La espera resultó larga, pero al fin y al cabo reconfortante. A las 16 horas con 39 minutos de este lunes ya, oficialmente, regresó a donde partió algún día con la esperanza de volver: Atlixco.
“Uno piensa en otro final. Algo así como terminar el sueño americano y regresar a casa con el paso del tiempo. Y entonces ese viaje pase a formar parte de una historia buena. Pero a veces los planes cambian”, alcanzaron a decir los familiares de Willy.
90 días después de perder la vida en Brooklyn, Nueva York, a causa del Covid-19. Y más de 30 años de la partida de esta tierra, Arnulfo Huerta Trinidad regresó a Atlixco. En un avión y hecho cenizas.
Su madre pidió a los hermanos del migrante atlixquence realizar los trámites correspondientes ante el consulado mexicano para tenerlo de regreso. De acuerdo con cifras oficiales, Atlixco es el municipio poblano con el mayor número de migrantes muertos por coronavirus en los Estados Unidos. La mayoría de ellos ilegales y con residencia en Nueva York y New Jersey.
SU HISTORIA
Willy, como le decían sus amigos, tenía 55 años de edad y murió el 19 de abril pasado en el hospital Bellevue en Manhattan a causa del COVID-19. Vivía con familiares cercanos quienes describieron así a su tío desde el otro lado de la frontera:
“Nos dejas un vacío inmenso imposible de llenar. Te vamos extrañar demasiado. No hay palabras para describir el dolor. Eras una persona alegre y siempre ayudabas a todos. Reías sin importar la circunstancia”.
Arnulfo trabajó en dos oficios en Nueva York: en la construcción, pero el mayor tiempo como chef en distintos restaurantes. Tras el fallecimiento, el impacto resultó doble.
“Es algo aún inexplicable. No puedo creer sucediera rápido. Un día antes de la muerte hablamos y dijiste estabas bien y con ánimos para salir adelante. Y de repente por la tarde llegó la fatal noticia de las complicaciones. El corazón dejó de responder. No debes preocuparte por nada tío. Fuiste el mejor”.
En menos de cinco horas, la noticia apareció en Atlixco. Para esa fecha, fue el atlixquence número cuatro sin vida por la pandemia en la ciudad de los rascacielos.
“Comenzó a complicarse la situación en el hospital. Creemos ya estaba avanzada la enfermedad. Y no aguantó la batalla”, dijo aquí un hermano.
Por el momento no saben dónde quedarán las cenizas. Quizá en casa de su madre o en un mausoleo. La única certeza es una: descansará en paz en su tierra, Atlixco.