/ lunes 28 de agosto de 2023

Difícil, envejecer con dignidad

Bienestar físico y mental, son las principales necesidades de la población adulta, las cuales no se pueden cubrir por falta de recursos económicos

Envejecer con dignidad no está al alcance de todos, pues además del impacto emocional y físico que implica este proceso, existe un golpe económico que resulta de la combinación de una baja en los ingresos y el aumento de gastos, principalmente en salud, que hace que resulte muy cara la vejez.

De manera natural, el rendimiento físico y mental de una persona después de los 60 años comienza a deteriorarse, por lo que el bienestar físico y psicológico se convierte en una de sus principales necesidades, coinciden especialistas.

La lista de enfermedades a las que se enfrenta una persona de la tercera edad es larga, pero los problemas cardiovasculares, hipertensión y diabetes son algunas de las más comunes y más caras, por tratarse de padecimientos crónicos, es decir, que requieren de fármacos y atención médica constante.

¿Qué enfermedades son comunes en la vejez?

Las personas adultas mayores tienen dos necesidades principales, atender su bienestar físico y el psicológico, sin embargo, los ingresos que perciben son insuficientes para cubrirlas, advierte Mercedes Paola Dehesa Isidoro, docente de la Facultad de Medicina y Geriatría de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).

Una persona después de los 60 años comienza a deteriorarse. Foto: Julio César Martínez | El Sol de Puebla


La especialista explica que la mayoría de las personas de 60 años y más carecen de ingresos económicos suficientes para cubrir sus necesidades cotidianas— como alimento, vestido y mantenimiento de su hogar— y, además, atender sus problemas de salud física y psicológica, por lo que sus patologías avanzan y se agravan.

Detalla que actualmente las principales enfermedades a las que se enfrentan son los problemas cardiovasculares, de hipertensión arterial, diabetes, artritis y obesidad.

“Si no está bien en el tema económico, lógicamente que para pagar un servicio médico privado es mucho más complicado, por lo que van sobrellevando sus patologías; los ingresos que perciben al mes no son suficientes para sobrellevar todos los servicios de salud y atender sus otras necesidades”, subraya.

Dehesa Isidoro dijo que la depresión es una enfermedad mental que con frecuencia se detecta en la población adulta mayor, ya sea por la pérdida de un familiar, trabajo o por tener dificultades de salud, sin embargo, es algo que poco se atiende ya que no se asume como importante o porque no se cuenta con el dinero suficiente para acudir a terapia.

“Si no se cuenta con el dinero suficiente para cubrir las necesidades básicas y los temas de salud, tampoco para la salud mental, que es algo que tiene poca relevancia en la vida de las personas”, comparte.

Tan sólo la primer consulta Geriátrica y Gerontológica ronda entre los 700 y mil 500 pesos, sin incluir los fármacos que necesite el paciente, de acuerdo con costos consultados por El Sol de Puebla con médicos privados. Los especialistas recomiendan acudir tres veces al año, solo como ejercicio de prevención, en caso de que el adulto mayor no presente problemas de salud.

Para la atención en materia de salud mental, la terapia para adultos mayores ronda entre los 300 y 900 pesos. Los psicólogos recomiendan que la primera fase de atención sea de tres visitas mensuales y, según los avances, puede aumentar o disminuir.

El último Censo Nacional de Población y Vivienda que realizó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), indica que en Puebla residían 745 mil 419 personas de 60 años y más en 2020. De esa cifra, 444 mil 357 no contaban con ningún empleo en el cuarto trimestre de dicho año, es decir, que el 59.6 por ciento del total de adultos mayores no tenía ingresos fijos para atender sus necesidades.

En contraste, 301 mil 62 tenían un trabajo. De ellos, 47.3 por ciento percibía un sueldo mensual de 3 mil 696.6 pesos; el 18.6 por ciento, de 7 mil 393.2 pesos; 6.2 por ciento, de 11 mil 89.8 pesos; 2.1 por ciento, de 18 mil 483 pesos; 1.2 por ciento, de 22 mil 179 pesos, en tanto que el 24.6 por ciento restante no especificó.

Envejecer con dignidad no está al alcance de todos. Foto: Julio César Martínez | El Sol de Puebla

De igual manera, de la población ocupada, únicamente 24 mil 300 personas contaban con acceso a instituciones de salud, es decir, 8 por ciento; mientras que 266 mil 655 personas no tenían servicio de salud a pesar de poseer un empleo, por lo que sus padecimientos los tuvieron que resolver en instituciones privadas.

Además, 528 mil 101 personas adultas mayores que radican en territorio poblano son beneficiarias de la pensión para el Bienestar que asciende a 4 mil 800 pesos bimestrales, con fecha al corte de abril. Si se compara con el último Censo de Población y Vivienda de 2020, donde había 745 mil 419 personas en este sector de la población, se concluye que el 70.8 por ciento cuenta con ese ingreso.

¿Cuál es el problema que más afecta a las personas mayores?

El docente de la Universidad Iberoamericana Puebla, Miguel Ángel Corona Jiménez, agrega que no todos los adultos mayores cuentan con una pensión y quienes tienen acceso a ésta o a la que otorga el gobierno federal no cubren todos los gastos necesarios para tener una calidad de vida digna porque resultan insuficientes.

Además de las patologías mencionadas, agrega que las limitaciones físicas también se hacen presentes en esta etapa de la vida, ya que el cuerpo se va desgastando y comienzan a aparecer molestias que pueden afectar la movilidad de las personas, por lo que debe ser atendida con especialistas y representa otro gasto importante para el bolsillo.

“Ya estando en la edad mayor, el cuerpo se va desgastando y las limitaciones físicas comienzan a aparecer (…) Eso lleva a que también requieran de mayores recursos para hacer frente a esa nueva etapa”, destaca.

Susana Soto es un ejemplo de esta problemática, pues con el paso del tiempo su movilidad se fue limitando debido a que presenta dolores en su rodilla. La mujer de aproximadamente 80 años está afiliada al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y ahí le detectaron problemas en sus articulaciones, sin embargo, le dijeron que debía tomar terapias con un particular ya que agendar una cita dentro de esta institución pública es casi imposible.

Cuenta que acudió a seis sesiones con un fisioterapeuta que costeó uno de sus hijos, pues sus ingresos se limitan a la pensión que otorga el gobierno federal y no son suficientes para cubrir todas sus necesidades.

Red familiar, clave para los cuidados

Ambos especialistas coinciden en que las personas pertenecientes al círculo cercano del adulto mayor, como hijos, nietos o incluso vecinos, tienen un papel fundamental dentro de su vida, ya que desempeñan un rol de cuidadores informales, es decir que proveen apoyo físico, emocional y financiero a la persona sin recibir una remuneración económica.

Tal es el caso de Gabriela Guerra, la cuidadora primaria desde hace 25 años de dos adultos mayores, sus padres. Gabriela decidió asumir este papel como una forma de agradecimiento al cuidado que ellos hicieron de su hijo.

Aunque ellos están afiliados al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), la cobertura que ofrece no es suficiente ni adecuada para sus necesidades por lo que recurren a servicios médicos particulares, que ella costea, ya que sus padres únicamente reciben el apoyo económico proveniente de la Pensión del Bienestar, 4 mil 800 pesos bimestrales, los que destina para alimento, vestido y cosas del hogar.

Las limitaciones físicas también se hacen presentes en los adultos mayores. Foto: Erik Guzmán | El Sol de Puebla

Relata que, en el caso de su madre, una de las problemáticas que atraviesa es que los fármacos que le recetan generan efectos secundarios, por lo que deben de adquirir otra presentación en farmacias particulares.

En el caso de su padre, debe de suministrarle medicamento para la memoria, que también debe conseguir de manera particular, ya que no siempre los encuentra en el IMSS o no son los de mejor calidad. Para cubrir ambos gastos destina dos mil pesos mensuales.

“Hay medicamentos que no son suficientes, tienen efectos secundarios que no son muy óptimos para ellos o no siempre están disponibles. Eso representa que se tenga que hacer un gasto adicional para darles una mejor calidad y que los medicamentos no generen un impacto que con el paso del tiempo provoquen un malestar mayor”, comparte.

A esto se suman las tres visitas anuales al doctor especializado en Geriatría, en caso de que no presenten ningún malestar. Para cubrir esta necesidad destina 2 mil 400 pesos anuales por persona, es decir que por ambos la cifra asciende a 4 mil 800 pesos, sin incluir fármacos. Esto se traduce en 28 mil 800 pesos anuales para cubrir las necesidades básicas en materia de salud de sus padres.

Sin embargo, el gasto incrementa cuando existen complicaciones de salud en alguno de ellos. La también madre de familia relata que su mamá es quien más problemas tiene, ya que por temporadas presenta comorbilidades que llegan hasta una hospitalización. Recuerda que la última ocasión destinó aproximadamente 15 mil pesos.

Cuando algún malestar se hace presente las visitas al geriatra incrementan entre dos y tres veces al mes, dependiendo la gravedad; en número son 28 mil 800 anuales sin incluir medicamentos.

En su experiencia, ser cuidadora de adultos mayores va más de allá de un desgaste económico, también incluye el físico y el emocional. “Llega a ser cansado, no desesperante, pero es cansado el mantener el ritmo porque requiere invertir esfuerzo, dinero y ánimo”, opina.

Inclusive, considera que enfocarse en atender sus necesidades llega a perjudicar su desempeño en otros roles sociales como el ser trabajadora y madre de una adolescente, por ello comenta que es necesario generar un espacio y con ello darle oportunidad a que otros familiares también se involucren en el cuidado.

Finalmente, dice que es necesario que se hagan mejoras en el servicio que se ofrece en el IMSS, pues reitera que la falta de medicamentos, así como las largas horas de espera para agendar una cita y para que direccionen con un especialista o al área de laboratorios son factores que obligan a los familiares a acudir al sector privado.

“Mientras me dan cita para acudir a laboratorios o con especialistas, las personas se siguen sintiendo mal, el malestar sigue avanzando y se tiene que actuar, eso implica acudir a un servicio particular y obviamente pagar por ello”, resalta.

Reconocerlos y mejorar políticas públicas

Los académicos coinciden en que es necesario que los adultos mayores sean reconocidos a nivel social pues esto ayudará a visualizar y atender las carencias a las que hacen frente cotidianamente para que tengan una vejez digna.

“Es necesario reconocer el papel y el rol que han jugado en la sociedad mexicana, son personas que con su trabajo y dedicación han hecho que las generaciones que son más jóvenes tengan buenas condiciones en todos los sentidos y creo que con el envejecimiento deben de tener un reconocimiento”, expone el doctor Corona Jiménez.

El académico de la Ibero reitera la importancia que de este sector poblacional sea reconocido, pues dice que en esta etapa de su vida también enfrentan discriminación y violencia, en algunos casos dentro de sus hogares, por lo que considera oportuno generar campañas de sensibilización.

En esta misma línea, sugiere que se difunda información sobre los beneficios de mejorar los hábitos de alimentación desde temprana edad, para llegar a la vejez lo más saludablemente posible; también pide concientizar sobre el ahorro financiero.

Para ser considerado de la tercera edad es necesario por lo menos tener 60 años. Foto: Julio César Martínez | El Sol de Puebla

En tanto que para la docente en la UPAEP el programa de la pensión federal no es suficiente para atender las necesidades básicas del adulto mayor, pues dice que al entregarles el dinero se desconoce para qué lo utilizan, pudiendo dejar de lado la atención a la salud.

Se suma a la idea de generar estrategias de promoción que promuevan las acciones para mantener una vida saludable desde temprana edad para tener un mejor envejecimiento. “El envejecimiento (de la población) en México es irreversible, ya no se puede hacer mucho, los adultos mayores ya están acá y estamos esperando que en 2030 se dé un aumento al doble de la población geriátrica, por eso necesitamos que lleguen con una mejor calidad de vida”, alerta Dehesa Isidoro.

Se debe apostar por un nosocomio exclusivo para el adulto mayor en la entidad, donde se puedan atender las necesidades específicas de esta población, pero para lograrlo primero se debe promover la formación de especialistas en Geriatría para aumentar el persona, remata.

Envejecer con dignidad no está al alcance de todos, pues además del impacto emocional y físico que implica este proceso, existe un golpe económico que resulta de la combinación de una baja en los ingresos y el aumento de gastos, principalmente en salud, que hace que resulte muy cara la vejez.

De manera natural, el rendimiento físico y mental de una persona después de los 60 años comienza a deteriorarse, por lo que el bienestar físico y psicológico se convierte en una de sus principales necesidades, coinciden especialistas.

La lista de enfermedades a las que se enfrenta una persona de la tercera edad es larga, pero los problemas cardiovasculares, hipertensión y diabetes son algunas de las más comunes y más caras, por tratarse de padecimientos crónicos, es decir, que requieren de fármacos y atención médica constante.

¿Qué enfermedades son comunes en la vejez?

Las personas adultas mayores tienen dos necesidades principales, atender su bienestar físico y el psicológico, sin embargo, los ingresos que perciben son insuficientes para cubrirlas, advierte Mercedes Paola Dehesa Isidoro, docente de la Facultad de Medicina y Geriatría de la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP).

Una persona después de los 60 años comienza a deteriorarse. Foto: Julio César Martínez | El Sol de Puebla


La especialista explica que la mayoría de las personas de 60 años y más carecen de ingresos económicos suficientes para cubrir sus necesidades cotidianas— como alimento, vestido y mantenimiento de su hogar— y, además, atender sus problemas de salud física y psicológica, por lo que sus patologías avanzan y se agravan.

Detalla que actualmente las principales enfermedades a las que se enfrentan son los problemas cardiovasculares, de hipertensión arterial, diabetes, artritis y obesidad.

“Si no está bien en el tema económico, lógicamente que para pagar un servicio médico privado es mucho más complicado, por lo que van sobrellevando sus patologías; los ingresos que perciben al mes no son suficientes para sobrellevar todos los servicios de salud y atender sus otras necesidades”, subraya.

Dehesa Isidoro dijo que la depresión es una enfermedad mental que con frecuencia se detecta en la población adulta mayor, ya sea por la pérdida de un familiar, trabajo o por tener dificultades de salud, sin embargo, es algo que poco se atiende ya que no se asume como importante o porque no se cuenta con el dinero suficiente para acudir a terapia.

“Si no se cuenta con el dinero suficiente para cubrir las necesidades básicas y los temas de salud, tampoco para la salud mental, que es algo que tiene poca relevancia en la vida de las personas”, comparte.

Tan sólo la primer consulta Geriátrica y Gerontológica ronda entre los 700 y mil 500 pesos, sin incluir los fármacos que necesite el paciente, de acuerdo con costos consultados por El Sol de Puebla con médicos privados. Los especialistas recomiendan acudir tres veces al año, solo como ejercicio de prevención, en caso de que el adulto mayor no presente problemas de salud.

Para la atención en materia de salud mental, la terapia para adultos mayores ronda entre los 300 y 900 pesos. Los psicólogos recomiendan que la primera fase de atención sea de tres visitas mensuales y, según los avances, puede aumentar o disminuir.

El último Censo Nacional de Población y Vivienda que realizó el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), indica que en Puebla residían 745 mil 419 personas de 60 años y más en 2020. De esa cifra, 444 mil 357 no contaban con ningún empleo en el cuarto trimestre de dicho año, es decir, que el 59.6 por ciento del total de adultos mayores no tenía ingresos fijos para atender sus necesidades.

En contraste, 301 mil 62 tenían un trabajo. De ellos, 47.3 por ciento percibía un sueldo mensual de 3 mil 696.6 pesos; el 18.6 por ciento, de 7 mil 393.2 pesos; 6.2 por ciento, de 11 mil 89.8 pesos; 2.1 por ciento, de 18 mil 483 pesos; 1.2 por ciento, de 22 mil 179 pesos, en tanto que el 24.6 por ciento restante no especificó.

Envejecer con dignidad no está al alcance de todos. Foto: Julio César Martínez | El Sol de Puebla

De igual manera, de la población ocupada, únicamente 24 mil 300 personas contaban con acceso a instituciones de salud, es decir, 8 por ciento; mientras que 266 mil 655 personas no tenían servicio de salud a pesar de poseer un empleo, por lo que sus padecimientos los tuvieron que resolver en instituciones privadas.

Además, 528 mil 101 personas adultas mayores que radican en territorio poblano son beneficiarias de la pensión para el Bienestar que asciende a 4 mil 800 pesos bimestrales, con fecha al corte de abril. Si se compara con el último Censo de Población y Vivienda de 2020, donde había 745 mil 419 personas en este sector de la población, se concluye que el 70.8 por ciento cuenta con ese ingreso.

¿Cuál es el problema que más afecta a las personas mayores?

El docente de la Universidad Iberoamericana Puebla, Miguel Ángel Corona Jiménez, agrega que no todos los adultos mayores cuentan con una pensión y quienes tienen acceso a ésta o a la que otorga el gobierno federal no cubren todos los gastos necesarios para tener una calidad de vida digna porque resultan insuficientes.

Además de las patologías mencionadas, agrega que las limitaciones físicas también se hacen presentes en esta etapa de la vida, ya que el cuerpo se va desgastando y comienzan a aparecer molestias que pueden afectar la movilidad de las personas, por lo que debe ser atendida con especialistas y representa otro gasto importante para el bolsillo.

“Ya estando en la edad mayor, el cuerpo se va desgastando y las limitaciones físicas comienzan a aparecer (…) Eso lleva a que también requieran de mayores recursos para hacer frente a esa nueva etapa”, destaca.

Susana Soto es un ejemplo de esta problemática, pues con el paso del tiempo su movilidad se fue limitando debido a que presenta dolores en su rodilla. La mujer de aproximadamente 80 años está afiliada al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y ahí le detectaron problemas en sus articulaciones, sin embargo, le dijeron que debía tomar terapias con un particular ya que agendar una cita dentro de esta institución pública es casi imposible.

Cuenta que acudió a seis sesiones con un fisioterapeuta que costeó uno de sus hijos, pues sus ingresos se limitan a la pensión que otorga el gobierno federal y no son suficientes para cubrir todas sus necesidades.

Red familiar, clave para los cuidados

Ambos especialistas coinciden en que las personas pertenecientes al círculo cercano del adulto mayor, como hijos, nietos o incluso vecinos, tienen un papel fundamental dentro de su vida, ya que desempeñan un rol de cuidadores informales, es decir que proveen apoyo físico, emocional y financiero a la persona sin recibir una remuneración económica.

Tal es el caso de Gabriela Guerra, la cuidadora primaria desde hace 25 años de dos adultos mayores, sus padres. Gabriela decidió asumir este papel como una forma de agradecimiento al cuidado que ellos hicieron de su hijo.

Aunque ellos están afiliados al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), la cobertura que ofrece no es suficiente ni adecuada para sus necesidades por lo que recurren a servicios médicos particulares, que ella costea, ya que sus padres únicamente reciben el apoyo económico proveniente de la Pensión del Bienestar, 4 mil 800 pesos bimestrales, los que destina para alimento, vestido y cosas del hogar.

Las limitaciones físicas también se hacen presentes en los adultos mayores. Foto: Erik Guzmán | El Sol de Puebla

Relata que, en el caso de su madre, una de las problemáticas que atraviesa es que los fármacos que le recetan generan efectos secundarios, por lo que deben de adquirir otra presentación en farmacias particulares.

En el caso de su padre, debe de suministrarle medicamento para la memoria, que también debe conseguir de manera particular, ya que no siempre los encuentra en el IMSS o no son los de mejor calidad. Para cubrir ambos gastos destina dos mil pesos mensuales.

“Hay medicamentos que no son suficientes, tienen efectos secundarios que no son muy óptimos para ellos o no siempre están disponibles. Eso representa que se tenga que hacer un gasto adicional para darles una mejor calidad y que los medicamentos no generen un impacto que con el paso del tiempo provoquen un malestar mayor”, comparte.

A esto se suman las tres visitas anuales al doctor especializado en Geriatría, en caso de que no presenten ningún malestar. Para cubrir esta necesidad destina 2 mil 400 pesos anuales por persona, es decir que por ambos la cifra asciende a 4 mil 800 pesos, sin incluir fármacos. Esto se traduce en 28 mil 800 pesos anuales para cubrir las necesidades básicas en materia de salud de sus padres.

Sin embargo, el gasto incrementa cuando existen complicaciones de salud en alguno de ellos. La también madre de familia relata que su mamá es quien más problemas tiene, ya que por temporadas presenta comorbilidades que llegan hasta una hospitalización. Recuerda que la última ocasión destinó aproximadamente 15 mil pesos.

Cuando algún malestar se hace presente las visitas al geriatra incrementan entre dos y tres veces al mes, dependiendo la gravedad; en número son 28 mil 800 anuales sin incluir medicamentos.

En su experiencia, ser cuidadora de adultos mayores va más de allá de un desgaste económico, también incluye el físico y el emocional. “Llega a ser cansado, no desesperante, pero es cansado el mantener el ritmo porque requiere invertir esfuerzo, dinero y ánimo”, opina.

Inclusive, considera que enfocarse en atender sus necesidades llega a perjudicar su desempeño en otros roles sociales como el ser trabajadora y madre de una adolescente, por ello comenta que es necesario generar un espacio y con ello darle oportunidad a que otros familiares también se involucren en el cuidado.

Finalmente, dice que es necesario que se hagan mejoras en el servicio que se ofrece en el IMSS, pues reitera que la falta de medicamentos, así como las largas horas de espera para agendar una cita y para que direccionen con un especialista o al área de laboratorios son factores que obligan a los familiares a acudir al sector privado.

“Mientras me dan cita para acudir a laboratorios o con especialistas, las personas se siguen sintiendo mal, el malestar sigue avanzando y se tiene que actuar, eso implica acudir a un servicio particular y obviamente pagar por ello”, resalta.

Reconocerlos y mejorar políticas públicas

Los académicos coinciden en que es necesario que los adultos mayores sean reconocidos a nivel social pues esto ayudará a visualizar y atender las carencias a las que hacen frente cotidianamente para que tengan una vejez digna.

“Es necesario reconocer el papel y el rol que han jugado en la sociedad mexicana, son personas que con su trabajo y dedicación han hecho que las generaciones que son más jóvenes tengan buenas condiciones en todos los sentidos y creo que con el envejecimiento deben de tener un reconocimiento”, expone el doctor Corona Jiménez.

El académico de la Ibero reitera la importancia que de este sector poblacional sea reconocido, pues dice que en esta etapa de su vida también enfrentan discriminación y violencia, en algunos casos dentro de sus hogares, por lo que considera oportuno generar campañas de sensibilización.

En esta misma línea, sugiere que se difunda información sobre los beneficios de mejorar los hábitos de alimentación desde temprana edad, para llegar a la vejez lo más saludablemente posible; también pide concientizar sobre el ahorro financiero.

Para ser considerado de la tercera edad es necesario por lo menos tener 60 años. Foto: Julio César Martínez | El Sol de Puebla

En tanto que para la docente en la UPAEP el programa de la pensión federal no es suficiente para atender las necesidades básicas del adulto mayor, pues dice que al entregarles el dinero se desconoce para qué lo utilizan, pudiendo dejar de lado la atención a la salud.

Se suma a la idea de generar estrategias de promoción que promuevan las acciones para mantener una vida saludable desde temprana edad para tener un mejor envejecimiento. “El envejecimiento (de la población) en México es irreversible, ya no se puede hacer mucho, los adultos mayores ya están acá y estamos esperando que en 2030 se dé un aumento al doble de la población geriátrica, por eso necesitamos que lleguen con una mejor calidad de vida”, alerta Dehesa Isidoro.

Se debe apostar por un nosocomio exclusivo para el adulto mayor en la entidad, donde se puedan atender las necesidades específicas de esta población, pero para lograrlo primero se debe promover la formación de especialistas en Geriatría para aumentar el persona, remata.

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