Casas abandonadas y construidas con débiles estructuras, familias en hacinamiento y con drenaje en riesgo del colapso, es como quedó el fraccionamiento “Plácido Domingo”, edificado en apoyo a los damnificados que dejó la tormenta tropical Earl, a cuatro años de su arribo en Huauchinango.
Apenas unas horas después de la catástrofe ocurrida, ya durante el amanecer del 7 de agosto de 2016, aún no se determinaba la cantidad de personas fallecidas y desaparecidas; informes preliminares hablaban de más de 600 habitantes refugiados en los diferentes albergues de la cabecera municipal de Huauchinango tras la intensa lluvia nocturna que trajo la tormenta tropical Earl.
La noche del sábado 6 de agosto se acumuló una gran cantidad de agua por más de ocho horas sobre el municipio de Huauchinango, que ocasionó la caída de postes de luz, de algunos árboles y el cierre de calles y carreteras, además de que dejó sin energía eléctrica a varias zonas de la cabecera municipal, por lo que el Ejército Mexicano activó el Plan DNIII.
Al tener datos más precisos, poco después se supo que el desastre natural dejó 28 muertos, 4 desaparecidos, más de 2 mil personas albergadas, así como afectaciones en 600 casas y escuelas de la demarcación.
Las zonas más dañadas fueron la junta auxiliar de Xaltepec, Cuacuila, y algunas colonias populares de la mancha urbana, como El Ocotal, La Mesita, Manantiales, La Cumbre, Santa Catarina y el camino a Cuacuila, por citar algunas.
En la comunidad de Cuacuila se compraron nueve hectáreas para la construcción de 300 viviendas para igual número de familias, a dicha localidad se le denominó “Plácido Domingo”, debido a que el cantante español donó el ingreso de uno de sus conciertos para el beneficio de los afectados.
Actualmente esas casas financiadas con recursos federales, estatales y municipales, se encuentran en una difícil situación, pues parte del drenaje tiene un biodigestor de gran capacidad, pero que “colapsará en unos cinco años” por su capacidad que llegará al máximo, así lo consideró el director de Obras Públicas, Ignacio Rodríguez Arroyo.
Además de que el drenaje está trazado en un desnivel en contra, lo que hará que su fecha de caducidad llegue pronto.
Al final de la colonia está construida una fosa séptica, que incluso ya colapsó; ahora las autoridades municipales buscan que las aguas negras salgan hacia un predio más lejano para que los malos olores no se perciban en la zona habitada, sin embargo, antes tienen que conseguir el derecho de vía con los particulares.
Las familias viven hacinadas en casas diminutas, en donde hicieron dos recámaras, un baño, una sala-comedor, un lavadero; todo eso en viviendas de poco más de 46 metros cuadrados, según compartieron algunos de los damnificados.
Otras declaraciones refieren que existen decenas de casas abandonadas por los mismos damnificados que recibieron el inmueble, “pero en realidad no las usan, pues volvieron a sus casas, se las dieron por pagos políticos”, expresaron.
En los criterios que se utilizaron para la entrega de los inmuebles había varias condiciones, como ser “verdaderamente pobre, aunque exigían tener el título de propiedad de la casa, pero si lo presentabas corrías el riesgo de no ser beneficiado, pues decían que, al tener casa no eras pobre, y si rentabas entonces tampoco podrían darte casa, porque podías rentar en otro lado”, explicó el enredo, un afectado.