El municipio de Chiautzingo es uno de los mayores productores de pera piña en la región de los volcanes, sin embargo, los productores enfrentan cada año las complicaciones para vender sus productos y al menos 40 por ciento de la cosecha termina siendo desechada.
Productores de árboles frutales, esperan cosechar este año 15 mil toneladas para comercializar en las centrales de abasto de las ciudades de México y Puebla, así como en los mercados de la región de Texmelucan y Huejotzingo, con lo que puedan mejorar sus ingresos familiares, pero no siempre es así.
Chiautzingo es una zona que cuenta con 3 mil 316 hectáreas de terreno para cosecha temporal y de riego, pero también son aprovechadas para plantar árboles frutales de diversas especies, por lo que la demarcación es rica en la producción del durazno, tejocote y la pera piña, por lo que esta última fruta se puede observar en los árboles frutales durante los meses de agostos, septiembre y octubre.
De acuerdo con los labriegos, en una hectárea donde se tienen árboles de pera piña se llegan a recoger 50 toneladas de este fruto, por lo que llegan a cosechar alrededor de 15 mil toneladas, donde el 40 por ciento se echa a perder porque se deja tirada en los predios, mientras que el 60 por ciento restante es la que se llega a comercializar.
Ante la falta de convenios de producción o canales de distribución, la venta la realizan de manera directa en mercados de Huejotzingo, Texmelucan y Huixcolotla, además de que las amas de casa ofrecen la pera por kilo, de manera tradicional por cubeta o bolsa en las comunidades aledañas.
PRESAS DE COYOTAJE
Cabe mencionar que los productores también son presa del coyotaje, es decir que hay personas que se dedican a comprar las parcelas de árboles de pera a bajo costo y ellos la revenden con algunas empresas dedicadas a la elaboración de jugos, y otros la venden en las centrales de abasto para su comercialización.
La situación es aún más complicada los productores ante la falta de una organización y la falta de interés para unirse o recibir capacitación sobre la mejora de la producción. Esto ha propiciado que no se puedan hacer convenios con las grandes empresas que se dedican a la elaboración de jugos, como ha sucedió en otros municipios donde hay centros de acopio y el precio por caja es fructífero para los labriegos, como sucede en San Felipe Teotlalcingo y San Salvador El Verde.