarrollo de la industria llegó también la contaminación.
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El impacto ambiental inició con las nuevas tendencias en el acabado de los tejidos, ya que el teñido o decolorado de los textiles aumentaba su valor y entonces se comenzaron a emplear productos químicos para conseguirlo, lo que dio paso al inicio de la devastación de los ríos Atoyac y San Francisco, indica el documento “Situación Actual del Río Atoyac” elaborado por la Universidad Iberoamericana (IBERO).
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El documento explica que al boom de la industria textil se sumó el desarrollo de la actividad comercial en los municipios atravesados por el afluente, comenzando por Santa Rita Tlahuapan, en donde las primeras descargas contaminantes fueron procedentes de actividades humanas e industriales, enseguida San Martín Texmelucan, en donde el Complejo Petroquímico Independencia y el corredor industrial Quetzalcóatl, integrado por empresas textileras, metalúrgicas y metal - mecánicas descargan sus aguas residuales al río.
Industrialización de Puebla, problemática para el Atoyac
Para dimensionar el grado en el que comenzó a escalar el problema, se indica que hacia 1875 la entidad poblana llegó a ser el primer lugar en industrias textiles en el país, ya que el número de empresas había aumentado de 21 a 41 y en ellas se realizaba hasta el 40 por ciento de la producción de México, lo que aumentó también los efectos contaminantes.
A lo anterior se sumó la instalación de la planta Volkswagen en Puebla en 1967, la llegada de Pemex a San Martín Texmelucan en 1969 y, a partir de 1990, el desarrollo de los tres corredores industriales de esa región.
De acuerdo con el último informe sobre la situación del río, de la Secretaría de Medio Ambiente, Desarrollo Sustentable y Ordenamiento Territorial (SMADSOT) existen poco más de 110 empresas del ramo textil, considerado como el más contaminante, realizando descargas al cuerpo de agua y de ellas solo 37 cumplen con todos los permisos para tal fin.
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Hoy, a casi 190 años de que comenzó el problema, los tres ordenes de gobierno iniciaron los trabajos de campo con los que pretenden elaborar un diagnóstico sobre la situación del Atoyac y así diseñar las estrategias que permitan limpiarlo.
