En un pequeño establecimiento, Agustina Álvarez tiene una tortillería en Coxcatlán, municipio perteneciente a la Sierra Negra de Puebla. Hoy el precio es de 23 pesos por kilogramo, cuando apenas en marzo lo ofrecía a 20 pesos.
A 175 kilómetros de la capital poblana, se encuentra el municipio de Coxcatlán, que es conocido como la “Cuna del Maíz”, pues en la localidad de San José Tilapa se encuentra la cueva donde en la década de 1960 el arqueólogo Richard Mc Neish descubrió los que podrían ser los primeros indicios de maíz domesticado en el mundo.
Las condiciones geográficas obligan a las personas a vivir del maíz; mientras que algunos lo cosechan para vender bultos de grano, otros lo compran y convierten en delgadas y finas tortillas hechas a mano.
Es así como hoy en varios puntos del municipio, es posible ver (en su mayoría) a mujeres vendiendo tortilla, donde el kilo ronda entre los 17 pesos y 23 pesos.
Para Agustina, propietaria de la “Tortillería del Niño Doctor” ubicada en la calle principal del municipio, el incremento le ha hecho considerar si sigue comercializando sus productos. “Tenemos aumentos en la tortilla y sobre todo en el precio del gas”, refiere la comerciante.
“Tuve que subir los precios, porque el kilogramo del maíz lo estamos comprando en 10 pesos, el gas también subió, si sigue así la situación no vamos a tener de otra”, comenta mientras trabaja la masa.
Señala que después del aumento tuvo una ligera disminución en sus ventas, pues ahora vende 20 kilos de tortilla al día, previamente se acercaba a los 30 kilos.
“Ser cuna del maíz no vale de mucho, aquí los precios siguen subiendo y nos tenemos que acoplar”, agrega.
Junto a su negocio está la “Tortillería Juquila”, donde el kilo de este alimento se vende en 17 pesos. Isauro, un hombre que labora ahí desde hace más de cinco años, comenta que en el último mes se “vieron obligado” a subirle tres pesos al kilo.
A 30 minutos de la cabecera municipal está el ejido de San José Tilapa. Eugenia trabaja la masa en un pequeño local, explica que la falta de fuentes de empleo en otras actividades la obligó a vender tortillas.
“En el pueblo hay poco trabajo, el dinero que gana el marido no alcanza. Si nos vamos a trabajar más lejos, gastamos en pasajes y comida, entonces es mejor abrir un pequeño negocio de lo que aquí se da, que es el maíz”, expresa.
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Por último, dice que en marzo tuvo que subirle un peso al kilo de tortilla, es decir que pasó de 18 pesos a 19 pesos.
Petra también prepara tortillas, pero para consumo familiar, ya que desde hace un año se dedica a desgranar mazorca y venderla en bultos de 50 kilos con un costo de 340 pesos.
Previamente sembraba caña de azúcar, no obstante, la falta de agua en la zona la hizo migrar a la siembra de maíz criollo, ya que este no requiere mucho líquido.
Por último, externa que fue hace ocho años cuando visitó la cueva del maíz, misma que describe como un cerro al que para llegar se tiene que recorrer un camino de terracería que a cada kilómetro se torna más estrecho y complicado.
“Dicen que vienen muchos turistas a visitar la cueva, la verdad es que la última vez que la vimos fue hace ocho años. Ahora sabemos que no tiene mucho que fue vandalizado y le pusieron una reja para proteger”, finaliza.
