Incendios, abandono y empresas inmobiliarias, son algunos de los factores que han puesto en riesgo los vestigios de una de las zonas arqueológicas más grandes descubiertas en la capital poblana: la de Amalucan, sin embargo, el riesgo no sólo la implica a ella, sino también a la reserva ecológica que se rehúsa a desaparecer.
Acompañado del fundador y presidente de los Colectivos Arqueología en Amalucan y de Matlalcuéitl-Alseseca, Gustavo Juárez, el equipo de El Sol de Puebla realizó un recorrido por el área que aproximadamente abarca de 10 a 15 kilómetros cuadrados y en los que se calcula que pueden existir hasta 20 pirámides, entre ellas un centro mayor, según relata uno de los documentos de estudio compartidos por Juárez.
En la mencionada ruta, se pudo constatar que aún es posible encontrar materiales con los que fueron edificados los cimientos y restos de lo que alguna vez formó parte de herramientas de trabajo, tales como tepalcate, piedras de río, piedras volcánicas e incluso obsidiana, halladas sobre uno de los montículos en la colonia Azteca.
Sin embargo, ha sido en este territorio que recientemente y después de haber logrado destruir una de las esquinas del centro mayor, fue montada una pequeña casa que oferta grava y materiales de construcción, pese a estar visible y tener presente que es una fundación antigua.
Por su parte, Gustavo Juárez lamentó los daños que han sufrido las pirámides que datan de poco más de 2 mil 500 años, mismos de los que se enteró gracias a la comunidad de vecinos que en últimas fechas han mostrado mayor interés por formar parte de los colectivos para lograr que sean preservados.
“No lo sabíamos, ya después nos mandaron fotos, nos mandaron algunos vídeos del lugar y si, vimos con mucha tristeza que le han estado quitando material al montículo más grande, es muy triste saber que una obra de aproximadamente 2 mil 500 años sea destruida de esa manera”, dijo.
Asimismo, recordó que el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) tiene conocimiento de los hallazgos e incluso prohibieron a quienes pretendían realizar obras de construcción, no obstante, y de “manera mañosa” han buscado apropiarse el área, no pagar por los daños ocasionados y se les permita fraccionarla.
“El montículo más grande iba a ser cercenado, cuando metimos la información al INAH y ya el INAH pudo venir y constatar esta situación, pues ya entonces les dijeron que no se podía construir ahí, pero realmente siempre ha sido eso, que se realizan las cosas, aunque si lo saben, pero de una manera muy mañosa tratan de evadir a la misma ley, hay un cierto grado de impunidad”, expresó.
Por tales motivos, adelantó que harían una petición al INAH para lograr que se detuvieran con las demoliciones y se realicen las diligencias correspondientes, razón por la que destacó la importancia de que la población se sume y exija la preservación.
INCENDIOS EN EL CERRO
En cuanto al lugar donde ahora se ubica el Parque Amalucan, Juárez detalló que, aunque no tiene certeza de que los incendios suscitados hace unos días fueron provocados por las constructoras, los acontecimientos de este tipo ya no les sorprenden, puesto que han buscado pretextos para argumentar que es una zona árida y en mal estado para obtener el control y finalmente urbanizar.
“Es casualidad que hicieron el incendio en un lugar plano, en un lugar donde pues sí, si uno lo ve con lógica pensaría en esa manera y lo que hacen (las inmobiliarias) es decir “es que aquí está todo quemado”, siempre salen con un argumento de ese estilo y tratan de llamar a alguna autoridad para que de alguna forma les avale”, subrayó.
Respecto al estudio que han realizado por años, el activista informó que ahí existen al menos ocho especies de árboles, entre los que destacan los juníperos, eucaliptos, la insercapia polystachya y cedro blanco, así como cactáceas silvestres y suculentas.
CRECE EL INTERÉS POR PRESERVAR LA ZONA
A comparación de años pasados, últimamente los habitantes han manifestado mayor interés por preservar el área, y ejemplo de ello, ha sido el constante acercamiento a los colectivos, afirmó Gustavo.
“Hay mucha gente que presta sus manos actualmente se me están acercando muchas personas porque precisamente quieren participar después del incendio sucedido. (…) En el último recorrido que habíamos tenido antes de la pandemia tuvimos 200 personas que estaban muy dispuestas, yo creo que cada día son más, yo lo he notado”, finalizó.