En la 4 norte entre 2 y 4 oriente del Centro Histórico de Puebla se encuentra un lugar misterioso que ha llamado la atención de los transeúntes por los productos que se ofrecen, se trata del local nombrado “El Rincón Mágico de Merlín”, negocio del artesano Guillermo Barrientos Flores, quien platica a esta casa editorial sobre su historia y lo que vende.
Guillermo es originario del municipio de Zacatlán de las Manzanas y desde muy pequeño tuvo acercamiento con las artesanías, ya que sus padres vendían dibujos en un puesto que tenían en Analco, hechos con una técnica especial: utilizando máquinas para escribir “(…) esta herramienta salió del famoso punto de cruz, poco a poco me fue llamando la atención, pero mi padre no me dejaba trabajarla porque te forzaba mucho la vista”, relata.
Se aferró a aprender y en un descuido de sus padres comenzó a practicar la técnica y fue cuando se dio cuenta que tenía una gran habilidad en las manos, no quiso dejar atrás este talento y empezó a experimentar con más cosas.
“Me fui de los 17 años de Zacatlán y me vine para la capital ya fijamente, aquí nos dieron un espacio en La Casa del Artesano Poblano, comencé a intentar hacer otras cosas, no podía estar quieto, de hecho, tuve problemas por eso, entonces empecé a trasformar mis pensamientos, aprendí cartonería, lo primero que hice diferente fueron los alebrijes como representación de los temores y miedos”, explica.
Abre “El Rincón Mágico de Merlín”
Tiempo después, decidió abrir su propio local <<el que tiene actualmente>> y ya lleva alrededor de seis años trabajando ahí de manera solitaria, él es 100 % productor de lo que vende “Al principio compré cosas, pero después me di cuenta que yo podía hacer todo y como lo quería, entonces me fui haciendo de artículos hoy día tengo cerca de 80 artículos con más de 60 ramas artesanales”, confiesa.
En su tienda se pueden encontrar alebrijes, pulseras, piezas decorativas, hadas, duendes, piñatas personalizadas, entre otras cosas más “utilizo mucho reciclado, lo que muchos llaman basura lo convertimos en arte, es bonito hacer las cosas y una gran ventaja porque la gente ve muchos materiales y te preguntan y tú sabes que responder porque fuiste el que lo hizo, si hay mucha variedad es porque así lo ha pedido el cliente”, señala.
Mezcla las energías con el arte
Expresa, que le gusta darle a la gente lo que realmente los representa, es por eso que ofrece a sus clientes hacerles piezas personalizadas “Hay muchas personas que buscan productos a base de energía, en mi caso tengo la facultad y facilidad para percibir las energías tanto buenas como malas, le ofrezco a las personas eliminar las cargas negativas, interpreto como se sienten las personas y las convierto en productos”.
Agrega que sus mercancías se venden solas por el gusto del público “(…) les llama la atención porque son originales, les gusta la variedad, yo no les vendo el producto, se venden solitos, me felicitan por lo que se está haciendo, es un halago que gente de otros países lo reconozcan”.
El precio de lo que vende varía, se pueden encontrar cosas desde $10 pesos hasta los $30 mil, dependiendo el tamaño y la elaboración, ya que hay artículos que tarda en hacer hasta en seis meses.
“Para mi ser artesano es un regalo de Dios, porque nos da la oportunidad de transformar la cuestión de una vibra o energía, cuando haces algo reflejas cómo te sientes, gracias al arte puedo ver cómo está la gente, ese es mi trabajo”, puntualiza.
Ha exportado a otros países
A Japón, Alemania, Francia, Portugal y hasta los Estados Unidos se han llevado su trabajo los clientes “Saben reconocer el trabajo, se dan cuenta de lo que se hay detrás, no te regatean como en México, me siento orgulloso”.
Es por eso que les manda el siguiente mensaje a los lectores de El Sol de Puebla “Sepan reconocer lo que hacen los artesanos, no lo menosprecien, debemos rescatar el arte para que no muera y siga siendo reconocido internacionalmente, apoyemos a los que emprenden con esto”.
