En Hamburgo, la segunda ciudad más grande de Alemania, la poblana Dulce María Salazar (27 años) es niñera y todos los días protagoniza una batalla por cumplir con las dinámicas escolares en línea del primer mundo, por la crisis sanitaria por Covid-19.
Dulce (originaria de la ciudad de Puebla) detalla sobre las medidas extremas de cuidado que toman los pequeños teutones por temor a contagiarse por coronavirus. No es nada fácil, sentencia.
“Transcurrieron los días (del confinamiento) y ellos reaccionaron. Si toman una pelota se van a lavar las manos, luego, luego. Ellos solitos se lavan las manos con expresiones: ¡Oh no, Corona!”.
La tecnología es parte esencial en la vida de los alemanes, un teléfono o la computadora son una herramienta educativa para sus tareas y también para hacer llamadas en línea por WhatsApp o Zoom y saludar a sus compañeros de clase.
Hay una situación difícil porque los niños están acostumbrados a estar con sus amigos, porque van creciendo, los niños con los que estoy tienen 6 y 9 años. Llega un momento en el que el estrés los está afectando Comentó
Dulce María Salazar Gracida, de 27 años, tuvo que emigrar de la capital poblana a la ciudad portuaria en el Norte de Alemania en plan de estudios y de trabajo como niñera. En ocho meses de su llegada, el coronavirus la sorprendió con un aislamiento no tan radical como sucedió en otros países europeos.
Desde su pequeña habitación, informa que en Hamburgo los niños se mantienen informados del virus por noticias o dibujos animados. Sólo tienen permiso ver por día 30 minutos la televisión. Mientras, siguen con sus clases diarias a través de la plataforma en línea y por correo les envían las actividades dinámicas que se deben de hacer a la semana.
“Mi niño ha leído o visto que el coronavirus surgió porque un chino comió sopa de murciélago y me pregunta: ¿pero porque comen eso?, si es cómico, pero al final, uno no sabe cómo explicarlo”.
LA ATENCIÓN DE COVID-19
Dulce Salazar comenta, a través de la videoconferencia con esta casa editorial, que la atención hospitalaria en Alemania del coronavirus es oportuna y detalló que el protocolo es personalizado en casa, para después definirse si la atención requiere hospitalización o puede ser atendida en el hogar: “la enfermedad se atiende con mucha eficiencia”.
Asimismo, reconoció el trabajo de la canciller Angela Merkel, quien recientemente ha convocado a los alemanes mantener cautela por el virus.
En su caso, narró que una amiga de la mamá con la que trabaja tuvo Covid-19. La afectada es una señora de 40 años que solo tuvo fuertes malestares por cuatro días.
En general, dice que hay un panorama positivo en las atenciones médicas: “En las noticias han dicho que ya no hay sobrecupo, es decir, que ya hay más camillas libres de las que se empezaron a ocupar desde que inició la pandemia, es lo más sorprendente, en este momento ya puedes acudira urgencias o padecimientos ajenos a coronavirus”, comentó.
CONFINAMIENTO LIBRE
Los parques han permanecido abiertos, aunque no los juegos infantiles. Las reuniones son estrictamente familiares y los atardeceres en el lago Alster, son parte de la convivencia a distancia de los pobladores de Hamburgo, Alemania, durante la declaratoria de emergencia sanitaria por Covid-19.
Desde el 14 de marzo cuando la canciller Angela Merkel declaró que nadie podía salir a lugares públicos, se restringieron las actividades en grupo y los únicos espacios abiertos son: las bibliotecas, las farmacias, restaurantes, además de supermercados.
“La gente comenzó con una situación de pánico, las calles estaban vacías, en el autobús había tres entradas y en la tercera tenías que ir para obtener tu boleto (...) las medidas fueron que solo podías salir en familia al parque o si querías hacer ejercicio en lo individual”.
A pesar del pánico, hubo gente que no respetaba la distancia ni se protegía, por esa razón se decretaron sanciones para quienes violaran el confinamiento. Este 29 de abril se hizo obligatorio usar el cubre bocas para salir a la calle o se sancionaría con 25 euros (647 pesos) o más.
Las compras en el súper también eran individuales: “una vez que me tocó ir al supermercado si me impactó ver a la gente con guantes y máscaras de plástico, me causó sorpresa ver a la gente paniqueada”.
Dulce María Salazar observa que en Alemania si hay conflictos económicos, pero las personas cercanas que conoce no fueron despedidas sino con salarios y trabajos a la mitad, además de que la mayoría de los deberes laborales se cumplen desde casa.
“Alemania ayuda mucho a los migrantes, hay grupos que reciben apoyo con refugio o para que aprendan el idioma. Aquí si hay mucho apoyo”.
“¿PARTIR SIN DESPEDIRSE?”
¿Cómo hubiéramos sobrevivido?, es una de las preguntas que aún sigue en la mente de Dulce Salazar, quien había hecho planes el 8 de marzo para conocer Italia, Venecia y Roma, sin embargo, el viaje fue cancelado porque un día antes cerraron las fronteras.
La joven relata que sí hubiera sido angustiante quedar varada en otro país desconocido y con escasos recursos económicos.
Actualmente, sigue con sus clases en línea de alemán en Volkshochschule en la mañana y noche. Mantiene comunicación con su familia a quien le ha pedido que se cuide y pide a la ciudadanía que crean en la existencia de Covid-19 para que se protejan, porque no es nada fácil partir de este mundo sin despedirse de los seres queridos.