El Consejo de Teólogos que deliberó sobre la intervención del sacerdote católico nacido en Zacatlán, Moisés Lira Serafín, sobre el caso de una niña y su presunto milagro de sanación que obró sobre ella: dio su aval para que continúe la causa de beatificación, según sus conclusiones dadas a conocer el pasado 31 de mayo, desde Roma, Italia.
Acorde a la información proporcionada por Paulina Pérez Orozco, encargada de difusión de la causa, esta decisión del consejo representa la mitad del camino y el siguiente reto es la deliberación del Congreso de Cardenales, aun no hay fecha pero que se prevé podría ser en los próximos tres o cuatro meses.
Según dijo en entrevista Pérez Orozco, misionera de la Caridad de María Inmaculada, Congregación fundada por el sacerdote zacateco, el miércoles pasado fue la formalización del proceso de las conclusiones de este Congreso de Teólogos que se celebró el 30 de mayo pasado, en la ciudad italiana de Roma: "los teólogos encontraron que había la intervención de Moisés Lira Serafín en este caso, porque se encontraron los elementos claves, por ejemplo, que no se hubieran encomendado a algún otro santo de la Iglesia católica", confió la fuente.
De igual manera se valoró la espiritualidad del sacerdote, sin hacer algún lado otras cualidades como su carisma, lo que es importante para comprender lo que teológicamente se conoce como "infancia espiritual", concepto que la fuente explicó a detalle durante la entrevista y que se puede resumir en el "crecer siendo pequeños".
Además de la virtud de humildad en ese sacerdote, también está la ocurrencia de este milagro que inició cuando a la mamá de la niña, con estado en gestación, le dieron el diagnóstico de Hidropesía Fetal No Inmune (HFNI) y que representa el 90 por ciento de los casos de hidropesía y que, la mayoría de los casos, tiene un pronóstico malo, al representar una mortalidad perinatal que va del 55 al 98 por ciento, dependiendo de la etiología; en todos los casos es incurable.
Incluso, en algún momento, se le había sugerido a la madre que abortara para evitar el sufrimiento del bebé en etapa fetal; también estaba en riesgo la vida de la mamá, por los líquidos acumulados... se le había adelantado que no podría volver a embarazarse y que la babé no nacería: lo que no ocurrió, la niña nació bien y, tiempo después, la madre tuvo otro bebé.
Cuando la joven madre regresa a su casa, busca un libro que le había regalado su suegra y en el que tenía una oración, al abrirlo se encontró con un tríptico del padre Moisés, que también le había dado su suegra, ahí es donde encontró la oración de intercesión, misma que estuvo rezando por nueve días, siguiendo la tradición familiar de rezar novenarios.
Cuando acudió a su siguiente cita médica, sencillamente, el diagnóstico había cambiado, lo que después se ratificó con otros estudios y análisis médicos. Todo quedó documentado por la madre, quien tuvo la precaución de guardar todos los expedientes médicos.
"Vamos a mitad del camino, claro, tenemos fe porque difícilmente los cardenales dirán que no, dado que tenemos la certeza que será largo el proceso, tanto el médico como el teológico; ahora se hará el discernimiento sobre estos elementos claros, no hay sanación para este diagnóstico y la familia se encomendó únicamente al padre Moisés (…) Ahora toca a los cardenales que son los asesores más cercanos del Papa, quienes resolverán en última instancia; sólo esperamos a que tengan el discernimiento y nos digan la fecha, lo que podría ocurrir en fechas lejanas, quizás en tres o cuatro meses", finalizó.