Emiten autos el 64 % de la contaminación de Puebla

De los más de 1.5 millones de unidades que circulan en la entidad, menos de una tercera parte cumple con la Verificación Vehicular

Belén Cancino

  · martes 28 de mayo de 2019

De los más de 1.5 millones de unidades que circulan en el estado de Puebla, cerca de la mitad se encuentran en la Zona Metropolitana de Puebla y del total, una tercera parte se acumuló en la última década, mientras que unos 400 mil apenas cumplen con la Verificación Vehicular, convirtiéndose en el grupo que más contamina, en 64 por ciento.

Según los más recientes datos del INEGI, entre los años 2007 y 2017, el número de automotores en el estado creció en 522 mil 63 unidades, equivalente al 53.8 por ciento, pues mientras que en el primero de ellos se contabilizaban 970 mil 154, 10 años después ya eran un millón 492 mil 217, y en la actualidad, según datos del Gobierno del Estado, la cifra ya supera el 1.5 millones de automotores.

De acuerdo con las mismas fuentes, la mayor parte del parque vehicular son autos particulares, el 61 por ciento en 2007, una proporción que se redujo a apenas 60 por ciento en 2017 y que en la actualidad, en la Zona Metropolitana, es incluso mayor, pues según información de la Secretaría de Finanzas y Administración (SFA) de las 715 mil 280 unidades registradas en total, 525 mil 579 son autos particulares, es decir, el 73 por ciento.

Y aunque la contaminación no es producida únicamente por el parque vehicular, el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático identifica a éste como el mayor generador, del 64 por ciento de las emisiones, y que en la Zona Metropolitana de Puebla, según estimaciones de la Asociación Mexicana de Transporte y Movilidad (AMTM) Capítulo Puebla, corresponden en 96.7 por ciento a unidades particulares y de Empresas de Redes de Transporte como Uber, Cabify y Didi, mientras que la mínima contribución es del transporte público, del 3.3 por ciento.

POCOS VERIFICAN

Además, menos de una tercera parte del parque vehicular en el estado acredita control de su emisión de gases contaminantes aprobando la Verificación Vehicular.

Y es que según Martín Maldonado García, representante de exconcesionarios de Centros de Verificación Vehicular, de los aproximadamente 1.5 millones de automotores registrados en el estado, más de un millón no cumple con esta revisión, mientras que para Francisco Castillo Montemayor, exsecretario estatal del Medio Ambiente y Recursos Naturales, sólo entre 14 y el 17 por ciento cumplen con esta obligación, que a decir de José Luis Góngora Calvario, de la Asociación de Verificadores Automotrices de Puebla, es la capacidad actual de los establecimientos.

Entrevistados por separado, coincidieron en que el poco número de Centros de Verificación Vehicular y el costo del servicio son causas de ello.

Según el primero, además de que ya son menos los Centros de Verificación Vehicular, muchos tenedores de autos no acuden a ellos porque el costo del trámite, que va de los 250 a los 650 pesos, de acuerdo al holograma y antigüedad del vehículo, es caro para muchos de ellos.

Además, acusó, suelen incurrir en prácticas de corrupción en perjuicio de los propietarios de los vehículos, pues por ejemplo, les niegan la verificación en un primer momento y pese a que cuentan con 30 días para hacer la reparación o corrección a la unidad sin tener que pagar nuevamente por el servicio, les vuelven a cobrar.

“Hacen cosas que no están bien, y yo creo que sí hay corrupción porque eso ya no es correcto y la gente ya está cansada de tanta corrupción”, acusó.

Por su parte, el exfuncionario estatal agregó que del total del parque vehicular sólo entre el 14 y 17 por ciento de los autos sí están verificados porque no se incentivó cumplir con esta obligación para cuidar el medio ambiente.

“Por dárselo a una familia, los Kahwagi, los Cabalanes, que lo vieron como un negocio en lugar de ver un servicio, una infraestructura que permitiera mantener los vehículos en buenas condiciones y evitar que fuera un punto más de contaminación”, añadió.

En tanto, que Góngora Calvario, coincidió con tal estimación al considerar que los Verificentros que operan actualmente tienen la capacidad apenas para atender a esa proporción de unidades.

MANIFESTACIONES Y SEMÁFOROS, INFLUYEN

Además, a decir de José Luis Stefanoni, coordinador de Tránsito y Transporte de la Maestría en Ingeniería de la Facultad de Ingeniería Civil de la BUAP, hay situaciones que contribuyen al tráfico de autos y por lo tanto a la emisión de gases contaminantes, como la mala sincronización de semáforos, obras públicas y manifestaciones.

Y es que señaló, según el Estudio de Identificación de Vialidades Conflictivas en la Zona Metropolitana de Puebla, elaborado por él en el año 2012, la poca coordinación de los tiempos de las luces verdes y rojas de los semáforos, principalmente en vialidades primarias y con alto flujo vehicular, suelen provocar puntos de conflicto que dificultan la circulación ágil de los autos y que se extienden incluso a vialidades secundarias.

También, identificó, la ejecución de obras que causan reducciones o cortes de circulación sin que éstos sean avisados a los automovilistas, “en ningún momento se han diseñado y publicado planes de desvíos por obra adecuados, ocasionando que los usuarios pierdan, en conjunto, varias horas productivas en embotellamientos y en trayectos más largos de lo planeado, horas en las cuales los vehículos automotores están encendidos y emiten sus gases al ambiente”, añadió.

Además, dijo, estas situaciones suelen provocar más “acelerones” de las unidades, para avanzar cada tramo de su camino.

Por último, mencionó también que las manifestaciones o protestas que toman la vía pública, también provocan que más unidades pasen más tiempo en la calle, contribuyendo a la contaminación y al desgaste de las vialidades.x

“Obligan a los usuarios a permanecer largo rato esperando a apagar sus motores y esperar para pasar, o para los más ansiosos, a buscar vías alternas, que lo único que generan es el aumentar la carga vehicular por calles no diseñadas para el mismo, dañando de manera importante la estructura del pavimento y obligando a los vecinos a solicitar la colocación de reductores de velocidad o topes, que lo único que provocan es hacer más tortuoso el viaje y que los vehículos disminuyan su velocidad para pasarlos y acelerando nuevamente para tomar velocidad, con la consecuente quema de más combustible y producción de gases tóxicos”, resaltó.