Desde hace más de dos décadas, campesinos dejaron de cultivar chile poblano, avena, trigo y haba entre otras semillas, debido al alto grado de contaminación que presenta el agua de la presa de Valsequillo.
Hoy en día, los agricultores únicamente pueden producir maíz, frijol y calabaza para consumo propio, además de alfalfa y sorgo que sirve de forraje para el ganado bovino y caprino.
Debido que el agua tratada que llega de la presa terminó con el resto de la agricultura, provocando la infertilidad de otros cultivos que requieren de mayor cuidado, principalmente agua de pozo para su riego.
"Hace varios años podíamos cultivar haba, trigo, así como chile poblano, pero debido a la contaminación del agua, la planta se termina secando, por eso se dejó de sembrar, porque era más gasto que ganancias", dijo Santiago Méndez, agricultor de la región de Tlacotepec de Benito Juárez.
Los agricultores aseguran que las malas condiciones que tiene el líquido, se debió al crecimiento de la capital poblana, también al sector industrial, que comenzaron a hacer descargas de aguas negras, provocando que el líquido esté más contaminado.
"Últimamente el agua tratada ha generado montañas de espuma, además de un olor insoportable, por ello algunos de los compañeros preferimos usar botas para evita hacer el menor contacto con el agua, ya que sí está muy contaminada", dijo Mario Hernández.
El lago artificial construido en el año 1941 y 1946 fue diseñado para la irrigación de los campos agrícolas de Atoyatempan, Tecamachalco, Tlacotepec de Benito Juárez, Tepanco de López, Tochtepec, Xochitlán Todos Santos, Yehualtepec entre otros municipios de la región.
Hoy en día, el caudal sigue cumpliendo con su misma función, sin embargo, con muchos contaminantes, por tal motivo los campesinos se han visto en la necesidad de utilizar botas de plástico para el riego de sus parcelas con el propósito de obtener cosechas a fin de año.
Y en estas fechas, los beneficiaros están en espera del segundo riego de la temporada, no sin antes cumplir con un pago correspondiente, cuya tarifa depende de la longitud de la parcela, además de faenas.