Dan último adiós a víctimas de polvorín en Chilchotla

Erika Sánchez

  · jueves 11 de mayo de 2017

Foto: Iván Venegas

Un último puño de tierra cayó en cada uno de los 14 ataúdesque fueron enterrados en San Isidro Chilchotla, un lugar que quedómarcado desde el pasado lunes 8 de mayo cuando un juegopirotécnico, que no explotó como se esperaba, terminó pordetonar mil 600 cohetones que almacenaban para la fiesta patronal yque acabó con la vida de once niños y tres adultos.

La tristeza era evidente, el desconcierto innegable, pero habíaun ánimo de despedir a sus deudos como merecen, como marcan lastradiciones del lugar.

Desde temprana hora, familiares y amigos custodiaban losprimeros seis cuerpos que yacían frente a la parroquia de SanPedro. Con cobijas y alrededor de fogatas improvisadas combatíanel crudo frío de la mañana.

Poco a poco la gente se fue sumando, traían flores y un sinceropésame a los familiares, quienes los recibían con pan ycafé.

Conforme se acercaba el mediodía, los cuerpos restantes fueronllevados, solo dos recibieron misa en la comunidad de San Antonio,de donde eran originarios. El resto permaneció allí con susrostros al descubierto y sus familiares viendo atónitos que esosojos cerrados no se abrirían nunca más.

En eso llegó el mariachi, que con la canción "Amor Eterno"detonó el llanto desbordado de madres y padres de familia queseguían sin creer lo que había ocurrido.

Se acercaba la hora de la misa programada a la una de la tarde,cuando los familiares decidieron tomar los ataúdes y llevarlos asus casas para dar una última despedida a lo que, hasta el pasadolunes, era su hogar.

Seis niños fueron llevados a la escuela primaria “BenitoJuárez”, donde el director y maestros rindieron un pequeñohomenaje con un minuto de aplausos y después les hicieron elúltimo pase de lista en la institución.

https://youtu.be/Hdwl7b6JFWQ

La banda de guerra de esa primaria no dejó de tocar la únicamelodía que se sabían, mientras el resto de sus compañerosobservaban silenciosos, tomados de la mano.

El momento de regresar a la parroquia llegó, ya era casi la unade la tarde, tres padres estaban listos para dar su mensaje deconsuelo, no sólo a familiares y amigos, sino a toda la comunidadque para esa hora ya se encontraba ahí.

"Dios creyó que eso era lo correcto, ahora ellos están conél", fueron parte de las palabras de aliento que los padresrepetían durante el sermón. Pidieron fe y resignación al pueblodolido.

Después de la ceremonia religiosa, toda la comunidad formó unaprocesión para llevar los cuerpos al panteón que fue inauguradopor ellos después de que el gobernador Antonio Gali Fayadgestionó el terreno para que pudieran enterrar a sus familiarescerca de su casa.

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El nuevo camposanto, ubicado en la parte más alta de lacomunidad, fue testigo del último puño de tierra que la comunidadpuso sobre los 14 cuerpos que dieron su último suspiro mientraspreparaban lo que debió ser un festejo más.


DOS FAMILIAS LAS MÁSGOLPEADAS POR LA TRAGEDIA


Las familias Serrano y Argüello fueron las más afectadas porla tragedia del lunes negro, pues por lo menos nueve de los 14fallecidos eran parte de sus integrantes. El nombre y edad de lasvíctimas se reveló en la misa, cuando el padre Mauricio pidióuna oración por ellos.

Se trató de los cuatro hermanos Ambrosio, Felipe, Rosario yBrayan Serrano Argüello, quienes tenían 14, 16, 18 y cinco añosde edad, respectivamente. Los hermanos Rodrigo y Diego SerranoMéndez, de 11 y ocho años. Julio Serrano Tentle de tres años yVictorino Serrano Ruiz de seis años.

A la lista de fallecidos se suma Pablo Luna de 28 años, JoséMiguel Luna Rosas de 15 años, Rubén Argüello Montiel de 9 años,Leobardo Tentle Luna de 11 años, Juan Carlos Rodríguez Melchor de11 años y Francisco Tentle de 56 años.


SE SALVA DEMILAGRO


No todas las historias terminaron en muerte, pues hubo casoscomo el de Daniel Rodríguez Luna y su familia, que milagrosamentese salvaron y solo llevan como recuerdo heridas curables en elcuerpo.

Todavía con el collarín y raspones en la espalda, Danielexplicó que fue una "bomba", como se le denomina a los juegospirotécnicos que explotan en el cielo y lanzan chispas de colores,la que no detonó a la altura que debía, lo que provocó que unachispa cayera en el cuarto donde almacenaban las mil 600 piezas defuegos artificiales que adquirieron para la fiesta patronal de SanIsidro, del próximo lunes 15 de mayo.

Al escuchar la explosión, Daniel no alcanzó a voltear para verlo que pasaba, cuando una lluvia de piedras lo impactó una y otravez. Pese a los golpes buscó a su esposa, quien respondiópositivamente y le hizo saber que sus tres hijas estaban vivas.Inmediatamente después de saber que ellas estaban a salvo, sedesvaneció.

"Yo no podía levantarme, pero saqué la fuerza necesaria parabuscar a mis hijas. En el momento que fui encontré mucha gentetirada allí pero no los podía ayudar, ya cuando alcanzo a miesposa le pregunto si está bien y me dice que mis hijas estánbien. En ese momento que me dice que están bien yo me desvanecí",relató.


EL VIOLINISTA QUE NO TOCÓLAS MAÑANITAS


Muchas historias hay detrás de las 14 personas que murieron elpasado lunes, pero destaca la de Felipe Serrano, quien a sus 16años era violinista de una banda de mariachis que apenas se estabaconformando y que haría su debut el próximo 15 de mayo en lafiesta patronal para cantar las mañanitas a San Isidro.

"Él es uno de los que estaba al frente de los violinistas.Ellos apenas estaban iniciando, su afán era que el día de lafiesta del 15 de mayo obsequiaran al santo patrón unas mañanitas,eso era porque ya iban dos o tres meses de entrenamiento", narrósu familiar Regio Juárez.

Durante la tragedia, Felipe perdió la vida junto con sus treshermanos: Ambrosio, Rosario y Brayan.


EL ADIÓS A LOSDANZANTES


Otro caso fue el de José Miguel y Pablo Luna, quienes eranmiembros de la "Danza de los Negritos”, un grupo regionaldedicado a realizar danzas típicas durante las fiestas patronalesdesde hace más de 70 años.

En su último adiós, Miguel y Pablo fueron despedidos por susexcompañeros, quienes pusieron color a la misa y no dejaron debailar con sus trajes llamativos, cascabeles en las piernas yespadas en la mano.

"De los que bailaban fallecieron dos y aquí es costumbre desdetiempo que cuando un compañero muere se va a dejar con danza,porque era del gusto de ellos", explicó Valentín Eleuterio Rosascomo integrante del grupo.


SUSPENDENCELEBRACIÓN


Eleuterio Rosas, también en calidad de juez de la comunidad deSan Isidro, Chilchotla, señaló que después de la tragediapiensan suspender los festejos de la forma como los teníanprevistos, por lo que solo se llevarán a cabo las misas oficialespara reconocer a su santo patrón.

"Se va a celebrar la fiesta pero ya no como antes. Había danza,cohetes, flor, música. Todo eso ya se suspendió. Lo único que nose suspendió es la flor para las misas", explicó.

De igual forma, familiares de las víctimas y miembros de lacomunidad coincidieron en que este año los festejos no se lleven acabo como se tenían programados en conmemoración de las personasque perdieron la vida.

No descartaron la posibilidad de que en años posteriores seretome el uso de pirotecnia, pero con la supervisión y apoyo deProtección Civil.