ATLIXCO, Pue. Al grado del ahogamiento económico llegaron dos de los balnearios más importantes de la región de Atlixco luego de un año y 11 días de permanecen cerrados por la pandemia de Covid-19, hasta esta semana, cuando el gobierno del estado autorizó su reapertura.
Algunos, quizá más pequeños y clavados dentro de la mancha urbana, cambiaron de giro por momentos y llevaron a clientes de manera clandestina para irla pasando en estos últimos tiempos.
Prácticamente todo el año, esta zona que incluye a los municipios de Atlixco y Huaquechula, es considerada una referencia por las diversas opciones para cientos de familias dentro del llamado turismo acuático. Especialmente de la época de Semana Santa hacia el resto del año, tres de cada diez visitantes buscan un centro recreativo con esas características.
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La familia Schiavión, oriunda de Atlixco, pero con raíces también en Huaquechula, es la dueña de Aqua Paraíso. No sólo son albercas, es un complejo para acampar y quedarse a dormir en cabañas con la pareja o con la familia. Desde hace un mes, citó uno de los involucrados en la administración del lugar, la cuerda para sostener el área estaba a punto de romperse. Los gastos sí llegan, los clientes no, admitieron previo a la Semana Santa, sin duda la época más esperada.
Lamentablemente no pudo abrir las puertas por segundo año consecutivo en ese lapso. La autorización desde este lunes por el gobierno estatal, con las restricciones marcadas, fue considerado como un verdadero tanque de oxígeno aventado a un moribundo sin respirar dentro del agua.
En Axocopan, de 40 empleados pasaron a 16 y de esta última cifra a sólo diez. Se trata de los trabajadores necesarios para preparar un cierre definitivo con cara de quiebra económica. Poco a poco el margen de sobrevivencia para la cooperativa y para decenas de pobladores de la Junta Auxiliar de La Magdalena Axocopan estaba al límite y sin señal de otro rumbo.
Ese balneario, considerado el más antiguo y tradicional de Atlixco surtido con aguas de los deshielos del Popocatépetl y de un manantial cada vez menos robusto, llevaba más de dos meses en terapia intensiva por Covid-19 tras cerrar los accesos.
No solamente hubo fuga de los más de 35 mil clientes anuales, y con ellos de pesos cada fin de semana, también dejaron de tener ingresos económicos cuatro de cada diez habitantes de esa comunidad rural dedicados, dentro y fuera del balneario, a vender memelas, tamales de cominos, refrescos, cervezas, panes colorados, ropa para nadar y hasta los tríos o conjuntos musicales se quedaron sin nada.
“Ya no veíamos el momento de regresar a trabajar. Pensábamos, como algo de temor, abriríamos las puertas entre junio y agosto próximo por la pronosticada tercera ola de contagios luego de Semana Santa. Sin embargo, existe chance. Y el pinche calor del demonio de estos meses nos ayudaría a salir de la terapia intensiva a donde de plano entramos en febrero pasado ”, citó uno de los integrantes del consejo de administración.
LOS OTROS GIROS
A un año de la pandemia de Covid-19, algunos negocios locales presentan contrastes económicos. Mientras unos siguen en la vorágine del túnel sin fondo, otros comienzan a recuperarse poco a pocos.
Zapatos, bolsos y hasta ropa de cuero dejaron de llegar frecuentemente al negocio de reparación de calzado del atlixquence, Jorge Grande, durante cinco o seis meses continuos debido al confinamiento por Covid-19.
“En los peores momentos de la pandemia del año pasado, y hablamos de mayo a septiembre, la cantidad de clientes bajó hasta un 60 por ciento. Sinceramente la pasamos mal económicamente ”, relató.
Reconoció con la reapertura paulatina en la ciudad de los comercios y con el presunto descenso de casos de la enfermedad la situación laboral y financiera comenzó a revertirse un poco.
Los ciber o cafés internet en la ciudad reportaron una disminución de hasta el 70 por ciento en clientes por la pandemia del coronavirus, aseguró Oliver Huerta, encargado de uno de estos negocios.
“Actualmente los trabajos escolares son enviados de manera virtual y en consecuencia imprimen máximo uno o dos hojas diarias”. Y por si fuera poco, descrito, el área de video juego está completamente abandonada ya que los niños no salen de casa. Huerta aceptó varios de estos sitios de plano cerraron o cambiaron de giro en un 90 por ciento para sobrevivir.