Pese a las restricciones, persistió la venta de pirotecnia para las fiestas de fin de año en algunos mercados de la capital poblana, según confirmó El Sol de Puebla mediante un recorrido en tres plazas.
En el Mercado Emiliano Zapata, ubicado al sur de la capital, se observaron más de estos comercios en comparación con la Central de Abastos y el mercado de La Acocota, donde los vendedores exhibieron sus productos incluso sobre la vía pública.
Asimismo, hubo mayor número de comerciantes con gran cantidad de mercancía en comparación con otros mercados, pues cada puesto tenía más de 20 modelos, pese a que su venta está restringida por las autoridades municipales de la capital.
Volcanes, palomas, bombas de humo, mariposas, cañones, r15 (llamados así por el alcance de sus explosiones), garras de tigre perros y dulces fueron los nombres de los productos más solicitados por los clientes en este mercado.
Por su parte, en el mercado de La Acocota, quienes se dedicaron a ofrecer estos artículos lo hicieron con poco inventario, pues fueron alrededor de 10 puestos los que colocaron una pequeña canasta con bolsas de cuetes, los cuales pasaron desapercibidos al estar junto a otros adornos navideños.
Los comerciantes colocaron en estas canastas luces de bengala, velitas y cancioneros de posadas para quitar protagonismo a la pirotecnia, misma que fue ofertada en máximo tres variedades por cada vendedor.
Los precios de cada producto oscilaron entre cinco y 10 pesos por pieza, y de 35 hasta 200 pesos el paquete, los cuales variaban de acuerdo a la función, el alcance, y hasta el sonido de cada uno.
Por otra parte, en la Central de Abastos se observó mayor discreción por parte de los locatarios, quienes de igual forma con La Acocota, mantenían pequeñas charolas con estos productos, los cuales no se distinguían claramente al estar junto a demás mercancía.
Cabe mencionar que, los comerciantes de estas zonas se mantuvieron desconfiados de quienes se acercaban a preguntar por los precios o por la función de cada producto, pese a que fueran de civiles, asimismo, solicitaron no tomar fotografías o videos de sus puestos, y en caso de que alguno llegaba a hacerlo, cuestionaban los motivos.