Día Naranja: 49 nombres, 49 historias interrumpidas, 49 sonrisas que ya no iluminan el mundo

La Ibero Puebla fue testigo de un acto simbólico en conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer

Alba Espejel / El Sol de Puebla

  · lunes 25 de noviembre de 2024

49 nombres, 49 historias interrumpidas, 49 sonrisas que ya no iluminan el mundo. Foto: Bibiana Díaz / El Sol de Puebla

Alicia, Leydi, Hilaria, Sandra, Fátima, Alison, Santa, Adela... 49 nombres, 49 historias interrumpidas, 49 sonrisas que ya no iluminan el mundo. Este 25 de noviembre, el campus de la Universidad Iberoamericana fue testigo de un acto simbólico en conmemoración del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.

En un emotivo pase de lista, la comunidad estudiantil recordó a las 49 mujeres víctimas de feminicidio en el estado de Puebla. Cada uno de los nombres, cargó el peso de una historia truncada por la violencia machista que aún persiste en el territorio.

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En el centro del evento, una lona blanca fue extendida como un lienzo y ahí se colocaron los casos del 2024: Alicia, Leydi, Hilaria, Sandra, Fátima, Alison, Santa, Alondra, Adriana, María Elianet, Guadalupe, Amalia, Rosa, Adela, Ángeles, Heriberta, Brenda

Cada nombre resonó en la atmósfera como un eco de vidas perdidas. Las voces temblorosas de quienes se acercaron al micrófono, se entrelazaron con las lágrimas que se asomaron de sus ojos, formando un coro desgarrador.

Cruces rosas y flores adornaron el espacio, creando un altar que se volvió un puerto de esperanza. Cada persona que pasó, no solo llevó consigo una mariposa de papel, símbolo de libertad, también una vela, representando respeto y anhelo de justicia.

El murmullo de consignas resonó alto, “Ni una menos, ni una más, por ellas y por nosotras”. El aire vibró con la firme determinación de quienes se niegan a olvidar.

Hubo muchas historias que contar, como la de Alison, de solo 14 años, encontrada sin vida en un terreno baldío. O Santa, asesinada por su pareja, en su propia casa, y cuya vida fue precedida por denuncias de violencia que el sistema ignoró.

Fátima tenía 36 años y era originaria de Argentina. Era buscada por sus familiares desde seis días antes de que la encontraran muerta. Estaba en un estado de descomposición y envuelta en bolsas de basura.

El padre jesuita Arturo González alzó su voz en un llamado a las autoridades: “Es hora de poner un alto a la violencia”. Su petición no solo fue un clamor, sino un eco de una realidad.

Las estadísticas revelaron que, en Puebla, el ciclo de violencia se repite cada seis días. Y aún cuando el acto fue un homenaje, no se pudo eludir la desesperanza que emanó el pase de lista.

Posteriormente, se dirigieron al mural de “Memoria, verdad y justicia para todas”. En donde compartieron la siguiente información :

En la mayoría de los hechos, la víctima conocía a su feminicida, es decir, que la modalidad delictiva fue íntima. La edad promedio fue de 32 años, la víctima más pequeña tenía 14 y la mayor 52.

En 30 casos los hechos ocurrieron en espacios privados y 17 en públicos. Puebla fue el municipio con más probables feminicidios, seguido de Tehuacán. La mayoría de las víctimas registró tratos degradantes, lesiones o golpes.

Previo al evento, las alumnas confeccionaron amuletos de hierbas medicinales y sal, un gesto de protección. Estos se entregarán en el “fuego de la esperanza”, una fogata que se encenderá como símbolo de lucha y resiliencia a las 18:00 horas.

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También se repartieron hojas informativas, en donde se detallaron las diversas formas de violencia en el ámbito escolar, un intento por desmantelar un ciclo de silencio y complicidad.

Este 25 de noviembre, la comunidad estudiantil no solo recordó a las 49 víctimas. En cada vela encendida, en cada mariposa de papel, en cada cruz rosa, también se encendió un llamado colectivo: que la memoria no se detenga y que, juntas, clamemos por un futuro donde ser mujer no implique vivir con miedo.