En Xoyatla es tan común la migración de hombres y mujeres hacia los Estados Unidos que han hecho de esta práctica casi una tradición que se ha ido pasando de padres a hijos.
La población perteneciente al municipio de Tepeojuma –en la región de Izúcar de Matamoros-, es una de las pocas que conservan su lengua materna, el náhuatl, y aunque se dedican a labores agrícolas y artesanales, las remesas son su principal fuente de ingresos.
En el año 2000, la comunidad comenzó a manejar moneda mexicana y dólares, si compraban algún producto o artículo, valoraban el peso con la moneda americana y de esta manera regresaban el cambio en moneda nacional; actualmente se sigue conservando esta práctica, aunque ya muy pocas veces se hace este intercambio.
La costumbre narra que los hombres a una corta edad tienen que emigrar al país vecino, donde los esperan algunos familiares; tiene que seguir mandando remesas y algunos recursos extras para construir sus viviendas. Una vez que cumplen cierta edad, regresan, ya sea para casarse con gente de la misma comunidad o cumplir con lo que indiquen las tradiciones y costumbres religiosas.
Xoyatla, el municipio de Puebla donde la migración es una tradición
Reina Nolasco, una profesora rural que radica aún en la comunidad, narró para El Sol de Puebla que en los años 80 su padre emigró a los Estados Unidos para enviar remesas a la familia y actualmente, sus padres se benefician de las remesas que sus hermanos envían, luego de que ellos también se fueron a la Unión Americana.
“Mi papá emigró en 1980, desde aquel entonces se comprometió con su familia para darnos lo mejor. Desde aquel entonces entendimos que dar todo por los hijos es el mayor orgullo”, señaló.
La profesora comentó que en su familia son nueve hermanos, de ellos cuatro hombres emigraron y solventaron los gastos de las hermanas, como la carrera universitaria de cada una. Posteriormente, su papá regresó a México en el 2006, desde aquel entonces vela por la familia y los hermanos han mantenido un lazo de amistad.
Para Reina Nolasco, los pagos que envían sus familiares a sus padres, no son elevados, pues oscilan entre los 200 y 300 dólares cada mes, y si existe una festividad religiosa antes o algo especial, se hace otro envío extra.
“Desde que nacimos, bien recuerdo que así se trabaja en nuestro pueblo, es duro porque no vemos a nuestros hermanos, tíos y papás, quizá en 20 o hasta 30 años, pero así consiste la tradición, y debemos de respetarla”, confirma.
¿A qué se dedican los pobladores de Xoyatla?
La comunidad se encuentra ubicada al Noroeste del municipio, a unos 15 minutos de la cabecera municipal, donde habitan alrededor de 2 mil habitantes, en su mayoría adultos, que solo viven de las remesas y de otras actividades del pueblo.
Un 40 por ciento de los habitantes, trabaja la destilación del mezcal, aunque su comercialización es muy lenta, el otro resto de la población se dedica a la elaboración de artículos derivados de la palma, tal es el caso de Hipólita y su hija Adela quienes todas las mañanas caminan por varias horas el cerro que les quede más cerca, para poder conseguir la palma, así como el otate.
Adela mencionó que en tan solo un día elaboran cerca de cuatro tenates o un petate nada más, y llegan a realizar dos chiquigüites al día, estos artículos se venden en diferentes plazas de los municipios cercanos a Xoyatla, pero lamentan que los costos sean muy bajos pues oscila entre 20 a 25 pesos por pieza, por lo que en la mayoría de su comercialización son por trueques, y se mantiene de las remesas.