'Te gritan, te insultan, son déspotas': el relato de un chofer del transporte público en Puebla

Muchas veces los señalan como los malos, pero pocos reflexionan que comienzan a las 5 de la mañana y llegan a terminar a las 11 de la noche, sin tiempo para comer o ir al baño

Daniela Hernández / El Sol de Puebla

  · viernes 2 de agosto de 2024

Choferes poblanos enfrentan insultos. Foto: Bibiana Díaz / El Sol de Puebla

Imagina tener un trabajo con un horario de cinco de la mañana a 11 de la noche, en el cual, aparte de no disponer de un tiempo para comer o ir al baño, debas soportar que otras personas, que ni conoces, te griten sin que puedas defenderte.

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Esto es lo que vive a diario un chofer del transporte público, quienes habitualmente son señalados por los pasajeros por su mal servicio, sin embargo, ellos tienen otro punto de vista.

Víctor Ángeles, quien es operador de la ruta 30 en Puebla desde hace tres décadas, afirma que el ser chofer no es solo manejar, sino que todos los días debes aguantar los tratos groseros o déspotas de diversos pasajeros sin que puedas responderles igual, porque serás señalado como el malo.

Soportar a la gente es lo más difícil, hay que entenderlos, estudiarlos, porque si no les agarra el modo pelea uno (…) lo más triste es que te grite la gente y no puedas responderle igual porque uno como operador lleva las de perder, se siente la impotencia de no poder hacer nada, aunque no tenga la culpacomparte

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En este oficio estarás todos los días con la incertidumbre de saber con qué humor subirán los pasajeros. Algunos amables, pero otros más pueden ser groseros al abordar, sobre todo cuando no se les permite bajar en puntos donde no hay paradas.

A veces tocan el timbre cuando ya pasaste la parada y te gritan o te insultan si no los quieres bajar, yo trato de explicar que nos pueden multar, no es que queramos afectarlos, pero aun así hay gente que no entiende, siempre seremos los malos

explica

Conductores del transporte narran sus largas jornadas laborales. Foto: Bibiana Díaz / El Sol de Puebla


Estado de salud se deteriora

Tratar con gente grosera a diario no es lo único complicado de este trabajo. Diego Jiménez, operador de la misma ruta, comparte que mantener un estado de salud estable es casi imposible, pues el cuerpo no solo debe aguantar cortos periodos de sueño, sino también el estar sentado todo el día y no comer en horarios establecidos.

Si bien le va, y hay suficientes unidades en ruta, los choferes pueden detenerse unos 10 minutos en la base para comer o para bajarse a caminar un rato, sin embargo, la mayoría de las veces debe comer mientras conduce.

Ni siquiera se puede hablar de que la comida que consume sea equilibrada o saludable, pues al levantarse tan temprano y al irse a dormir tan tarde es casi imposible que pueda prepararse algo de comer para llevar al trabajo.

¿Cómo cuido de mi salud? no se hace, se acostumbra uno, de principio es difícil pero así es el trabajo de chofer, empezar temprano, acabar tarde, el mismo cuerpo se va acostumbrando a este ritmo de trabajo

explica

Tratar con gente grosera a diario no es lo único complicado de este trabajo. Foto: Archivo / El Sol de Puebla

Oficio es por vocación

Pese a lo difícil que resulta mantener este ritmo de trabajo, es reconfortante ser chofer de transporte público, pues también tiene sus bondades, afirma Federico Conde, quien lleva 20 años trabajando de este oficio en la ruta 44.

Señala que, pese a lo complicado que es coordinar los horarios de comida y, principalmente, para ir al baño, no resulta difícil levantarse todos los días para seguir trabajando.

No todo es malo, pues si fuera así los operadores no llevarían tantos años de trabajo. Algunas ventajas que resalta de este oficio es que la paga es diaria, no importa si un día te fue mal porque al siguiente puedes recuperarte. Incluso, en este trabajo puedes descansar de dos a tres días a la semana y puedes escoger cuáles.

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Gracias a este oficio logró sacar a su familia adelante y por ello asegura sentirse satisfecho de continuar con este trabajo, pese a los contras que existe en él. “Aquí seguiré hasta que Dios o mi salud me lo permita”, finaliza.