Una bala de nueve milímetros lleva dos gramos de pólvora en su interior y es mortal cuando impacta a una distancia de entre 20 y 30 metros, mientras que el mosquetón que ocupan los danzantes del carnaval de Huejotzingo usa entre cinco y 10 gramos de pólvora para cada detonación y, aunque no es una bala como tal, representa un alto riesgo de accidentes graves si no se manipula correctamente, expone Gustavo Ariza Salvatori, experto en Protección Civil y Gestión Integral de Riesgos.
En la víspera del único carnaval considerado como patrimonio cultural en el estado, que se desarrollará este fin de semana, expertos en protección civil y conocedores de esta tradición, que fue uno de los motivos por los que Huejotzingo obtuvo el reconocimiento como pueblo mágico, consideran que faltan diversos aspectos por regular para realizarlo de manera segura durante los cuatro días en que hasta 30 mil danzantes toman las calles para lucir sus majestuosos atuendos y lanzar los denominados “tiros”.
Señalan que el manejo de la pólvora es uno de los principales riesgos, aunque hay otros factores que han provocado las defunciones o lesiones de gravedad en los últimos años, como la ingesta excesiva de alcohol y la falta de control en el acceso para los turistas y personas que no radican en el municipio, pero que acuden a participar en las jornadas de carnaval.
- Te recomendamos: Carnaval de Huejotzingo 2024: cuándo es, cómo llegar y recomendaciones de seguridad
Los fallecidos en la última década
Cinco personas han muerto en el carnaval de Huejotzingo en los últimos 10 años, todas ellas danzantes, y tras haber recibido impactos de postas lanzadas con los mosquetones fuera del horario del desfile o en las denominadas “guerritas”, que ya están prohibidas y ocurrían cuando diversos grupos de participantes se enfrentaban haciendo detonaciones de pólvora en las calles.
No obstante, en ese mismo periodo se han reportado al menos 27 personas lesionadas, ocho de ellas de gravedad, de acuerdo con el registro hemerográfico de El Sol de Puebla, en el que se evidencia que entre los heridos no solo ha habido danzantes sino incluso policías municipales.
Las lesiones más graves han ido desde quemaduras, de segundo y tercer grado, hasta la amputación de dedos o la pérdida total de la extremidad, esto último ocurrió en la edición del año 2022, cuando un hombre perdió la mano debido a que la tenía colocada sobre el mosquetón cuando sucedió el estallido.
El carnaval del 2014 es el que ha registrado la mayoría de los decesos en la última década, ya que tres personas fallecieron tras ser heridas por postas lanzadas con los mosquetones; otra más murió en 2019 por el mismo motivo mientras participaba en una riña entre barrios y el último caso pasó apenas el año pasado, cuando un menor de 16 años de edad pereció tras ser lesionado al término de la jornada de carnaval, ya que un hombre en aparente estado de ebriedad lo hirió cuando accionó su rifle.
A causa de este último deceso el gobierno estatal planteó la posibilidad de prohibir el uso de pólvora o el desarrollo de la tradición, lo que finalmente no se concretó. La fiesta cultural se realizará con un protocolo de medidas de prevención diseñado por los tres órdenes de gobierno.
El mosquetón, principal factor de riesgo
“Quien usa un mosquetón debe saber que tiene en sus manos un arma y debe usarla con responsabilidad”, considera Miguel Xochipa Morante, quien es originario de Huejotzingo y se dedica desde hace 24 años a la fabricación de los mosquetones que usan cinco de los ocho grupos de participantes en el carnaval: Indios serranos, Zacapoaxtlas, Zapadores, Zuavos y Turcos.
Con el oficio de herrero que aprendió de uno de sus tíos y los conocimientos que adquirió trabajando con una persona dedicada al mantenimiento de armamento, Miguel expone que el mosquetón está diseñado especialmente para la tradición del carnaval porque cuenta con un mecanismo único de activación.
Explica que está elaborado por dos tubos de alta presión, uno de ellos es el “cañón” en donde se ingresa la pólvora y el otro sirve para resguardar la baqueta, que es una vara de metal delgada, pero ancha en uno de sus extremos y se utiliza para compactar la pólvora, ya que de lo contrario no sería posible lograr un estruendo fuerte.
Los tubos, añade, son de tres cuartos de pulgada o media pulgada, miden entre 75 y 80 centímetros, según la preferencia del cliente, y deben reunir ciertas características para que sean funcionales y seguros, ya que cuando no son de buena calidad no soportan el calor y terminan por explotar.
Gustavo Ariza, experto en gestión integral de riesgos, director de Protección Civil del ayuntamiento de Puebla de 2011 a 2021, explica que el mosquetón es un tubo montado en una cacha de madera y cuando estos no cumplen con cierta calidad en cuanto a calibre y espesor se revientan, aunque también puede haber tubos demasiado desgastados y por lo tanto la explosión no alcanza a salir y revienta la parte trasera, lo que también provoca accidentes.
Sugieren mantenimiento y mosquetones de calidad
Xochipa y Ariza coinciden en que los danzantes deben usar un mosquetón que reúna las características de calidad descritas y eso, en el caso de Huejotzingo, se logra acudiendo con las personas que son expertas en su fabricación, porque solo ellas realizan pruebas en los tubos y demás material.
“Nosotros tomamos un pedazo de la misma barra del tubo y la calentamos directo al fuego, hasta que se pone al rojo vivo y le empezamos a ejercer presión golpeándola, hasta que llega un punto en el que el tubo, si está bien hecho, se comprime, y si no, se empieza a abrir, cuando se abre no sirve porque es un tubo que puede explotar”, explica Miguel Xochipa.
Añade que el mosquetón tradicional tiene un solo tubo y es el que está permitido para el carnaval, aunque haya quienes busquen rifles con dos, tres y hasta cuatro tubos para tener que hacer menos cargas de pólvora y realizar detonaciones más seguidas.
“Aquí en Huejotzingo ya no se permite usar de más de un tubo, es el tradicional nada más precisamente para prevenir que puedan ocurrir accidentes, ya si otros municipios usan otros ya es responsabilidad de quien los permite”, indica, y acepta que no existe una regulación rigurosa en cuanto a la fabricación de las piezas.
Xochipa concluye que lo ideal es que al término de cada jornada de carnaval, los danzantes laven perfectamente los tubos del rifle con agua y jabón, los sequen y guarden en un lugar sin polvo, cubriendo las entradas del cañón y baqueta para garantizar un mayor tiempo de vida útil. No obstante, también es recomendable que los lleven a mantenimiento al menos una vez al año, antes de usarlo.
Gustavo Ariza precisa que este tipo de armas no debería de usarse más de tres años, que es el tiempo de vida útil en el que se consideran 100 por ciento seguras, siempre y cuando reciban mantenimiento y cuidado.
Un mosquetón tiene un costo de 6 mil 500 pesos, aunque dependiendo de los detalles que el artesano realice en la madera o la tubería, su costo puede incluso triplicarse. Cada arma pesa en promedio 10 kilos.
Mal manejo de la pólvora provoca accidentes
El mal manejo de la pólvora ha sido siempre la causa de las muertes y principales accidentes en el carnaval, señala Francisco Farfán Salas, cronista de Huejotzingo, quien considera que los danzantes son los principales responsables de usar correctamente la pólvora pero han aprendido a manipularla por herencia, sin una guía técnica.
Farfán, quien lleva 16 años participando en la tradición, comparte que ha observado cómo muchos danzantes no llevan bien guardada la pólvora, ya que suelen comprar los denominados “cartuchos”, que son dotaciones envueltas en papel de estraza y en esa misma envoltura los llevan el día del desfile.
“La mayoría compra la pólvora en el papel, pero lo ideal es ver que el papel no esté roto, que no se esté saliendo, también deben guardarla en un lugar seguro, porque a veces la llevan en botellas de plástico o en bolsas y la chispa de los tiros puede alcanzarla y provocar accidentes”, comenta.
El cronista indica que por las características de los atuendos, el traje de Zacapoaxtla pudiera ser el más seguro en cuestión de la portación de pólvora, porque los danzantes la llevan en una caja de madera en la espalda; por el contrario, quienes se visten de indios serranos, la guardan en una bolsa de cuero que cuelga enfrente y tiene ranuras porque está cocida con el mismo material, de tal forma que por ahí pueden escapar residuos.
Ariza Salvatori sostiene que un participante puede llevar de 200 a 300 gramos de pólvora y cuando la porta en una bolsa a la altura de la ingle, el principal riesgo es que al estallar afecte la arteria femoral, lo que provoca que la persona se desangre rápidamente.
Agrega que a la portación del material explosivo se suma el hecho de que pudieran combinarlo con postas, que son proyectiles esféricos, aunque esta misma función la pueden tener balines y piezas de metal que al ser disparadas con la pólvora estarían teniendo prácticamente la función de una bala.
Regular uso de pólvora, posible solución
El experto en protección civil considera que entre las alternativas para disminuir el riesgo de accidentes está la regulación de la pólvora, ya que la Secretaría de la Defensa Nacional (SEDENA) es la responsable de hacerlo conforme a la Ley de armas y explosivos de México.
Considera que lo ideal sería reducir la quema de pólvora, de los 300 a los 100 gramos por danzante y especificando que las cargas o tiros sean de máximo cuatro gramos, dejando lapsos de mayor tiempo entre cada uno para evitar que se pudiera dañar el mosquetón.
“Sus usos y costumbres muchas veces hacen que la autoridad no pueda intervenir, pero sí puede hacerlo y sobre todo cuando hablamos de la compra de la pólvora”, agrega.
El cronista Francisco Farfán expone que los danzantes están obligados a conocer determinadas medidas de prevención al momento de realizar tiros, principalmente apuntar hacia arriba, cuidar que no haya personas cerca y, sobre todo, que no haya riesgo de detonar las reservas de pólvora.
Ven necesario regular participación y al turismo
Al ser partícipes del carnaval de Huejotzingo desde hace más de una década, Miguel Xochipa y Francisco Farfán apuntan que las muertes y lesiones no siempre son provocadas por personas del municipio, ya que esta celebración es del gusto de gente de otros lugares que acude sin regulación alguna y puede provocar riñas o accidentes.
Xochipa pone como ejemplo el reciente caso del presidente municipal de Juan C. Bonilla, José Cinto Bernal, quien fue vetado para acudir a la edición que se realizará del 10 al 13 de febrero, debido a que durante las mascaritas realizó disturbios bajo los influjos del alcohol.
“Así como ese caso hay mucha gente que viene de otros lados y con cooperar para la música entra a alguno de los batallones y después ya tomados hacen desastres, entonces yo creo que los generales de los batallones y el propio ayuntamiento deberían empezar a controlar la participación, sí abrir el carnaval a más gente, pero con previo registro para que a quien no se comporte no se le vuelva a permitir”, sugiere.
Francisco agrega que también es necesaria la instalación de arcos de seguridad en los principales accesos para el control de los turistas, ya que hay grupos de personas que sólo acuden con la intención de generar disturbios y no hay quien los revise.
Respecto a la circulación de alcohol exponen que desde hace un par de años ya se prohibió en el primer cuadro del municipio; sin embargo, el consumo sigue existiendo en las convivencias que cada batallón realiza al término del desfile, de tal manera que en este caso queda a responsabilidad del general u organizador y de cada participante.
“Yo creo que a la mejor entre un 60 y 70 por ciento de los que participan llega a consumir alguna bebida con alcohol pero eso no quiere decir que se emborrachen, yo creo que quienes son más dados a abusar son quienes no son de aquí”, indica Farfán.
“Los que somos del municipio nos conocemos, vamos desfilando junto a nuestros vecinos y nos comportamos por eso, pero de repente ya hay batallones en donde ves a mucha gente que no conoces y ellos no se limitan o no miden si pudieran hacer daño a alguien, porque para ellos somos desconocidos”, agrega Miguel.
Cómo se cuidará del carnaval 2024
El carnaval de Huejotzingo será cuidado por 340 elementos de seguridad mediante un operativo coordinado por los tres órdenes de gobierno, en el que también se verán involucrados los servicios de emergencias y prehospitalarios.
Las autoridades acordaron restringir la venta de bebidas alcohólicas en el primer cuadro del municipio y aplicar sanciones de hasta 50 mil pesos a quienes incumplan con la normativa.
Asimismo, hicieron un exhorto para que los participantes regulen el uso de la pólvora y los más de 100 mil asistentes que se prevén en los cuatro días (del 10 al 13 de febrero) eviten incluirse entre los batallones.