TLAOLA, Pue.- Más de 700 alumnos de dos escuelas, una primariay un jardín de niños, en la junta auxiliar de Chicahuaxtla,municipio de Tlaola, siguen en espera de la reconstrucción de susedificios escolares, sin embargo, tras los daños dejados por elsismo en el mes de septiembre y los fenómenos meteorológicos,cada día ven más lejano el día de regresar a sus aulas.
Para algunos papás de los infantes que cursan la escuelaprimaria en la institución, Ignacio Zaragoza y el preescolarXochicalli, ven cada vez más lejano que el gobierno del estado yel gobierno federal les cumplan con la reposición de sus escuelas,al haber resultado con pérdida total a causa de la tormentatropical Earl hace ya más de un año, en agosto pasado.
La manifestación verbal se debe a que consideran que en laactualidad, con el fenómeno de los sismos del mes de septiembre deeste año, con los daños por los fenómenos meteorológicos y laacumulación de daños, se sienten opacados por los nuevosdamnificados.
Mientras tanto, los alumnos de las dos escuelas utilizan 16aulas móviles que se encuentran en un área frontal y el patiotrasero de la presidencia auxiliar de Chicahuaxtla, por cierto, lalocalidad que fue una de las más afectadas por Earl los pasados 6y 7 de agosto de 2016.
Las aulas móviles se dividen de la siguiente manera, son 16 entotal, son 11 para la escuela primaria y cinco para elpreescolar.
El paisaje de camarotes se completa con dos contenedores deplásticos para agua que se ocupa en la cocina escolar, para unos10 sanitarios móviles que hay en la parte trasera del terreno y asolamente un metro de distancia de las aulas, el agua es ocupadapor los niños para saciar su sed.
Un dato es que la escuela primaria Ignacio Zaragoza, estádentro del programa de la Secretaría de Educación Pública (SEP),denominado, de “tiempo completo”, por lo que su estancia seprolonga a ocho horas en la institución educativa.
El programa de la SEP, de Tiempo Completo, contempla actividadesde esparcimiento y convivencia al aire libre, pero dada laconcentración de camarotes como aulas móviles, no dejan espaciopara cumplir con los establecidos por el programa.
Incluso algunos padres de familia indicaron que, el encierro desus hijos en esas aulas con servicio deficiente, parece un castigopara los niños. No hay lugar para hacer estas actividades. “Loúnico disponible son los pizarrones. No se puede trabajar ni en elpiso”.
En cada grupo hay entre 37, 40 y 45 alumnos, aproximadamente, loque hace difícil la permanencia en el interior de lainfraestructura hechiza. Para mitigar un poco la molestia de tenerque permanecer en el interior de las aulas, los profesores permitenque las puertas permanezcan abiertas dado que el calor esinsoportable.
Las aulas móviles representan una paradoja en días de calor,el bochorno “no se aguanta y en días de lluvia, se gotean por supésima calidad”, atestiguó un padre de familia.
Algunos alumnos que accedieron a compartir su experiencia en lasaulas móviles, expresaron que antes de que terminara el añopasado, el aseo en los baños móviles no había una buena limpiezapues la empresa que los alquila, “tardó en vaciarlos”.Reforzados por algunos papás, los adultos señalaron que losalumnos usaban los baños y estaban llenos de excremento, hastahabía gusanos, según describieron.
Por si faltara algo, al iniciar el año escolar correspondienteal 2017-2018, en el mes de agosto estuvieron casi un mes sin elsuministro de energía eléctrica; el problema se solucionó hasta que llegaron los de la Comisión Federal de Electricidad arepararla.