Ya pasaron casi 200 días desde que Melany Pérez recibió un trasplante de medula ósea gracias a su hermano Luis de 17 años de edad. En septiembre de 2016 fue diagnosticada con leucemia linfoblástica aguda que se infiltró a su cerebro y desde entonces su vida cambió radicalmente al grado de tener que dejar la escuela y permanecer en casa para contar con todos los cuidados posibles.
Ella que estudiaba contabilidad ya es una joven de poco más de 20 años de edad. Fue aquejada por el cáncer a los 19, de cuyo padecimiento se dio cuenta cuando una infección respiratoria no cesó, tuvo constantes dolores de cabeza, fiebre y cansancio extremo.
En casi todos los casos de cáncer los síntomas son los mismos: dolor de cabeza intenso, cansancio y falta de apetito. Melany recordó que así inició todo el proceso en el que tuvo que recibir varias sesiones de quimioterapia además de un trasplante de médula ósea.
“Me dijeron que me tenían que hacer un trasplante de médula porque si no las quimioterapias no iban a funcionar y lo más probable es que yo recayera pronto. En la tercera fase tuve una infiltración en el cerebro y fue más urgente el trasplante”, recordó.
Todo el proceso fue complicado pues la primera opción de donador fue su padre, pero al poco tiempo, la decisión médica cambió y su hermano menor se convirtió en la mejor alternativa, por lo que para la madre, Flor Morales, fue una doble preocupación cuando dos de sus hijos estuvieron en quirófano al mismo tiempo.
Las lágrimas de ambas todavía se asoman por sus ojos cuando recuerdan por todo lo que han pasado juntas, pero también, de alegría al contar cada uno de los días que Melany ha pasado sin recaídas después de haber sido intervenida en hospitales del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Su corta edad no le ha impedido darse cuenta de que el apoyo de su familia le permitió superar este trago amargo, está segura de que tiene una nueva oportunidad de vida y está dispuesta a aprovecharla al máximo.
“Mi apoyo incondicional fue de mi hermana y de mi mamá, ellas fueron las principales que estuvieron ahí y ya detrás de mí hay mucha gente que me conoció en el pueblo (Santa Rita Tlahuapan) y conoció a mi familia y se ofrecían a veces a donar, preguntaban qué necesitábamos, porque el apoyo de las personas que te conocen es indispensable”, expresó.
Como a cualquier adolescente a Melany le gusta escuchar música y leer, su autor favorito es Gabriel García Márquez. Cuando este proceso termine y esté menos vulnerable a todo tipo de enfermedades empezará a estudiar idiomas para dedicarse a alguna carrera relacionada con el turismo.