Fuertes críticas recibieron los voladores de Cuetzalan que a diario se presentan en la zona arqueológica de Yohualichan, donde con el fin de impresionar a los visitantes y turistas se lanzaron ocho de ellos desde las alturas, dejando de lado el verdadero sentido que tiene este ritual, pero al mismo tiempo generando incidentes que ponen en riesgo la vida de estas personas.
Al respecto, Joaquín Galicia, conocedor de este ritual, señalo que todo ello ha comenzado a distorsionarse, a raíz de la aparición de nuevos grupos de ejecutantes y quizás sus ganas de hacerlo más interesante o de mayor riesgo, todo ello que los ha llevado a cometer este tipo de acciones, aún y cuando ya de por sí, “el ritual es grandioso y no necesita que se expongan de esa manera”.
Cabe destacar, que de acuerdo a la tradición, en los extremos de la cruz se colocan cuerdas que sujetan a los danzantes voladores simbolizando los puntos cardinales, norte, sur, este y oeste, más el caporal que representa el centro, todo ello a más de 20 metros, en cuyo centro y en lo alto de la estructura, se sitúa el caporal, personaje que toca un tambor y una flauta, y coordina el ritual, sin embargo y en lo que se refiere a esta agrupación, son ocho voladores y un caporal, los que realizan estas acrobacias.
Por lo anterior fue este miércoles, en que estuvo a punto de generarse un accidente, al enredarse en las alturas los ocho integrantes de esta danza, los cuales se golpearon entre sí, mientras que algunos de ellos, chocaron contra el propio tronco y su escalinata, evidenciando la falta de coordinación que existe y desde luego la alteración, poniendo además en riesgo su integridad.
Y es que de acuerdo a lo dado a conocer, por quienes a diario concurren en esta zona, esta es una actividad que se lleva a cabo de manera cotidiana, sobre todo durante esta temporada, donde el número de visitante se ve en aumento.