Chignahuapan, Pue. "Lo que más extrañan las Personas Privadas de su Libertad (PPL) del Centro de Reinserción Social en estas festividades navideñas es a sus hijos”, dijo en entrevista Nelly Mayo Vega, encargada del despacho de ese penal con sede en Chignahuapan, quien detalló cómo es la celebración de Navidad en esta población.
Mientras la entrevistada reseñaba las acciones que emprende en este centro penitenciario, sobre todo durante este periodo en el que culturalmente se enfatiza la unión familiar, también describió:
“Este es uno de los meses más complicados, creo, en cualquier penal; es el tiempo en el que existe un poco más de ansiedad y depresión. Se aíslan y por eso tenemos que estar muy atentos con cada una de las personas privadas de su libertad (PPL), porque obviamente extrañan a sus hijos, a sus esposas, a sus padres... están tristes, quizás con la esperanza de pasar la Navidad con su familia, esperando una resolución judicial o la libertad y siguen viendo que aún están aquí”.
Señaló que el tema principal son los hijos, lo que más afecta a esta población en estas fechas, al no poder compartir con ellos.
Aunque no todo es nostalgia, según sus propias palabras. Empresas, grupos afiliados a la Iglesia católica y particulares suelen donar regalos. Por ejemplo, el Mesón del Caminante, reconocido restaurante, suele llevarles comida junto con el párroco en un día especial.
Se realiza una posada y desde hace cinco años, fecha en la que Mayo Vega llegó a este centro penitenciario, se lleva a cabo una pastorela con las PPL y se inician gestiones para lograr lo necesario y recuperar el ánimo en estas fechas. También rompen piñatas, una oportunidad para liberar el estrés, aunque el menú no pudo ser especificado debido a que depende de quien hace la donación.
Sin embargo, gracias a sus gestiones, habrá ensalada de manzana roja, y por la donación de un particular, habrá buñuelos y ponche. También las PPL han hecho su propio esfuerzo a través de una iniciativa del subsecretario estatal de centros penitenciarios del Estado. Con la finalidad de generar ingresos, han participado en diversos concursos de artesanías entre los diferentes centros penitenciarios del Estado. De ahí surgió un enorme farol con su banca que fue exhibido recientemente en el Zócalo de esta ciudad y, a cambio de tomarse fotografías, generó algunos ingresos.
El trabajo incluye hilado, bejuco, velas, así como el pelado de cabezas para quienes venden barbacoa en el municipio y el trabajo con ocoxal. Aunque lo que más ha permeado entre esta población son las artesanías con madera; el 75 u 80 por ciento de las artesanías de madera que se venden en el municipio proceden de este centro penitenciario.
Una de las artesanías más demandadas es la fabricación de faroles y canoas con esferas, así como los faroles de la abundancia, pinos, entre otras. A pesar de no ganar en el concurso de arte penitenciario, fue una manifestación del talento que hay en las PPL, destacando trabajos impresionantes, según la entrevistada, como las imágenes de una mesa tallada en madera que la funcionaria mostró.
Ante la pregunta directa sobre cómo se contrarresta el dicho popular de que las cárceles son universidades del crimen, la fuente señaló que si las personas pudieran ver el talento y hubiera una mayor capacitación, se podría pulir el talento existente, lo que también beneficiaría su proceso de reinserción social una vez que cumplan su condena. Esto representa una dificultad para encontrar trabajo.