La fiesta del Atlixcáyotl no terminó este domingo en la plazuela de la danza del cerro de San Miguel. Por primera vez, la gran mayoría de este encuentro cultural, a excepción de los voladores, fue trasladada a un segundo escenario: el zócalo de Atlixco.
Se trató de un deleite para quienes prefirieron no mojarse ayer por la mañana o para ese sector enojado por no alcanzar boleto para acudir al evento de la plazuela en el cerro de San Miguel.
Todo comenzó poco después del mediodía y terminó poco después de las 16:30 horas. La logística era clara: bailar primero en el cerro y después en el zócalo.
Es decir, un Atlixcáyotl para todos. Y fueron los tecuanes quienes ganaron las simpatías, abrazos y aplausos de los asistentes en la plaza pública.
Unos verdaderos ‘Rockstars’ de esa fiesta. Y por primera ocasión, las cuadrillas de danzantes bailaron juntas: Tecuanes de Acatlán de Osorio, en la Mixteca poblana, de la Ciudad de México y otros más recién llegados de los Estados Unidos, de Nueva York, concretamente.
No sólo pudieron verlos bailar en tres grupos, abajo del escenario los asistentes tomaron cientos de fotos, algo muy significativo para un público atlixquense, especialmente el de los domingos en el zócalo, acostumbrados a plantas, helados y misas católicas.
Este año, el evento tuvo modificaciones que incluyeron, además de las dos sedes, mayor participación de comunidades y danzantes, así como el sincretismo religioso por el santo patrono de Atlixco: San Miguel arcángel, considerado el jefe de los ejércitos de Dios en las religiones judía, islámica y cristiana.