Mientras el Viaducto Elevado de la Autopista México-Pueblaestá listo, debajo de él los peatones deben sortear lodo yobstáculos en su camino y los automovilistas, librar decenas debaches.
A decir del secretario de Comunicaciones y Transportes (SCT),Gerardo Ruiz Esparza, el llamado segundo piso de la autopista estátotalmente concluido.
Para cruzar o caminar sobre la autopista, la gente debe saltarel muro de contención o esquivar charcos y lodo, constató en unrecorrido por la zona, El Sol de Puebla.
En el kilómetro 122, por ejemplo, un puente inferior, que es laalternativa para no correr entre los autos a toda velocidad parallegar al otro lado de la vía rápida, está prácticamentecubierto de agua y lodo, de manera que es imposible que alguienpueda caminar en él.
En este sitio, la tierra removida por la construcción delsegundo piso de la autopista y deslizada por las lluvias derivó enun charco y lodazal en el suelo, por lo que la única opción depaso, es una diminuta guarnición.
Con la espalda pegada a la sucia pared, cuidadosos pasos lado alado y manteniendo el equilibrio corporal, así es como la gentetiene que atravesar el charco en una parte, seguida de otra nomejor, sin agua pero repleta de lodo, para llegar al otro lado.
Más adelante, la falta de pasos y puentes peatonales fuerza ala gente de las colonias cercanas, a caminar a pocos centímetrosde los autos y a saltar el muro de contención.
Rufina Castillo Carreño es una de ellas, vecina de la coloniaMéxico 83, camina por un accidentado camino, a orilla de labarranca ubicada en el kilómetro 126 y luego, en el extremo deella, hace maniobras para brincar el muro de contención ycontinuar su trayecto.
“Es peligroso, porque los carros pasan muy cerca pero aunquenos dé miedo, tenemos que pasar”, completa luego de lacaminata.
Y Paula Sotelo, es una de las cientos de personas que, a faltade pasos peatonales, circula a la orilla de la autopista, rozadapor los autos que pasan a toda velocidad a su lado.
Sabe también que andar en la zona es riesgoso, pero igual queRufina, dice que no tiene otra opción cuando va con su“diablito” para recoger leña o comprar mercancía para ella ysu familia.
Para los autos la situación no es considerablemente mejor, puesen las laterales de la autopista e incluso sobre ella, hay decenasde baches.
Según Gabriel Menagos, un hombre que conduce cada dos o tresmeses por esta vía rápida, la construcción del segundo piso y larecargada circulación de tránsito en la zona, dañaron elasfalto, “antes estaba un poquito mejor”, añadió.
Él se encontró con un bache en el carril central de laautopista a la altura del Estadio Cuauhtémoc, pero hay más zonasen las que el pavimento está defectuoso, por ejemplo, en lalateral y los cuerpos principales de la autopista en el tramocomprendido entre la Central de Abasto y el Bulevar HermanosSerdán, lo mismo que en la lateral a la altura de la planta deVolkswagen.