En Puebla hay un municipio que sus pobladores califican como el pueblo de la eterna navidad, debido a su cielo nublado y a sus temperaturas frías, pero también a un oficio en particular: la creación de esferas. Son más de 400 familias las que se dedican a la elaboración de este indispensable adorno, toda en general la demarcación se ve beneficiada en esta época del año por los cientos de turistas y foráneos que acuden a comprarlas.
Para los productores de esferas, éstas son más que adornos, es el paso de una tradición de generación en generación, es cultura, ya que sólo conocen otro municipio en el país en donde el 80 por ciento de su población se dedica a esta actividad y es Tlalpujahua, en Michoacán. Las esferas son la fuente económica más importante de su vida y lo que mantiene en pie a Chignahuapan. Este municipio serrano, uno de los 12 pueblos mágicos que tiene el territorio poblano, es el que alberga la actividad.
Chignahuapan se puede encontrar en la parte norte de Puebla y está a una distancia de 98 kilómetros de la capital poblana. Cuenta con cafetales, lagunas, aguas termales, cascadas, ríos, iglesias, presas, museos y el gobierno federal lo calificó como una “belleza extraída de un libro de aventuras, pues todos los días un telón de bruma se abre lentamente con la luz del alba”.
Tradición de generación en generación
Para las personas que se dedican a hacer esferas, se trata de mucho más que hacer adornos navideños; algunos habitantes y artesanos creen que estos artefactos representan los dones que Dios ofreció a los hombres y otros que son lo que se espera para el cierre del año, como esperanza, prosperidad y alegría. Cada familia tiene sus creencias, pero un común denominador: tradiciones sólidas.
A través de las costumbres y tradiciones, los productores de esferas intentan que sus hijos den continuidad a los conocimientos que les heredaron sus padres, pero también buscan que ellos innoven y que la economía mejore.
José Martín Herrera Maldonado es un hombre que casi toda su vida se ha dedicado a la elaboración de esferas y comenzó en este oficio por la mala economía que tenía en el pasado. Empezó como trabajador, aprendió todo el proceso y luego puso un taller en su casa que terminó convirtiéndose en “Esferas Herrera”.
Todo el esfuerzo valió la pena, pues gracias a las esferas pudo darles educación a sus cuatro hijos, ampliar su hogar y darle empleo a más de sus familiares. Hoy en día, el 90 por ciento de sus trabajadores son familiares y el resto vecinos o gente cercana que necesita empleo.
La esfera no sólo es su trabajo, es amor y unidad, pues cada vez que se reúnen a hacer esferas hay convivencia, sugieren nuevos diseños y nuevas formas de comercialización. Actualmente tienen un establecimiento en el centro de Chignahuapan, pero toda la elaboración es en su hogar y el sueño de la familia es que el negocio siga creciendo.
Ana Karen Herrera Carmona es una de las hijas de Rigoberto, quien no sólo califica a sus familiares como productores, sino como artesanos de la esfera. Para ella, la esfera es su vida, pero también en últimos años es un método más para sobresalir, ya que quieren que sus esferas sean las favoritas de los compradores y ya no sólo hacen las típicas que van en el árbol navideño, sino que hacen estructuras para adornar la casa con luces incluidas, para colgar y varios elementos para que la decoración sea única.
“Nos gusta hacer feliz a la gente cuando vienen y ven todo lo que tenemos, sus colores, los modelos. La esfera nos ayudó a tener el alimento del día a día, tener educación; mis tres hermanos y yo tenemos carrera universitaria y eso es gracias al esfuerzo de mi papá y gracias a la esfera”, comentó.
Al preguntarle su primer acercamiento con la elaboración de las esferas, su respuesta fue que desde muy pequeña, pero sus padres le permitieron aprender hasta los siete años. “Me encanta decorar. No tengo una figura en específico, pero me gusta crear diseños porque mi papá me deja innovar y crear combinaciones nuevas para ser una competencia sana. El pueblo se sigue reconociendo nacionalmente por las esferas y sigue siendo el motor que le da vida”, agregó.
La familia Herrera cree que muchos vecinos de Chignahuapan empiezan a elaborar esferas para salir adelante, algunos continúan todo el año y otros sólo lo hacen por temporada, pero la importancia es que la tradición no acabe. Aunque Chignahuapan es el principal municipio productor nacional de esfera, creen que hay espacio para que todos puedan vender y haya piso parejo.
Lumbre, vidrio y brillantina para mejorar la calidad de vida
Hay muchas historias que contar, ya que si alguien pasa por un mal momento económico recurre a la elaboración de esferas para salir de ese hoyo económico. Algunos se enamoran de esta artesanía y se quedan para realizarla por mucho tiempo y otros sólo lo ocupan como salvavidas mientras su situación mejora.
Un ejemplo de ello es Andrea Cerón, quien es “globeadora” de esferas. Aprendió hace 15 años y su acercamiento a la actividad fue para darle una mejor calidad de vida a sus dos hijos. El oficio no fue nada fácil al principio, pues si no era cuidadosa se quemaba y tenía que soplar de manera uniforme para que el vidrio tomara la forma circular de esfera.
Lo que más le impresiona de su trabajo es cómo el vidrio se transforma con el contacto del fuego y parece magia que con un soplido, un tubo se convierta en esfera y en cuestión de segundos se enfríe para ver la forma cúbica que todos conocemos.
Lo mismo ocurre con Diego Sánchez, con 21 años de edad ya es un “prodigio” de los “globeadores”, debido a que hace figuras impensables en cuestión de segundos. La forma en la que maneja el fuego y las esferas es un deleite para la vista y uno de sus sueños es tener su taller propio. Comenzó hace 8 años para apoyar económicamente a su familia y aunque nunca pensó en dedicarse a esto, hoy en día es su sustento.
Las quemaduras y cortadas en sus manos son un recuerdo de todo el trabajo que le costó estar en donde está y hoy en día es impensable que tenga un accidente de este tipo, pues es muy cuidadoso, muy rápido y sus figuras son muy cotizadas. No cualquiera se anima a ser “globeador”, pues son horas de estar sentado y hay intensos dolores de espalda, pero el joven cree que todo valdrá la pena cuando pueda independizarse.
Un relato más es el de Fermín Hernández, quien decora esferas desde hace 40 años. Su trabajo es ponerles barniz y brillantina a las esferas, pero en palabras de él es “darle vida a la navidad”. Empezó en este mundo debido a que toda su familia se dedicaba al oficio y no quiso que se perdiera la “herencia artesana”.
Hubo temporadas malas, como los años de contingencia sanitaria a raíz del coronavirus, pero desde el año pasado ha incrementado la venta y, por lo tanto, le ha ido mejor. La esfera es un detonante para mejorar su calidad de vida. “Casi toda mi familia se dedica a esto y para nosotros sigue siendo muy importante, porque tenemos trabajo para todo el año y mientras uno tenga trabajo, todo fluye mejor”, compartió.
Creación de esferas como atractivo turístico
El proceso para crear esferas es tan mágico que se ha vuelto un atractivo turístico en Chignahuapan y los turistas pagan para ver la fabricación que consiste en el soplado del vidrio, cromado, decorado y la incrustación de sus colgantes. Antonia Bonilla es la encargada de la Fábrica Esferas Esnaviso y se siente orgullosa de saber que día con día las personas valoran más el trabajo del artesano.
Toña Bonilla es una de las fundadoras de esta fábrica. Llegó hace 42 años cuando estaban buscando personal para el nuevo emprendimiento y en ese tiempo sólo se dedicaba a crear pinturas, pero rápidamente se ganó la confianza de sus jefes y fue subiendo de puesto. “Éramos sólo seis personas y poco a poco vean en lo que se ha convertido. Sólo tenían una bodega mi jefe y su esposa, y hoy en día se reparte a todas partes del país por paquetería. Estamos en toda la república”, comentó orgullosa.
Un nuevo servicio en Esnaviso es el recorrido para ver la creación de las esferas y esto a Toña la hace sentirse muy orgullosa, ya que hace tiempo el trabajo del artesano no era reconocido. “Es un honor muy grande para mí ser parte de este progreso porque es una fuente de trabajo para muchas personas. Somos 60 trabajadores de planta, que estamos todo el año, pero en la temporada decembrina somos el triple y no sólo le damos trabajo a los locales, sino también foráneos que necesitan empleo. Se genera una cadena de bienestar”, indicó.
Las mujeres son las principales beneficiadas de la fábrica. Cuando Toña ingresó, sus jefes le permitieron que sus hijos acudieran con ella, lo que hizo que pudiera trabajar de forma tranquila sin preocuparse del bienestar de sus niños. Ahora ella replica esto y deja que las mujeres sean acompañadas de sus niños mientras decoran, pues todo en el lugar de trabajo está acomodado para que no ocurra un accidente. “Hay compañeras que gracias a este trabajo les dieron estudios a sus hijos y es bonito verlos desde bebés y ahora convertidos en unos adultos”, puntualizó.
Carmen Aguilar es una de las decoradoras que trabaja en este lugar y que las personas acuden para ver su trabajo, incluso le dejan propinas por la rapidez en la que hace figuras en el contorno de las esferas y porque puede recrear logos o poner caricaturas sólo con ver las imágenes originales. Desde hace 12 años hace que las esferas “luzcan bonitas” y ama ver cómo las personas se emocionan cuando ella ocupa el pincel.
Con las propinas que las personas dejan y al finalizar diciembre, todas las trabajadoras se organizan para irse de viaje con sus familias y eso representa un incentivo que tienen para seguir haciendo su trabajo con pasión y mucho amor. Ella, al igual que todas las historias que se han mencionado, hace este tipo de actividad para sacar adelante a sus hijos.
Rigoberto Herrera es el “globeador” del establecimiento y la gente hace inmensas filas para ver cómo sopla al vidrio y se crea la forma circular. Su lugar de trabajo tiene ventanales para que las personas puedan verlo sin ponerse en riesgo y él les enseña lo rápido que es en la creación de figuras.
“Llevo más de 15 años haciendo esferas y empecé porque no conseguía trabajo, aquí me dieron la oportunidad, aprendí y al principio fue muy complicado, pero día a día aprendí nuevas figuras, la forma correcta de hacerlo. Comencé con la básico y hoy puedo hacer manzanas, campanas, búhos y en las figuras más grandes ya me tardo casi tres minutos. Sólo se necesita paciencia y relajarse”, comentó.
Innovar en diseños únicos y exclusivos
Dentro de Chignahuapan también han comenzado los emprendimientos de artesanos que impulsan diseños únicos y exclusivos. Su objetivo es que sus esferas tengan un factor diferencial y que sus estándares de calidad sean más altos que el resto. Un negocio de este tipo es Esferas Campanita, una empresa artesanal, 100 por ciento mexicana, que se dedica a reinventar la producción del ámbito esferero.
Sus dueños y los trabajadores son originarios de Chignahuapan y de la mano de los maestros esfereros buscan destacar en la región. “Nos encargamos de mantener vivo el proceso artesanal de la esfera, cada una de las áreas muestra su fuerte para al final obtener un producto aceptado con los más altos lineamientos de calidad”, dijo Andrea Conde, una de las trabajadoras.
Andrea es una joven que se acercó a Esferas Campanita para tener un ingreso extra, ella les enseña a todos los visitantes el proceso para crear sus piezas. Apenas lleva un año en este lugar y en ese tiempo aprendió el oficio. “Me costó un poco de trabajo, pero ya puedo compartirles lo que hacemos, yo hago el plateo”, dio a conocer.
Andrea detalla a los visitantes paso por paso, desde la recepción de materia prima, el “globeo”, que es cuando el vidrio neutro es transformado en esferas redondas. En este punto puntualiza que se realiza con un soplete y una varilla de vidrio.
Luego sigue el plateo, que es su fuerte y consiste en inyectar una solución de nitrato de plata y un reactivo dulce, cuando la solución está dentro de la esfera se sumerge en agua con temperatura de 70 grados centígrados a 80 grados centígrados para una reacción instantánea, o de 40 grados a 50 grados para una reacción lenta. Cuando la reacción está hecha se escurre el exceso para reutilizar.
Los espectadores presentes quedan fascinados, pues es impresionante como el vidrio cambia de color en cuestión de segundos. El plateo hace que la pintura se vea diferente, con colores más intensos y que dure por más tiempo. Este proceso no lo hacen todos los artesanos y es algo que diferencia a Campanita.
Posteriormente va el pintado, esta fase se realiza sumergiendo la esfera en recipientes que contienen la pintura preparada a base de solventes, anilinas y laca. Sigue el decorado, en donde se hacen diversos diseños con pintura, pinceles, diamantina, pegamento, entre otros. Luego el corte, con una piedra de esmeril que retira el exceso de vidrio de la esfera en la parte de la varilla. Continúa el encapuchonado, cuando se elige el capuchón y horquilla adecuados, para concluir con el empaque.
El lema de Esferas Campanita es “soplando arte y tradición”, ya que las esferas no son un simple ornamento. Para sus propietarios es poner amor y empeño en cada pieza que entregan al mercado, un valor más allá de lo material. En este lugar, al igual que los antes mencionados, se busca que los trabajadores sean locales para beneficiar al municipio y su meta es que la tradición continúe y que todos en la demarcación tengan una mejor posición económica.