El presidente electo, Juan López Salazar, señaló que restablecerá las investigaciones que realiza el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) sobre los petrograbados tetelenses a fin de poder mostrarlos al mundo, "porque es un descubrimiento de importancia mundial", destacó para este medio.
Al tiempo en que reconoció que este municipio es muy rico en cuanto al legado arqueológico existente, el entrevistado señaló que no se le ha dado la importancia que merece. Destacó, asimismo, que ya tienen a personal del INAH estudiando los petrograbados, situación que ya se había pausado.
A pregunta expresa sobre los daños que la naturaleza y el descuido humano han causado sobre este patrimonio arqueológico, el priista defendió que uno de los compromisos que hizo durante la campaña fue la inversión en el sector turístico: "buscaremos inversión en este tema porque, además de ser Patrimonio Cultural que nos dé identidad, también puede ser una forma de atraer al turismo".
Precisó que esta inversión se justifica porque pueden cambiar la historia a nivel nacional. Abundó en que estos lugares están a cargo del INAH, pero tendrá pláticas con ellos para saber cómo hacer la inversión y así poder conservar este patrimonio arqueológico, considerando que hay otros que fueron dañados de manera que no pueden rescatarse, como los petrograbados que se vieron afectados por el derrumbe de la cueva en la que se encontraban.
"Es algo muy importante para Tetela de Ocampo. Durante mi administración me ocuparé de este tema", dijo.
Adelantó que el próximo 4 de agosto sostendrá un encuentro con el arqueólogo a cargo de las investigaciones en Tetela de Ocampo, del que espera sea más profundo que el que sostuvo cuando él fue director en la actual administración municipal.
Trascendencia
Desde 2013 El Sol de Puebla ha publicado la trascendencia de estos petrograbados. Para contextualizar, uno de los investigadores más serios y con más tiempo de estudio de estos vestigios, Horacio López Bonilla, es un artista plástico que, como pintor, está relacionado con la temática del México Antiguo y en sus composiciones utiliza razones y proporciones calendáricas, con lo que le fue posible advertir, reconocer y comprobar la existencia de un sistema geométrico simbólico, asociado al calendario ritual de Venus (de 260 días), que subyace en la composición artística mesoamericana.
A principios de 2012 hizo la denuncia correspondiente ante la Dirección de Salvamento Arqueológico del INAH. Fue así como en julio pasado fue asignado el arqueólogo Miguel Medina Jaen para apoyar en las investigaciones, que abarcaron dos puntos clave en Tetela de Ocampo: la Cueva Oscura de San Nicolás, que resguarda 76 tumbas de antiguos linajes de mexicanos (con una antigüedad estimada de 22 siglos), orientada al oeste, con 2 petrograbados relacionados con la observación de Venus como estrella vespertina.
En esta cueva los vestigios funerarios de las cavidades descubiertas podrían relacionar a Tetela de Ocampo con la mítica ciudad de Chicomóztoc, la legendaria Tilan Tlalpalan, o La Antigua Corte Chichimeca. “Un investigador de la talla de Mac Neish seguramente estaría poniendo manos a la obra para investigar esos enclaves, para completar su historia del linaje del maíz” apuntó el pintor y aficionado a la arqueología en aquel entonces.
La otra es la Cueva de Escáhuasco, orientada al noreste, destinada a la observación del lucero del alba, con 18 petrograbados que constituyen un testimonio in situ invaluable ya que son como la bitácora de un astrónomo olmeca que existió en el periodo formativo medio.
Contienen escenas asociadas al culto de la serpiente emplumada (el hecho de encontrarse esta deidad en un enclave del altiplano poblano limítrofe con Veracruz demuestra el nexo de las culturas del golfo con los teotihuacanos a principios del clásico): Tláloc y la Planta del Maíz, junto a varios glifos abstractos de carácter astronómico.
Tan importantes son estos vestigios que incluso le permitieron descifrar arte rupestre de la gruta de Lascaux y Laussel en Francia, del 13,500 a.C, así como de la gruta de Alamaden en el Levante español, y algunas piezas en la colección del museo Für Vúlkerkunde de Munich, Alemania; así como de la Cueva de La Trinidad en Baja California Sur, mismas que están relacionadas con el estudio astronómico por el hombre del paleolítico.
“El enclave olmeca en la vertiente del río Cempoala en Tetela constituye un hito y un eslabón: los olmecas del área nuclear del golfo pudieron subir la costa hasta el río Tecolutla y remontar sierra adentro hasta el río Cempoala, contexto de altos acantilados con cuevas de abrigo, cuevas funerarias y astronómicas que la sitúan con un estilo de vida prehistórico francamente admirable”, dijo en aquel entonces López Bonilla.
