La señora Victoria Rosales habla en presente, no en pasado, pues está segura de que su hija Nadia Guadalupe, quien desapareció hace 4 años y medio sigue en este mundo, sólo que no ha podido encontrarla y las autoridades han hecho caso omiso a la investigación que ella misma ha tenido que emprender.
Nadia Guadalupe Rosales Morales desapareció a los 17 años en la Ciudad de Puebla, era un 27 de octubre del 2017 cuando se dirigía al Bachillerato. El último día que se le vio, Victoria fue a dejarla a la parada del micro a las 7 de la mañana, la vio tomar la unidad de la Ruta 5, pero jamás regresó.
“Mi hija tenía que llegar de 2 a 2:30 y como ya eran cerca de las 4 y no llegaba, le empezamos a marcar y nos mandó al buzón. Nos pusimos a buscar en la Cruz Roja, en hospitales, en muchos lugares, incluso hasta donde checan los de la Ruta 5 que fue la que tomó, fuimos pensando que tuvieron un accidente, pero el que manejaba era un hombre de la tercera edad y no se dio cuenta en donde bajó”, relató.
La misma noche que desapareció, la familia fue a levantar la denuncia correspondiente a la Fiscalía General del Estado de Puebla (FGE) no activaron la alerta amber y, hasta la fecha, desconocen el paradero de Nadia Guadalupe.
Al preguntarle a la señora Vicky cómo es Nadia, respondió que es una niña alegre, que le gusta bailar mucho, solidaria y es una fiel defensora de los derechos de los animales. Le gusta mucho hacer ejercicio y siempre motivaba a su papá para que se ejercitaran.
A pesar de ser la hija menor, siempre le dio consejos a su hermana mayor. “Una niña muy humanitaria”, recuerda la señora Victoria. Además, sigue siendo la alegría de la casa, porque se sigue poniendo la música que le gusta y en cada plática está presente.
Al terminar el bachiller dijo que soñaba con ser militar y aunque a los padres no los convencía mucho esta idea, con el tiempo decidieron que iban a dejarla cumplir sus metas, pues su propósito al ser militar era ayudar a la gente que más lo necesitaba. “Ella veía los incendios, derrumbes o cuando afectaban las lluvias, siempre ayudaba un militar, entonces eso le gustaba, ella quería apoyar”.
Las autoridades no le dicen nada, no hay rastro de la desaparición, pero por su edad y la forma en que ocurrió todo, la familia cree que pudo ser trata de personas. Wendy Cisneros fue la mujer que llevó el caso al inicio, ella dijo que Nadia no tenía dicho perfil y no la subió a la plataforma de búsqueda argumentando que la pondrían en riesgo.
La familia ha tenido que emprender su propia búsqueda ante el desinterés de las autoridades, han ido a Veracruz, México, Oaxaca, Tepeaca, incluso la señora Vicky ha tenido que ir a fosas clandestinas para descartar que su hija esté ahí. En estas brigadas se han dado cuenta que las autoridades no están coordinadas y muchas personas que están en las fosas no están registradas, por lo que sus familiares siguen buscándolos.
El camino de la búsqueda no ha sido nada fácil, hay días que la señora Victoria siente un gran dolor, pero su sostén en esta lucha es su pequeña nieta, quien le devuelve la vida y le da motivos para seguir adelante. Su esposo, es su sostén, pues la apoya para que se vaya a las brigadas de búsqueda y su otra hija quien se ha vuelto su confidente y quien la escucha en los días malos.
“En mi casa tengo una personita, mi nieta, cuando Nadia desapareció mi nieta tenía 1 año y cuatro meses. Una niña que a pesar de su edad siempre se acuerda de su tía y es todos los días nos menciona a su tía, ella nos dice: vamos a desayunar; y pide que le pongamos una foto de su tía Lupita para servirle su cafecito”, relató.
La exigencia para las autoridades sigue siendo la misma desde el día uno, que busquen a Nadia Guadalupe, que la encuentren y que le devuelvan a esta familia ese pedazo de amor que les fue arrebatado en el 2017.
