La diócesis de Papantla, con sede en Teziutlán, dio inicio a la reapertura de los templos para ceremonias religiosas, en los lugares donde las condiciones lo permitan, atendiendo las indicaciones por las autoridades federales y estatales, así como lo determinado por el obispo y los decanos correspondientes, todo ello con base en la comunicación con las autoridades locales para la mutua colaboración y responsabilidad ante la emergencia sanitaria provocada por el Covid-19.
Dicha reapertura, al menos en la parte que corresponde a Puebla, se llevó a cabo a partir del jueves 4 de junio, bajo las recomendaciones que han sido emitidas y los “lineamientos generales para la reapertura del culto religioso en tiempo de pandemia”, mismo que se encuentra avalado por la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), lo cual permitió la reanudación de las misas en los templos con la asistencia de fieles.
De esta forma, el obispo José Trinidad Zapata Ortiz, conjuntamente con la curia diocesana, determinó que, con respecto a las celebraciones eucarísticas, se debe establecer un equipo de laicos que permanezca en el atrio, en la puerta y al interior de la iglesia para ayudar y orientar a los feligreses en el cumplimiento de las medidas higiénicas de prevención para evitar contagios.
Mientras que, por parte de los fieles católicos asistentes, deberán hacer uso de gel antibacterial, ubicado en la entrada al templo, pasar por tapetes sanitizadores para suelas de zapatos o jergas empapadas de agua y cloro, evitando en todo momento la concurrencia de personas adultas mayores, enfermos crónicos, mujeres embarazadas, diabéticas, con hipertensión o enfermedades respiratorias.
Según dio a conocer, a través de un comunicado, estas celebraciones estarán comenzaron a realizarse, tan solo con una tercera parte de la capacidad de las iglesias, recomendando que en los lugares donde es posible realizar estas celebraciones en los atrios, es decir, al aire libre o lugares abiertos, se tome esta opción; así mismo, por parte de los sacerdotes, deberán realizar celebraciones cortas, con una breve homilía, evitando también la entrega de litúrgicos como la hoja dominical, omitiendo el saludo de la paz.
Para el caso de la comunión, el sacerdote deberá en un principio sanitizarse las manos, ponerse el cubre bocas y esterilizarse en caso de contacto físico con alguna persona, destacando que las personas que estén en estado de gracia para poder comulgar, que reciban la comunión en la mano, deberán inmediatamente consumir la hostia, antes de darse la vuelta, y que revisen que no hayan quedado partículas en sus manos.
Cabe destacar que, este mismo de acciones se están llevando a cabo en celebraciones como bautizo, confirmaciones, confesiones, unción y comunión de los enfermos, matrimonios, catequesis, reuniones pastorales y exequias; todo ello que será de gran utilidad para la preparación hacia la nueva normalidad, lo cual significa que el peligro no ha desaparecido y que, en esta nueva etapa, deben seguir teniendo los mismos cuidados higiénicos para no contagiarse o contagiar a los demás.