Belinda y Claudia, son dos adolescentes que no se conocen, aun cuando viven en el municipio de San Nicolás de los Ranchos, pero sin saberlo, sortean dificultades similares como combinar el estudio con el trabajo, la falla recurrente de la red de internet y traslados a otros municipios, para cursar el nivel bachillerato.
El año pasado, ambas egresaron de la secundaria y a diferencia de la mayoría de sus compañeras y compañeros, que ya no continuó su formación académica, porque unieron su vida en matrimonio, emigraron a las ciudades del país para trabajar o ayudan a sus padres en las actividades agrarias, ellas tienen la meta de ser profesionistas.
Belinda García Sevilla, con 16 años de vida y habitante de la junta auxiliar Santiago Xalitzintla, sabe que quiere graduarse como ingeniero agrónomo y su objetivo es ingresar a la Universidad Autónoma de Chapingo, pero mientras llega el tiempo indicado, apoya a su familia vendiendo las artesanías de hoja de maíz elaboradas por su mamá, además de emprender un proyecto de abono orgánico.
“Yo digo que no hay que dejar de estudiar, porque es bueno, aunque es mejor estudiar y trabajar, porque se puede y hay que tomar buenas decisiones, porque eso ayudará (…) yo desde la secundaría comencé a interesarme por producir abono orgánico y pertenezco a la agrupación Xalitzintla por la Tierra y ya llevó cuatro años, pero tengo pensado ser ingeniero”, comentó la entusiasta adolescente.
Desde su puesto de venta, instalado sobre la carretera Paso a Cortés, la estudiante, contó que en la secundaria era integrante de un grupo escolar de 30 alumnos, de los cuales 6 eran mujeres y 24 hombres.
Sin embargo, sólo 20 se inscribieron al bachillerato, pero cinco de ellos, lo cursan en otros puntos de la entidad y el resto en esta comunidad.
“Varios de quienes eran mis compañeros ya no siguieron estudiando por cuestiones de trabajo fuera del municipio y otros ayudan a sus papás en el monte, donde hacen carbón o extraen leña y de las mujeres que estábamos, unas tres ya viven en pareja o tienen hijos”, precisó.
La adolescente, opinó que diferentes factores provocan que un estudiante de secundaria ya no curse el bachiller, como es el desinterés de éste o de sus padres para obligarlo, así como el tema económico.
En San Pedro Yancuitlalpan, otra comunidad de San Nicolás de los Ranchos, Claudia, estudiante de bachillerato, se encontraba comercializando pollo en un local y al externar su opinión en torno al tema, dijo “perdí comunicación con algunos compañeros de la secundaria, pero muchos se casaron y otros se fueron a trabajar a Puebla, en los restaurantes, son pocos los que siguen en las aulas”.
Aquí hay oportunidades para todos, pero muchos ya no quieren seguir estudiando, porque mejor se casan o trabajan.
Relató que en su familia tiene 20 primos, pero sólo dos cuentan con estudios universitarios y confía en que ella, pueda sumarse a dicha lista.
San Nicolás de los Ranchos, es un municipio poblano que cuenta con 11 mil 780 habitantes, de los cuales 6 mil 043 son mujeres y 5 mil 737 son hombres, dato contabilizado hasta el año 2020.
En información educativa, de acuerdo a concentrados del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), así como del Coneval, se detalla que 143 personas hablan una lengua indígena.
En lo referente al grado académico de la población, 3 mil 100 personas fueron a la primaria, 2 mil 620 a la secundaria y sólo mil 340 concluyeron el bachillerato.
Mientras que la tasa de analfabetismo, en 2020 fue 7.24% (37.9% correspondió a hombres y 62.1% a mujeres).
San Nicolás de los Ranchos cuenta con preescolares, primarias, secundarias, bachilleratos y un Instituto de Educación Digital del Estado de Puebla, donde en este último las carreras más demandas son Derecho y Psicología, y donde autoridades de dicho plantel, informan que, a la fecha, 74 jóvenes han egresado, de las cuales 44 fueron de la primera y 30 de la segunda.
UNO LES INCULCA QUE NO SEAN CÓMO NOSOTROS
“Uno les inculca a que tengan mejores cosas que nosotros, pero ellos toman las decisiones y a muchos les interesa y a otros no, aquí en el municipio hay abogados, doctores y de carrera técnica, pero hay muchachos a quienes no les entusiasma y deciden irse a la ciudad o andar en el campo”, opinó Felipe, un campesino de la zona.
Con una edad mayor a los 30 años, admitió que en su caso ya no quiso estudiar y prefirió aprender herrería, aunque también dedica el tiempo a la agricultura, porque tiene tierras.
“Tuve la oportunidad de estudiar, pero la verdad no se me dio el estudio y sólo concluí la secundaria y pues no podemos obligar a nadie a estudiar, pero yo si invito a los jóvenes a que se preparen, para que tengan lo que nosotros no tenemos y que sean diferentes”, manifestó.
CANTINAS Y BOTANEROS UN GRAN PROBLEMA PARA LOS ESTUDIANTES
El activista cultural de San Nicolás de los Ranchos, Bonifacio Cholula, al abordar el tema, anotó “es necesario que haya vinculación entre las autoridades y las escuelas con los jóvenes, porque hay espacios educativos, pero no hay motivación hacia esta comunidad para que se involucre a la actividad agraria, porque antes el campo no era negocio, pero ahora sí, porque la nuez dejó de valer un peso, para triplicar su precio, pero se necesitan mesas de trabajo que ayuden a nuestra juventud”.
Sumó que esta jurisdicción tiene todo para creer, pero lamentablemente aun los jóvenes no emprenden empresas y tampoco innovan, al contrario, venden los predios de sus padres, cuando éstos fallecen y eso se debe cambiar, porque hay oportunidades, pero no se les motiva.
“En San Nicolás hay más cantinas y botaneros que bibliotecas, es un tema que no se puede negar, pero debe existir motivación a los estudiantes, porque la mayoría de los hombres emigran y se van a cortas edades y la mujer, es la que se queda al frente de los proyectos, como actualmente sucede, donde el 60 por ciento de los negocios o iniciativas son encabezadas por este género”, concluyó.