Entre la incertidumbre de la desgracia, la tardanza para la entrega del cuerpo y la solidaridad de cientos de amigos, fue sepultado este lunes Adán Donge Meneses, el despachador de una gasolinera asesinado el sábado por la bala perdida de un guardia de seguridad que jugaba con su arma.
Los restos fueron depositados en la zona poniente del panteón de la ciudad tras escuchar misa en una funeraria a las 11 de la mañana.
La esposa y las personas más cercanas a Adán, de 42 años de edad, lamentaron el retraso de las autoridades correspondientes, en este caso la Agencia del Ministerio Público, para el levantamiento del cadáver.
“Fueron casi cuatro horas las cuales Adán estuvo tirado en el suelo después de la desgracia. De las cinco de la tarde a las 9 de la noche”, sentenciaron. De hecho, agregaron, el cuerpo “estuvo en nuestras manos hasta los primeros minutos del domingo”.
Ya este lunes cientos de personas llegaron a la funeraria para ofrecer el último adiós a Adán a quien calificaron como una persona “buena y sin problemas con los demás”.
Finalmente, algunos de los familiares exigieron durante los funerales conocer la identidad del policía auxiliar responsables de los acontecimientos.
Cabe recordar, la Policía Municipal aseguró al guardia de la gasolinera que mató accidentalmente a despachador, según confirmó el ayuntamiento.
La tarde del 10 de agosto del 2019, añadió en un comunicado, la oficina de Seguridad Pública de Atlixco, recibió un reporte donde informaban de un hombre de 42 años que había sido lesionado por impacto de arma de fuego.