A la sombra de la pandemia de la Covid-19 se han gestado graves problemas de salud mental, entre ellos la depresión. Se trata de un mal que afecta a un 17 por ciento de la población en Puebla, cifra que le concede a la entidad el noveno lugar a nivel nacional en cuanto a incidencia, de acuerdo con la encuesta Nacional de Bienestar Autoreportado 2021 (Enbiare), realizada por el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI).
El problema no termina ahí, ya que especialistas coinciden en que un aumento en los casos de depresión, también es una alerta de mayor tendencia al suicidio, de dificultades de socialización y riesgos a contraer otras enfermedades como la demencia o falta de estimulación cognitiva, en el caso de los adultos mayores.
Las personas de la tercera edad, los niños y adultos jóvenes son los sectores más afectados por la depresión, ya que la contingencia sanitaria ha modificado drásticamente su vida cotidiana y la forma en que se relacionaban con las otras personas; sin embargo, los psicólogos insisten en que este problema puede presentarse en cualquier persona e incluso hay quienes tienen mayor tendencia a padecerlo de forma cíclica.
Por lo anterior, insisten en que es necesario que la población no solo aprenda a identificar los síntomas de la depresión y a reconocer que la padece, sino que cuente con redes de apoyo para sobreponerse a la misma y acuda a recibir atención especializada u orientación.
¿QUÉ ES LA DEPRESIÓN?
La depresión es un enfermedad que se caracteriza por una tristeza persistente y por la pérdida de interés en las actividades con las que normalmente se disfruta, así como por la incapacidad para llevar a cabo las actividades cotidianas por al menos dos semanas, según la definición de la Organización Panamericana de la Salud.
¿POR QUÉ SE DEPRIMEN LAS Y LOS POBLANOS?
Son múltiples factores los que provocan depresión entre los poblanos; sin embargo, los problemas económicos son de los principales, indicaron José Leopoldo Castro Fernández de Lara y Dulce María Pérez Torres, catedráticos de la Facultad de Psicología en la Universidad Iberoamericana y la Universidad Popular Autónoma del Estado de Puebla (UPAEP), respectivamente.
Su hipótesis concuerda con los resultados de la Enbiare, que indican que la mayor de las preocupaciones para los mexicanos es no poder sufragar los gastos del mes, debido a la pérdida de empleo y aumento de precios en los productos de la canasta básica.
“Cuando la gente se queda sin trabajo y no tiene recursos económicos para solventar sus necesidades básicas y las de su familia entonces comienza a preocuparse y a deprimirse cuando no encuentra una solución a esa situación y es muy triste porque hay personas que dicen: No tengo nada, ya no tengo ganas de vivir”, expresó la catedrática.
Añadió que a eso se suman los casos de conocidos o familiares enfermos de COVID - 19 o que han muerto a causa de la enfermedad, ya que la gente también ha tenido que vivir de una forma distinta el proceso de cuidado de sus seres queridos o el duelo.
Para el coordinador de la licenciatura en psicología de la UPAEP, hoy los problemas de depresión también están anclados al hecho de que la ciudadanía se ha enfocado más en la supervivencia, que en vivir la vida, es decir, se ha enfocado a cuidar su bienestar físico y económico pero ha dejado de disfrutar de cuestiones tan básicas como la convivencia familiar.
“El miedo e incertidumbre se han convertido en la principal dificultad para los seres humanos porque la mente necesita tener certezas, aferrarse a algo; de tal forma que el miedo, la duda y la incertidumbre que ha traído la pandemia ha incrementado la depresión”.
¿CUÁLES SON LOS RIESGOS DE UNA SOCIEDAD DEPRIMIDA?
Ambos psicólogos expresaron que cuando una persona experimenta depresión, no solo está teniendo una afectación a nivel personal, sino que a nivel social también se generan distintos problemas como la intolerancia, el aumento de tendencias suicidas y las dificultades para establecer relaciones personales efectivas.
“En los jóvenes, por ejemplo, se han perdido capacidades de tolerancia y respeto en la convivencia por la falta de interacción, porque ahora se relacionan a través de la tecnología y todo es inmediato, les cuesta ser pacientes, les cuesta más trabajar en equipo y cuando esto empieza a ocurrir estamos hablando de que cuesta más que una sociedad funcione”, explicó Castro.
El docente de la IBERO señaló que en el caso de los adultos mayores la depresión provoca que tengan más riesgo de desarrollar enfermedades de tipo cognitivo; mientras que a nivel general existe la posibilidad de que un 10 y 20 por ciento de quienes padecen este problema de salud mental desarrollen tendencia suicida.
Por su parte, Dulce María Pérez Torres expuso que aún no se ha conseguido dimensionar la afectación que tendrán las relaciones humanas a partir del periodo de confinamiento y crisis experimentado por las familias.
¿CÓMO SOBREPONERSE A LA DEPRESIÓN?
Aunque no hay una fórmula para terminar con los síntomas de la depresión de tajo, debido a que esto varía según las condiciones de cada persona, ambos especialistas consideraron qué hay pequeñas y constantes acciones que pueden ayudar.
Explicaron que es importante que se retomen las redes de apoyo, es decir, que como seres humanos volvamos a tener buena relación con las personas cercanas a nosotros y confiemos en ellas para salir adelante de las dificultades que se nos presenten.
“Hay mucha gente que está viva pero aislada, porque la pandemia nos ha mantenido distantes o con restricciones para reunirnos y, ahora, en este momento de la pandemia, es momento de seguirnos cuidando, pero a la vez reactivar esa colectividad”, acotó el catedrático.