En nueve años, de 2014 a 2023, casi no ha variado el porcentaje de mujeres poblanas que utilizan métodos anticonceptivos en sus relaciones sexuales. De hecho cayó más de dos puntos. Especialistas en salud sexual y reproductiva hicieron un llamado de alerta y recomendaron incrementar las políticas públicas para lograr que sean muchas más las personas de este género las que decidan utilizar estos instrumentos de cuidado personal.
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La falta de educación integral en sexualidad, la poca capacitación de personal, así como la escasa difusión social se han reflejado en el uso de métodos anticonceptivos entre las mujeres, ya que durante el año pasado 25 de cada 100 personas sexualmente activas declararon no utilizarlos.
La Encuesta Nacional de la Dinámica Demográfica 2023, que elabora el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), reveló que 955 mil 816 mujeres de 15 a 49 años se declararon sexualmente activas en el estado de Puebla. De ellas, un total de 242 mil 085 entraron en la categoría de no utilizarlos.
Además, en ese mismo año la Secretaría de Salud federal reportó más de 51 mil Enfermedad de Transmisión Sexual (ETS) en territorio estatal, que están relacionadas con la falta de uso de métodos antifecundativos, de acuerdo con las personas consultadas.
Los entrevistados coincidieron en que los cambios de administraciones, tanto nacional, estatal y municipales, representan una oportunidad para reforzar y adecuar las acciones para garantizar una educación integral, así como el acceso a los derechos sexuales y reproductivos de los habitantes en las 217 demarcaciones.
Por ello, expusieron que se requiere un análisis sobre las actuales herramientas, crear mecanismos de monitoreo y evaluación, sensibilización y formación de personal para llevar información a cada rincón del estado y aumentar las campañas de difusión.
¿Cuántas mujeres poblanos no usan métodos anticonceptivos?
De acuerdo con datos abiertos del Inegi, el año pasado en el estado se documentó un total de un millón 782 mil 750 mujeres de 15 a 49 años, de las cuales 955 mil 816 dijeron ser sexualmente activas, es decir, que iniciaron y continuaron el contacto sexual. De ellas, más de 242 mil (una cuarta parte) no utilizaron métodos antifecundativos, sin especificar el motivo.
En este sentido, el Inegi reveló que poco más de 713 mil mil personas de este sector sí utilizaron y se estimó a nivel nacional los métodos que recurrieron. La mayoría dijo que el condón masculino, seguido de hormonales, así como tradicionales (DIU de cobre, diafragma, condón femenino, espermicidas) y por último los no hormonales (ritmo, calendario, coito interrumpido).
Aunado a lo anterior, la Encuesta de Dinámica Demográfica exhibió que hubo un decremento del tres por ciento respecto al reporte previo, en 2018, de mujeres que no utilizaron métodos anticonceptivos, pues la cifra en ese entonces fue de 28.3 por ciento.
En tanto que, en 2014, el dato de mujeres que no usaron métodos anticonceptivos fue de 22.4 por ciento, es decir, hubo un ligero aumento de 2.9 puntos respecto al dato de 2023.
Autoridades deben reforzar campañas de cuidado sexual
Según Zavine Magadán Pérez, integrante del Subgrupo de Territorialización de la Estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo Adolescente en Puebla, perteneciente al Sistema de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes del Estado de Puebla (SIPINNA) del gobierno, el dato del año pasado es un primer llamado a las autoridades estatales para priorizar la salud sexual en los planes de atención a la salud y la educación. Hoy en día, dijo, no hay información actualizada que llegue a toda la población y mucho menos se les da continuidad a las acciones emprendidas.
Detalló que, si bien los gobiernos, nacional y estatal, están conscientes de que es un tema importante, no está entre sus cinco problemas prioritarios, es decir, que queda fuera de la atención principal.
Una de las estrategias que se emprende en territorio estatal es la visita a demarcaciones para hablar con juventudes sobre la prevención de embarazo y por ende de métodos antifecundativos; sin embargo, en muchas ocasiones se acude a zonas cercanas a la capital poblana y “se olvidan” los municipios lejanos.
Aunado a esto, consideró que el personal carece de capacitación constante para compartir la información mediante un lenguaje adecuado y comprensible para las juventudes, con perspectiva de género y de derechos humanos.
“Hay municipios en donde no se está haciendo una correcta investigación sobre qué tipo de juventud hay y no se puede llegar a hablar de un tema sin saber cómo se vive, el lenguaje que utilizan o qué otros problemas enfrentan”, apuntó.
A la postura se sumó Francisco Castorena Velasco, responsable estatal del Programa de Planificación Familiar de la Secretaría de Salud, quien comentó que, a pesar de que se impulsan campañas para evitar embarazos adolescentes y enfermedades de transmisión sexual, todavía hace falta reforzar la cultura de adopción de una herramienta de prevención, y con ello promover que se trate de un método reversible de acción prolongada. Esto significa que en cualquier momento se puede retirar, pero que la anticoncepción dure más de seis meses.
De igual manera, refirió que persisten los tabús respecto a la sexualidad, problema que va de la mano con la falta de información sobre la importancia del uso de métodos anticonceptivos, la diversidad de estos y cuáles resultan adecuados para cada estilo de vida.
También subrayó que desde hace unos años el sector salud comenzó con la difusión de la vasectomía como un método de corresponsabilidad sexual, esto es equivalente a que el hombre adopte acciones de prevención. Castorena Velasco compartió que el programa ha tenido resultados favorables, pero se debe seguir fortaleciendo para aumentar el involucramiento de la pareja ya que la mayoría de los métodos se dirigen a mujeres.
Apostar por educación sexual desde educación básica
De acuerdo con María Fernanda Ramírez, activista en materia de derechos de las mujeres y vocera de la organización Redefine, la educación integral en sexualidad es un proceso de enseñanza-aprendizaje sobre aspectos emocionales, físicos y sociales de la sexualidad con el objetivo de dotar de conocimientos y habilidades a infancias y juventudes, principalmente. El objetivo es que desarrollen relaciones sociales y sexuales respetuosas, consideren que sus elecciones afectan su bienestar y el de los demás, así como entender cuáles son sus derechos y protegerlos.
Desde su perspectiva, la educación sexual lleva consigo una amplitud de temas a tratar como diversidad, placer, consentimiento, reconocimiento de violencia en las relaciones, acciones que vulneran sus derechos sexuales y reproductivos, uso de métodos anticonceptivos, entre otros.
Por esto, dijo que es importante impartir en la educación básica, de preescolar a secundaria, ya que el alcance de los contenidos es mayor pues la deserción escolar se presenta más en el nivel medio superior, es decir preparatoria; sin embargo, esto no es impedimento para darle continuidad a lo largo de la vida escolar.
“Hablar de sexualidad se da como una unidad temática dentro de otras asignaturas y se dedica, en el mejor de los casos, una hora a la semana durante siete meses que dura en promedio cada ciclo escolar(...) Si no rompemos tabúes respecto a prácticas sexuales, no vamos a poder acercar información sobre métodos. Es necesario normalizar hablar de sexualidad” enfatizó.
Magadán Pérez, por su parte, señaló que para avanzar y mejorar la impartición de la educación integral se tiene que incluir la formación en sexualidad, sensibilización y perspectiva de género a docentes y personal de salud, quienes se encargan de entregar contenidos veraces de forma clara, sencilla, respetuosa y adaptada a las necesidades de infancias y juventudes, así como generar información desagregada sobre el acceso de personas indígenas y afromexicanas a la educación integral en sexualidad.
Monitoreo y evaluación de la impartición de la educación integral
Magadán incluyó la puesta en marcha de mecanismos de monitoreo y evaluación que permitan evaluar la impartición de la educación integral en sexualidad, los contenidos y la forma en la que se distribuye la información, pues dijo que sin la existencia de estas herramientas no es posible garantizar que la información llegue y se reciba de forma correcta con logros cuantificables.
Además de sensibilizar y capacitar a las familias, en específico a madres y padres de familia. Una vez que conocen sobre sexualidad, cómo se imparte y qué beneficios tiene, se suman al avance; así como a personas tomadoras de decisiones a nivel político.
En tanto que Francisco Castorena sostuvo que desde las instituciones gubernamentales se tienen que intensificar las campañas de difusión respecto al uso de métodos de planificación familiar.
Por último, Fernanda Ramírez añadió que la información tiene que ser digerible para todas las personas, acoplada para mujeres y hombres de diversas edades, así como culturas:
Es un error pensar que las personas tienen que comprender ciertas cosas para tener acceso a sus derechos. Tiene que existir información pública y accesible para todos