El antropólogo Aubrey W. Williams, cuyo acervo fotográfico está bajo resguardo de la Universidad de Carolina del Norte, retrató la vida común y religiosa de los municipios poblanos, donde se puede observar como fue la vida entre los años 1957 y 1958.
“La fotografía es un recurso muy interesante, pero al mismo tiempo muy enriquecedor para crearse con el pasado, saber cómo fue el ayer; tenemos la fortuna de contar en nuestra fototeca, con una cantidad de fotografías de finales del Siglo XIX y del siglo XX", destacó Maximino Pérez Aguilar, cronista de San Salvador El Verde.
El culturalista destacó la fortuna que Martín Carrillo facilitara un archivo que encontró en la Universidad de Carolina del Norte, de un grupo de extranjeros que estuvieron en San Salvador El Verde, en los veranos de 1957 y 1958.
Cabe señalar que las fotografías de la universidad norteamérica fueron tomadas por el antropólogo Aubrey W. Williams, quien con su mirada antropológica registró las calles, casas, festividades, mercado, actividades cotidianas y habitantes de San Salvador El Verde, y otros municipios poblanos.
Es una colección de más de 250 fotografías que se encuentra bajo resguardo en la fototeca “de Ángel”, cuyo nombre fue establecido en honor a Ángel Pérez, quien fue uno de los iniciadores de compilar las fotografías del municipio de San Salvador El Verde.
Algunas fotografías, explica Maximino Pérez Aguilar, dan muestra de la costumbre muy antigua que conllevan las procesiones, en este caso en San Salvador El Verde. Aubrey W. Williams, dejó registro como se hacían las procesiones.
En las fotografías, se observa la imagen religiosa que recorre las calles principales, las que la gente recorría en su diario acontecer, en este caso es La Custodia que representa al Santísimo Sacramento la que aparece en esta procesión y va siempre bajo un Palio.
También registró como se instalaban los puestos durante la Semana Santa, en las principales calles de esta población, donde llegaban los feligreses después de haber visitado al Señor de La Preciosa Sangre de Cristo.
En este sentido se vendía lo tradicional de las Ferias de Provincia: pan, fruta, comida, chicharrón, queso, barbacoa, carnitas, pulque, dulces tradicionales, tamales, atoles y nieves.
La gente compraba lo necesario para su taco placero y con su familia debajo de los frondosos árboles disfrutaba del mismo.