Tras haber comenzado a operar en Teziutlán y en otros puntos de la región, agrupaciones de agiotistas de origen colombiano, han comenzado a generar temor entre pequeños comerciantes, que, ante la mala situación económica, optaron por solicitar un préstamo, lo que al momento los mantiene bajo el fuerte temor de ser agredidos o incluso asesinados, ello de acuerdo con las amenazas que a diario son lanzadas por dichos cobradores.
Es el caso de una mujer comerciante y habitante de Teziutlán, quien ante dicho temor prefirió guardar su anonimato, admitiendo que ante la crisis por la que atraviesa, se vio en la necesidad de aceptar un préstamo que le fue otorgado por una persona que habita en la comunidad de la Sección 23, mismo a quien paga 500 pesos semanales, pero que ante un problema inesperado hubo un retraso en dicho pago, recibiendo a cambio una serie de ofensas y amenazas en contra de ella y sus familiares.
- Te recomendamos: Se lanza del piso 19 de una torre en Puebla y muere
De lo anterior, fue dicha mujer quien narró que, ante dicho préstamo obtenido, el hombre en cuestión, cuyo nombre omitió dar a conocer, acude diariamente hasta su domicilio para exigir el pago retrasado, para lo cual utiliza una serie de amenazas, una de ellas, es que “por eso amanecen las mujeres en el monte, porque deben y no pagan”, causando de esta forma la indignación de esta persona, por la forma en la que exigen dichos pagos.
En torno al testimonio de esta mujer dijo “la mera verdad, si me da miedo que les haga yo el reporte, porque son los colombianos que, la mera verdad les saque un préstamo”, indicando que al momento que acuden a su domicilio, se dirigen a ella con “pura mentada de madre”, lo que no es algo apropiado, puesto que el préstamo lo sacaron por necesidad y no por gusto.
De acuerdo a estas amenazas dijo también “ahorita ya me vino a amenazar, hace un rato en la mañana y ya me dijo que si usted no va a pagar le vamos a quitar sus cosas”, indicando que por tanto es mucho el temor, sobre todo porque en su vivienda, también habitan su hija y sus nietas, contra quienes dichos sujetos en cuestión, podrían tomar venganza.
Por dicha situación y ante el temor de una posible agresión en su contra o sus seres queridos, esta mujer comerciante, se ha visto en la necesidad de no poder salir de su hogar, impidiendo el desarrollo de trabajo cotidiano, asentando “yo no estoy diciendo que no voy a pagar, yo estoy pagando cada ocho días, pero no se tienen que poner así”.
Ante todo ello, pidió la ayuda por parte de alguna autoridad o asociación, que les brinde asesoría al respecto, evitando con ello más agresiones verbales o físicas que pudiera desencadenar este adeudo que mantiene contra dicha agrupación.