Por mayoría de votos, el Congreso del Estado eligió a la diputada Nora Merino Escamilla como presidenta de la Junta de Gobierno y Coordinación Política (Jugocopo), convirtiéndose en la primera mujer en la historia en estar al frente del órgano legislativo.
Con 26 votos a favor, cinco en contra y una abstención, el Pleno aprobó el nombramiento de la también coordinadora de los diputados locales de Morena, quien estará en el cargo por el periodo del 4 de marzo al 14 de septiembre, cuando se termina la LX Legislatura.
En sesión plenaria se destacó que por primera vez en la historia, en 60 legislaturas, una mujer ocupa la presidencia de la Junta de Gobierno en el Congreso del Estado.
Nora Merino sustituye al diputado plurinominal Gabriel Biestro Medinilla, quien el viernes 5 de marzo deja el cargo para competir por la candidatura a la presidencia municipal de Puebla, y al tomar la palabra dijo que se retira satisfecho con el trabajo legislativo.
Afirmó que durante su periodo al frente de la Jugocopo, el Poder Legislativo tuvo 100 por ciento de transparencia en el cumplimento de las obligaciones tanto en la plataforma nacional como en la local, de las pocas instituciones que la Auditoría Superior del Estado declaró como transparente y apegada a la ley en manejo de recursos; además dijo que estos dos años la LX legislatura fue de las que menos costó a la ciudadanía a nivel nacional.
Previo a la elección de Merino, los panistas Oswaldo Jiménez López y Mónica Rodríguez Della Vecchia, así como el diputado sin partido Héctor Alonso Granados cuestionaron la decisión pues dijeron que el acuerdo de la Junta de Gobierno no tenía las firmas de las coordinadoras y coordinadores de los grupos legislativos que avalaron la designación.
Alonso consideró que fue un error haber elegido a Gabriel Biestro por toda la LX Legislatura, pues ha mostrado manejo dictatorial en el Congreso; por su parte, Jiménez dijo que por miedo a que se ratificara el triunfo de Martha Erika Alonso Hidalgo, la mayoría de Morena cambió la ley para ocupar la presidencia de la Jugocopo durante los tres años, práctica que consideró antidemocrática porque en el Congreso de la Unión es rotativa.