Unos 300 bultos de aserrín, ocho colores base y manos de chicos y grandes, es lo que se ocupa para realizar las tradicionales alfombras para recibir la imagen de Jesús en su Santo Entierro, santo patrón de Huauchinango, durante la feria de la Flores, en la calle Agustín Cravioto.
La manifactura de las alfombras data de casi medio siglo atrás. Los vecinos no lo tienen muy claro, pero recuerdan el nombre de María del Pilar Jiménez Morales, el de la profesora Natalia de la Peña, el de Lilia Ibarra, entre otras vecinas, que iniciaron con esta tradición, con el fin de recibir de una manera más emotiva “al señor”.
Primero fue una alfombra que empezó a hacerse dentro de las instalaciones del Panteón Municipal, que está sobre la calle Tirso Téllez, pero de frente, de manera perpendicular a la calle Agustín Cravioto que es donde se crean las alfombras.
La gente llegaba en aquellos años acompañando la urna donde sale la imagen en procesión durante toda la semana, entraba al panteón, se hacía un rosario y se retiraban, sólo que, dentro del camposanto, en varias ocasiones se maltrataban las tumbas por lo que se optó por hacer las alfombras fuera del panteón.
Se inició con dos alfombras, de aproximadamente 21 metros de largo por unos seis metros de ancho, después fueron creciendo hasta llegar a la mitad de la calle.
José Luis Trejo y Rosario Ramírez, contaron que pronto se fue creciendo hasta llegar a cubrir toda la calle, alrededor de 150 metros de largo, con la ayuda de la mayoría de las familias que viven en ese punto.
Las alfombras son alrededor de 24, de unos 21 metros por seis de ancho, mismas que toman las figuras de la temática que proporciona la iglesia católica y que en este año es: “De la mano de María al encuentro con el señor Jesús”.
Las manos que colaboran para la creación de las obras son de niños, muy pequeños y adolescentes, además personas de la tercera edad. Es un trabajo comunitario, aunque el trabajo no empieza el día en que se hacen, inicia unos 15 días antes consiguiendo el aserrín, por lo que recorren aserraderos y carpinterías.
Los vecinos preparan la pintura vegetal y después, desde la noche del jueves inician con el trazo de los dibujos y después, por la mañana del viernes terminan las alfombras.
A partir de las 18:00 horas, se espera la llegada de la imagen y con ella cientos de personas que la acompañan y aprovechan para fotografiar el arte urbano.
Este año, a las actividades se incluyeron niños con capacidades especiales del Centro de Atención Múltiple “José de Jesús González Castillo”, con el fin de que los alumnos aprendan de manera vivencia, la cultura local, nuevas texturas y combinación de colores, además del trabajo comunitario.