Construida con dinero privado de un grupo de empresarios poblanos y de cooperaciones de los propios católicos de La Trinidad Tepango, fue entregada una capilla temporal mientras queda recuperada al 100 por ciento la antigua y enorme iglesia del siglo XVI dañada por el sismo del 19 de septiembre del 2017.
La capilla y el atrio, para darnos una idea, es el lote con construcción más grande en esta Junta Auxiliar del sur de Atlixco. Y tiene una razón y sentido: Tepango es uno de los asentamientos más antiguos de Atlixco, El segundo quizá detrás de La Magdalena Axocopan, y cuya existencia data desde ante de la llegada de los españoles.
La Trinidad es hoy fuego y viento. Fuego por el alto índice delictivo derivado de las múltiples pandillas juveniles cuyas cabecillas son ex migrantes regresados por la justicia norteamericana. Viento porque al mismo tiempo es la mayor congregación católica de las Juntas Auxiliares. Incluso en algunas, como San Pedro Benito Juárez coexisten hasta tres distintas religiones.
Desde la época de los españoles, la influencia de este pueblo “bravo, migrante, trabajador y católico” proviene desde el púlpito, dijo Armando, un joven amante de su tierra y estudiante de antropología.
LAS BANCAS
Los colores mostaza y guinda sobresalen en el atrio y la capilla. Después el verde del pasto selectivamente cortado y el negro intenso de las bancas y cuyo lustre las lleva al punto de parecer de obsidiana.
Los católicos tienen dividida su opinión sobre el futuro de la iglesia “mayor” devastada en un 60 por ciento por el temblor de hace casi dos años. “Unos resignados en perderla y sólo admirarla desde afuera por el peligro de no quedar bien y con la amplia capilla tienen suficiente; y otros creen en milagros y esperan una pronta reapertura o de plano pedirán convertirla en un museo”.
La recomendación de las autoridades civiles y eclesiásticas, destacaron, es mejor dejar de usarla de manera frecuente por el peligro representado. “Pero para nosotros no es posible por el cariño e historia que representa desde hace 150 años”, afirmó Simón Muñoz, Coordinador de los Trabajos de Reconstrucción.
Y para aminorar el “golpe” sentimental y religioso tras el sismo, las familias de este lugar cooperaron para levantar, en el enorme atrio, una especie de salón de usos múltiples desde donde celebran sus misas.