El paro realizado recientemente por los productores de limón de Apatzingán, en Michoacán, en protesta por las extorsiones que sufren a manos de grupos delictivos, ha tenido un impacto significativo en los mercados locales. Este fenómeno ha provocado un aumento en el precio del limón, llegando a alcanzar hasta los 48 pesos por kilo. Comerciantes locales han señalado que este producto, junto con el que proviene de Veracruz, es el que se comercializa en la región.
La extorsión que se vive en esta parte del país afecta no solo a los productores, sino también a quienes se dedican al transporte del producto, así como a los intermediarios que lo venden al mayoreo y menudeo, y, finalmente, a los consumidores. La disminución en la oferta de limón ha llevado a un aumento en la demanda por parte de los comerciantes, lo que ha hecho que su precio se eleve considerablemente.
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Al ser entrevistadas, varias amas de casa mencionaron que desde la semana pasada comenzaron a notar un incremento significativo en el precio del limón cuando acudían a los mercados o supermercados. Al principio, desconocían la razón de este aumento, pero días después se enteraron de los problemas que enfrentan los productores en Michoacán.
"La semana pasada, el kilo de limón costaba entre 15 y 20 pesos, pero días después subió a 40 pesos, y en el supermercado incluso llegó a 48 pesos. En solo una semana, el precio aumentó de manera alarmante", relató Sara, una ama de casa que acude cada ocho días al mercado de La Purísima y ha sido testigo de este incremento.
Miguel Ángel Carrera, líder productor de la Confederación Nacional Campesina (CNC), lamentó la situación que se vive en Michoacán. Señaló que, aunque en Puebla existen algunas zonas productoras de limón, la producción es mínima en comparación con la de Michoacán y Veracruz, que son los principales proveedores para esta región.
Carrera explicó que cuando se presenta una situación como ésta, en la que la disponibilidad de un producto se ve reducida, entra en juego la ley de "oferta y demanda". Esto ha llevado a que los productores que aún tienen limón hayan incrementado sus precios hasta en un 40%. Sin embargo, aclaró que no se trata de un abuso, sino de aprovechar la coyuntura del mercado. Afortunadamente, mencionó que el problema está en vías de solución.
Finalmente, el líder productor expresó su preocupación por la situación de extorsión que viven sus compañeros y recomendó a las autoridades federales que atiendan este tipo de delitos con urgencia para evitar que se extiendan a otras zonas productoras. "Los delincuentes creen que los campesinos tienen una buena solvencia económica, pero la realidad es que invierten gran parte de su dinero en las siembras, y en ocasiones, incluso deben financiar la compra de la semilla", concluyó Carrera.
Esta problemática no solo afecta a la economía de los productores y comerciantes, sino que también repercute directamente en los hogares mexicanos. El limón, un ingrediente esencial en la gastronomía del país, ha visto su precio dispararse, obligando a muchas familias a reducir su consumo o buscar alternativas más económicas. La situación ha generado preocupación tanto entre los consumidores como entre los productores, quienes, además de lidiar con las extorsiones, deben enfrentar las fluctuaciones del mercado que ponen en riesgo su sustento.
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En resumen, la situación en Michoacán es un reflejo de los desafíos que enfrentan los productores agrícolas en diversas partes del país, donde la inseguridad y la delincuencia organizada afectan no solo la economía local, sino también la seguridad alimentaria de los mexicanos. Es imperativo que se tomen medidas para proteger a los productores y garantizar que puedan continuar su labor sin temor a ser víctimas de extorsión.