Cuenca del río Necaxa: entre el paraíso, la tala ilegal y el rezago

Los habitantes de esta zona se enfrentan al reto de aprovechar los recursos naturales, sin convertirse en depredadores

Heriberto Hernández | El Sol de Puebla

  · sábado 26 de noviembre de 2022

El área de la cuenca del Río Necaxa fue declarada zona protectora forestal vedada desde 1938. Foto: Heriberto Hernández | El Sol de Puebla

Vivir en el Área Natural Protegida de la Cuenca Hidrográfica del Río Necaxa, mientras que para algunos habitantes es estar en un paraíso, para otros es un problema, “el reto es aprender a habitarlo, aprovechándolo sin perjudicarlo”.

Se trata de una “Zona Protectora Forestal Vedada Cuenca Hidrográfica del Río Necaxa”, fue declarada de esta manera el 20 de octubre de 1938 por el presidente Lázaro Cárdenas, es decir, hace 84 años, con la intención de preservar el bosque y con ellos distintos recursos, como el agua, especialmente para garantizar la permanencia del líquido para la generación de electricidad.

En el mismo tema, el 9 de septiembre del 2002 fue decretada como área natural protegida de competencia federal, con la categoría de Área de Protección de Recursos Naturales.

En la actualidad contempla casi 42 mil hectáreas, mismas que están registradas en la Sierra Norte poblana y “el Eje Neovolcánico en los estados de Puebla e Hidalgo”, cabe destacar que dentro de la zona están 13 municipios, siendo Huauchinango el corazón del área y que mayor cantidad de superficie tiene en el área.

Entre tala y ecoturismo

A pesar de ser zona protegida, en La Malinche es notoria la tala de parte de diversos grupos. Foto: El Sol de Puebla

Son constantes las notas informativas en medios de comunicación y redes sociales sobre la existencia de la tala ilegal de los recursos forestales, especialmente en la zona alta de Huauchinango y en el territorio de Ahuazotepec, en donde se habla de que el bosque municipal se ha reducido a un 50 por ciento en los últimos 10 años.

Fuentes cercanas a las familias relacionadas con la tala de árboles, aseguran que no cuentan con otra forma de vida más que talar árboles y venderlos, “en bruto o acerrados de manera ‘artesanal’, en la clandestinidad del bosque”.

Los decretos de preservación impiden la generación de aprovechamientos forestales y la falta de vigilancia policiaca fomentan la tala inmoderada.

Por otro lado, hay grupos de personas organizadas que se han dedicado a la cría de trucha en granjas y al ecoturismo, tratando de aprovechar la conservación de áreas verdes para ofrecerlas al turista que está en busca de montaña para su asueto.

Se ven en las redes sociales anuncios de restaurantes o comedores en los que ofrecen guisos de la región y algunos platillos hechos con base en trucha que los mismos prestadores de servicios crían para la venta al mayoreo en sus centros turísticos.

Para algunos la conservación es un lastre por las restricciones. Foto: Heriberto Hernández | El Sol de Puebla


Protección y lastre

Algunos grupos han recibido apoyos del Programa de Conservación para el Desarrollo Sostenible (Procodes), que promueve que los habitantes de las Áreas Naturales Protegidas del país aprovechen los recursos naturales de forma sustentable y es operado por la Comisión Nacional de áreas que ocupa el tema (Conanp).

Pese a que la zona en cuestión está notablemente impactada por los miles de habitantes, en estimaciones hechas por los funcionarios de la Conanp, existe una “buena conservación”, en cambio vivir en un área, para algunos es estar en un lastre que “impide el progreso”.

Puente de Rieles es un río que cruza de Huauchinango a Xicotepec. Foto: Cortesía Ayto. Xicotepec

Foto: Heriberto Hernández | El Sol de Puebla