La educación en línea ha resultado ser una poderosa herramienta de enseñanza-aprendizaje a todos los niveles, pero ¿es realmente efectiva en niños, cuando se supone que la interacción social entre pares es fundamental para el éxito de la formación?
“La interacción social es una de las principales preocupaciones de los educadores en estos momentos de pandemia en los que la educación en línea nos ha puesto a prueba como sistema educativo, como docentes y como familias, para ver qué tan involucrados estamos los distintos agentes en el aprendizaje de los niños y de los jóvenes”, expone Emma Verónica Santana Valencia, directora académica de Postgrados en Investigación, facultad de Educación UPAEP.
Refiere que la importancia de la socialización en la educación es que forma a los niños en la adquisición de elementos socioculturales que les permiten integrar y fortalecer su personalidad para la vida en sociedad. Este proceso comienza desde el hogar donde aprenden normas, reglas y valores que se aplican en el ámbito escolar a través de la interacción con sus pares.
Entonces, ¿qué estrategias se deberían diseñar o planificar para que la educación en línea permitiera una mejor experiencia de aprendizaje en la que el alumno se encontrara en un constante nivel de desarrollo, sin que se aburra o desmotive fácilmente, al no tener el estímulo de encontrarse con sus compañeros en un salón o enfrentarse a los retos de las clases presenciales?
Una de las principales condiciones es el trabajo del docente, asegura la doctora, quien agrega que el profesor que está llevando la clase tiene que estar abierto a cambiar para encontrar formas de innovar el proceso, estar atento a sus estudiantes, ser flexible, creativo y que, a través de su voz y su imagen, pueda hacer sentir al niño ese conjunto de emociones que se suelen manejar de manera presencial en el aula.
Todo ello lo logrará siendo creativo, realizar actividades para los niños como aprovechar los recursos del entorno, encontrar enlaces lúdicos con los cuáles jueguen y participen, conocer los intereses de los alumnos para generar actividades digitales, mapas mentales, lluvias de ideas, o creen cosas con materiales desde su hogar, por ejemplo.
Asimismo, asegura que se deben generar estrategias didácticas que permitan que los alumnos se reúnan en equipo de manera virtual, que colaboren creando un proyecto, que se busquen formas de hacer diálogos enriqueciendo y dirigiendo la acción educativa; de esta manera el docente podrá generar un vínculo positivo entre los alumnos.
“La pandemia aceleró la transformación digital de la educación y hemos tenido que adaptarnos rápidamente a ello y, por lo mismo, generar velozmente estas vías de aprendizaje para los alumnos. Las estrategias son muchas, la pregunta sería qué tan dispuestos estamos los docentes para hacer un giro en la forma que veníamos enseñando”, expone.
EDUCACIÓN PRIVADA VS EDUCACIÓN PÚBLICA
La educación privada ha fluido más fácilmente a través de las plataformas digitales que favorecen el proceso de socialización, a diferencia de la educación pública que ha tenido que usar otros recursos y medios de comunicación (TV, radio) para llevar a cabo su proceso educativo adaptándose en condiciones de vulnerabilidad que lo han hecho más difícil.
“Sin embargo, no se puede perder de vista que se ha tratado, por todos los medios, de hacer posible la educación para todos. Hay profesores que aún sin tener los recursos, tienen un compromiso y una vocación docente bien definida. Si partimos de la experiencia de ellos, que han hecho esfuerzos extraordinarios para acompañar a sus niños, me parece que pudiéramos mirar esta crisis como una oportunidad”, advierte.
La doctora asegura que el recurso más valioso son las personas y el proceso de los docentes es el que ha generado propuestas que favorecen los aprendizajes y, aunque la educación privada cuente con ciertas ventajas, los profesores son los que hacen la diferencia porque puedes tener 20 mil plataformas pero si no generas acciones concretas, la educación permanecerá igual.
Puntualiza al decir que, sí, una de las grandes preocupaciones en el proceso educativo es ese contacto entre las personas que es esencial para sentirnos bien, para aprender, para negociar, para generar normas y valores. Por eso tenemos que mirar la educación en línea como una estrategia, como una gran herramienta para ser más efectivos los aprendizajes.
